La rareza ha gobernado el entorno de la UD Las Palmas las dos últimas semanas, pero todo se aparta cuando el balón empieza a rodar. Hoy, por fin, vuelve a competir (19.00 horas, LaLiga 123 TV). Todo ha sido tan raro que hace 14 días inició la preparación de un partido que ni siquiera sabía si iba a jugar. Al final, viajó para dar media vuelta nada más aterrizar.

A lo absurdo le siguió una concentración de tres días en el Parador de El Saler -Valencia-, el recibimiento a Aythami Artiles en pleno hotel de concentración tras la confirmación de su segundo regreso al equipo de su tierra e incluso la pernoctación donde hace siete días debía haber estado, en Reus. Y ahora, de repente, acaba la extrañeza desde el mismo momento en que dé comienzo el Nàstic de Tarragona-UD Las Palmas en el Nou Estadi.

Los de Paco Herrera tienen hoy -y siempre- un examen que no pueden suspender. No se contempla no ganar al colista de la Segunda División. Los futbolistas que dan nombre a ese equipo "reconocible" que por fin parece haber encontrado el técnico dictaminarán a partir de las 19.00 horas y durante algo más de 90 minutos si la victoria contundente frente al Osasuna (4-1) fue algo casual o un simple espejismo.

Una victoria fuera de casa

Porque la UD mide hoy también su capacidad para desenvolverse fuera de casa igual que lo hace en el Estadio de Gran Canaria. De momento, en 21 partidos, ha demostrado que lejos de la Isla es mucho peor. De hecho, para encontrar la última victoria en la Península hay que remontarse hasta septiembre -en Almendralejo, frente al Extremadura-. No es algo ajeno a los jugadores y a Herrera, que son conscientes de que las posibilidades de luchar por el ascenso pasar por que el equipo empiece a sumar de tres en territorio foráneo.

Y qué mejor rival para cambiar la dinámica y continuar la tendencia positiva que el último de la clasificación, que en un intento por salir del pozo ha realizado hasta cinco fichajes en el mercado de invierno. Debe dar igual: con todo, la UD Las Palmas tiene mejor portero y mejores defensas, centrocampistas y delanteros. En definitiva, tiene mucho más nivel. Ahora sólo falta que los protagonistas lo plasmen en el campo.

Herrera dará continuidad al bloque de la reacción. En la previa reveló que sólo hará un cambio, el obligado por la sanción de Ruiz de Galarreta por acumulación de amonestaciones. Su sustituto natural es Maikel Mesa, que tiene ante sí una oportunidad de oro para reivindicarse ante el preparador, al que no termina de entrar por los ojos, y ante la grada, que le recibirá de uñas por su salida del club catalán el verano pasado.

La confirmación de una sola modificación en el once deja otra conclusión: Araujo volverá a ser suplente salvo que, cosa extraña, sea él que supla al centrocampista vasco, algo más que improbable. Eso significa, a su vez, que Rubén Castro, a cuyos goles espera Herrera con ansia, volverá a formar en la punta del ataque.

Atrás no habrá novedades ni en los cromos ni en la idea. La solidez es el nuevo lema de la UD. Es la vuelta al jimenismo. Todo parte de la portería cero. Pero hoy, ante el colista, le toca llevar la iniciativa.