Lo que la UD Las Palmas y el Córdoba ofrecieron en el Estadio de Gran Canaria fue un partido pobre, con poco fútbol, pero fue suficiente para los amarillos. El cuadro de Pepe Mel ganó (1-0) gracias a un gol de Danny Blum, que aprovechó un balón suelto dentro del área en el minuto 19 para marcar el único gol del encuentro. Para los califas, en cambio, supuso la sentencia definitiva, la condena del descenso a Segunda B donde hace sólo cinco años festejó el ascenso a la Primera, aquel infausto 22 de junio de 2014.

Por eso la cita entre canarios y andaluces tenía un punto de revancha en juego, aunque de aquella plantilla ya casi no queda nadie. Más allá de eso, la victoria de la UD por la mínima deja la conclusión de que hay portero en Josep Martínez, que fue el mejor de lo suyos. Sólo salvó un gol cantado con una parada genial en el segundo periodo a tiro de Carbonell, pero demostró casi todas las virtudes que debe tener un guardameta. Juanto a él, Cedrés y Fortes, que debutó como titular por la baja de última hora de Lemos -gastroenteritis aguda-, fueron los otros representantes de la cantera en una cita que no dio más de sí.

No empezó bien la UD. Entró al terreno de juego muy fría, sin ritmo, apática, como si estuviera predestinada a ganar porque sí, sin correr, sin enseñar los dientes. Por un momento, se pareció al equipo que jugó de manera desastrosa la primera parte del partido frente al Elche, cuando tenía que ganar para mantener vivas las opciones de alcanzar los puestos de promoción de ascenso. Entonces, lejos de siquiera aparentar tener un mínimo de ambición, pareció que jugaba un partido entre amigos.

El Córdoba aprovechó el pasotismo amarillo para irse arriba. Sólo habían pasado un minuto y 13 segundos de juego cuando el cuadro andaluz ya había estrellado un balón en el poste. Fue tras una buena jugada en la que la UD tiró mal el fuera de juego y el canterano Andrés Martín, el mejor de los suyos, entró como si nada en el área y disparó al palo izquierdo de Josep. Los presagios no eran nada buenos: gradas casi vacías, amenaza de lluvia y dominio visitante.

Pero Las Palmas acabó por entrar al partido y, además, lo hizo sin avisar. Fue como una aparición repentina. Porque cuando se hizo notar por primera vez en forma de ocasión de gol no fue por una jugada elaborada, previsible, sino por un rechace. A los 13 minutos, Curbelo colgó al área un balón que intentó despejar un defensor andaluz, con tan mala suerte que lo que hizo fue brindarle la pelota a Sergio Araujo. Pero el argentino está gafado.

Sólo, delante de Lavín, falló un gol clarísimo. Su ejecución fue tan simple que dirigió el esférico a las piernas del portero. Por si fuera poco, la serie de rechaces que se sucedieron luego no le favorecieron. Tampoco supo definir en el 43, cuando volvió a quedarse frente al guardameta después de realizar un gran control a la salida de una falta de Blum. Tras hacer lo más difícil, remató otra vez a las piernas del cancerbero, que esta vez tuvo más mérito. Sin embargo, lo que evidenciaron esas dos jugadas es que el '10' ha perdido por completo su facilidad para ver portería. Hay dos datos irrefutables: sólo suma tres tantos en Liga y no marca desde el 16 de diciembre.

Seis minutos después del primer fallo del Chino llegó el primer gol de la UD, balón parado. Danny Blum, de lo mejor ayer, recogió un balón suelto en el área pequeña tras un córner muy bien lanzado por Cedrés para colocar el balón en la red. El estreno goleador del alemán no evidenció otra cosa que la fragilidad defensiva del Córdoba, esa que le ha lastrado durante todo el curso -70 goles encajados antes del partido frente a la UD- y que también demostró tener en el Gran Canaria.

Así, el propio Blum ganó un duelo por alto y la consecuencia de un simple toque de balón con la cabeza fue que Rubén Castro se quedó solo, con el balón botando, como le gusta a cualquier delantero. Pero la mala suerte se cebó con el isletero: su vaselina con el exterior del pie derecho se estrelló en el poste (minuto 25). De ahí al final de la primera parte se vio muy poco más. El Córdoba tiró de amor propio para buscar el empate, pero no dio ninguna sensación de peligro más que la que provocó un remate de Piovaccari a la salida de un córner (41'). Hubo tiempo, incluso, para un último regalo de los califas. Loureiro y Chus Herrero se hicieron un lío atrás y regalaron el balón a Rubén, que, sin estar convencido, prefirió pasar a tirar. La conclusión, lógica: oportunidad perdida.

Tras el paso por los vestuarios, lo que dejó el primer cuarto de hora del segundo periodo fue la demostración de que Josep Martínez es un porterazo. Primero salvó lo que era un gol cantado de Carbonell (55'), que recibió dentro del área un pase de Andrés Martín, que había hecho una jugada genial por la derecha, y con toda la portería para sí se encaminaba a empatar el partido. Sin embargo, el valenciano sacó la pierna izquierda de manera prodigiosa para evitar el tanto. Luego, leyó antes una jugada para anticiparse y atrapar la pelota antes de que llegara a Piovaccari, ue ya se relamía. Le queda mucho por mejorar, como en las salidas, porque estuvo a punto de quedar en ridículo en una de ellas, pero en Josep hay un portero de futuro.

La UD, por su parte, buscaba crear peligro por las bandas. Fortes y De la Bella desplegaron mucha energía por las alas y pusieron varios centros que nunca encontraron un destinatario que los introdujera en la portería, pero la sensación era de que el gol podía llegar en cualquier momento, sobre todo, porque la defensa del Córdoba no transmitía ninguna seguridad. A 15 minutos para el final, Mel introdujo a Maikel Mesa por Rubén Castro, que se fue sin cara de cabreo, y a Rafa Mir por Araujo, en busca de un mayor poderío en el remate. Tampoco mejoró.

De ahí al final, no hubo fútbol ni ocasiones. Sólo quedó la sensación de que hay cantera de la que tirar. Y la certeza de que, con su triunfo, la UD abandona los fantasmas del descenso.

Ficha técnica.-

UD Las Palmas (1): Josep; Jesús Fortes, Curbelo, David García, De la Bella; Cedrés, Ruiz de Galarreta, Javi Castellano, Blum (Fidel, 83'); Araujo (Rafa Mir, 73') y Rubén Castro (Maikel Mesa, 67').

Córdoba CF (0): Lavín; Fernández, Chus Herrero, Luis Muñoz, Loureiro; Vallejo De las Cuevas; Alfaro (Quim Araujo, 83'), Andrés Martín, Carbonell (Javi Lara, 73'); y Piovaccari (Chuma, 79').

Gol: 1-0.- (19'): Blum.

Árbitro: Moreno Aragón (C. Madrileño). Amonestó a los locales De la Bella (5'), Javi Catellano (70') y Ruiz de Galarreta (91') y al visitante Piovaccari (37')

Incidencias: partido correspondiente a la trigesimoctava jornada de LaLiga 1|2|3, disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 8.681 espectadores.