No es la primera vez en la temporada que la UD Las Palmas asume su siguiente partido como una final para no desterrar definitivamente cualquier posibilidad de alcanzar la promoción de ascenso, sin embargo, la visita a Granada es diferente. Entre otras cosas porque ahora sí que sí, tras la primera derrota en casa que fulminó de cuajo el efecto Mel, y pese a que en las cuentas de la lechera del vestuario quepan todavía cuatro tropiezos más, la cita de esta noche (19.00 horas, LaLiga 1|2|3 TV/TVC) en el Nuevo Los Cármenes se antoja definitiva para el devenir amarillo.

Pero hay otro factor que hace que el choque en la casa del segundo clasificado sea especialmente particular: el ataque directo del presidente Miguel Ángel Ramírez a la plantilla -o a una parte, según se interprete- a tan sólo tres días del encuentro. Su enésimo toque de atención, esta vez, no fue a la cara, en la caseta, sino a través de una entrevista a nivel nacional.

"Posiblemente nos equivocamos al confeccionar una plantilla de personas que vienen de Primera División, de personas que ganan mucho dinero, de personas que no tienen hambre (...) Posiblemente esa falta de hambre se nota en el terreno de juego y los que cobran mucho al final tienen unas carencias que no tienen los que están deseando llegar a la Primera División".

Para el jefe de la nave, por tanto, entre los motivos para explicar el fracaso de la UD transcurridas 30 jornadas cabe una falta de actitud grave de los jugadores -o de algunos, según se interprete-. No parece, en cualquier caso, el mejor contexto posible para enfrentarse a uno de los candidatos al ascenso directo, pero es en ese panorama en el que los futbolistas deben convencer al que les paga de que sí tienen ambición.

Se busca solidez

Pepe Mel, por su parte, no se encuentra en una tesitura tan sonrojante, pero tiene ante sí un problema que, aunque no lo ha provocado, le pondrá a examen. Las cinco bajas con las que cuenta el madrileño -Lemos y Fidel, sancionados; Araujo y Blum, lesionados; y Rafa Mir, concentrado con la selección española sub 21- le obligan a inventar algo nuevo, lo que hace que el once que salte al Nuevo Los Cármenes sea uno de los más difíciles de descifrar en todo el curso.

Por lo pronto ya anunció que la ausencia de desborde por las bandas le hará confeccionar un equipo más compacto, lo que induce a pensar que podría incluir a Peñalba y a Maikel en el centro del campo, o que incluso que pudiera salir con tres centrales y dos carrileros. Lo que sí parece una certeza es que desterrará el sistema que ha utilizado frente al Deportivo y el Mallorca, el 4-4-2.

´Se como fuere, Mel tendrá que hacer cambios y en él está modificarlo todo o simplemente hacer unos retoques. Una de las alineaciones más viables es una en la que formarían Raúl Fernández en la portería; Curbelo, Cala -que volvería después de dos partidos sin entrar en la convocatoria, uno por sanción y el otro por decisión técnica-, Aythami y De la Bella en la defensa; Peñalba y Timor en el doble pivote; Ruiz de Galarreta y Momo en las alas; y Rubén Castro en la delantera.

Los filiales, descartados

Esa apuesta supondría que en el banquillo quedarían dos centrales -David García y Deivid Rodríguez-, un lateral izquierdo -Dani Castellano-, un mediocentro -Javi Castellano- y Srnic y Pekhart como hombres más ofensivos. El técnico tenía ante sí la opción de citar a Cristian Cedrés y a Toni Segura, ambos del filial y que entrenaron con el primer equipo durante toda la semana, pero al final priorizó la gestión.

Enfrente estará un coco como el Granada de Diego Martínez, que también tiene cinco bajas, pero las sufre menos. La UD, ya de manera definitiva, tiene ante sí una finalísima para estirar una semana más su agonía. Sólo vale ganar. Porque nadie aceptaría ya el discurso de que todavía cabrían tres tropiezos más de aquí al final.