Dos derbis, dos escándalos. De incendio en incendio. La honradez de José Luis Oltra enciende y retoma el debate del trabajo arbitral. "Hemos tenido más suerte que ellos", resaltó el técnico blanquiazul. Sin saber muy por qué, Las Palmas late en este curso abonada eternamente a la polémica. La UD ha sido castigada de forma sangrante por el estamento judicial en los dos últimos clásicos del fútbol canario -tablas en el Gran Canaria el pasado diciembre (1-1) y la última derrota en el Heliodoro (2-1)-. El colegiado catalán Rubén Ávalos Barrera no expulsó a Dos Santos, al inicio de la segunda parte y con el 0-0 en el marcador, tras propinar el argentino una patada salvaje a Sergio Araujo. El zaguero tinerfeño ya tenía una cartulina amarilla.

Oltra, precavido y consciente de lo que se venía, retiró de forma urgente al exjugador del CD Leganés para dar entrada a Carlos Ruiz. El estratega blanquiazul reconocía el efecto demoledor del empujón arbitral. Una ayuda divina: "En los dos enfrentamientos hemos tenido más suerte (...) El penalti allí me pareció clarísimo y luego no era".

Y es que el UD-Tenerife del 16 de diciembre, Sagués Oscoz pitó penalti tras un envió de Malbasic que estrelló en la cabeza de UDDavid García. Suso ejecutó el lanzamiento y batió a Raúl Fernández. Y es que el Tenerife jugó trece minutos, en la primera vuelta, y 35' en el Heliodoro. 48 minutos de ventaja y en superioridad numérica. Mel estuvo elegante y preciso en sala de prensa. "Prefiero no hablar, si lo hago acabo en comisaría". No todo es culpa del juez de negro, ahí están los fotogramas de los dos tantos del Tenerife en el Heliodoro, que llegaron tras dos fallos garrafales defensivos -de David García y Javi, que no taponan el remate de Ruiz y de Curbelo, en el 2-1, al no acudir a la presión del defensa blanquiazul-. Pero competir en inferioridad numérica tiene su precio. A la UD le faltan cinco puntos en dos clásicos, de mucha intensidad y poco arte, marcados por el arbitraje. En los dos, el perjudicado fue el de amarillo.