El fútbol es caprichoso. Más allá de un t´, la historia de este deporte está llena de casos. Uno de ellos lo protagoniza el Córdoba CF, rival de la UD esta tarde (19.00 horas, LaLiga 1|2|3 TV/TVC), que puede vivir esta noche algo radicalmente distinto a lo que sintió hace casi cinco años, cuando ascendió a Primera División en el Estadio de Gran Canaria, a costa de Las Palmas. Hoy, en ese mismo recinto, pero en otro contexto, puede sellar su descenso a Segunda B.
Para que eso se produzca la ecuación es sencilla: el cuadro andaluz bajará de categoría si pierde en Siete Palmas y el Rayo Majadahonda gana al Albacete (15.00 horas). Entonces, la UD habrá culminado una venganza que no late en el vestuario actual, pues de aquélla plantilla sólo quedan seis jugadores -David García, Momo, los hermanos Castellano, Deivid y Aythami-, sino entre sus aficionados.
Porque por mucho que los culpables principales del varapalo que supuso el gol del mexicano Uli Dávila en el último segundo del partido de aquel fatídico 22 de junio de 2014 fueran algunos seguidores amarillos, que contribuyeron con su bajada al césped al desconcierto de los jugadores, la calle quiere venganza.
Tres meses sin cobrar
Hace cinco años, la UD era un drama y el Córdoba celebraba el ascenso; hoy, Las Palmas puede aclarar todavía más su permanencia en la categoría y el club califa firmar su descenso a las catacumbas. Por si fuera poco, la entidad no vive su mejor momento económico, sino todo lo contrario. El viernes, los jugadores emitieron un comunicado a través de su sindicato, la Asociación de Futbolistas Profesionales, en el que denunciaban que llevaban -al igual que el filial y el equipo femenino- tres meses sin cobrar sus mensualidades.
En un lustro, por tanto, el Córdoba ha dado un giro al infierno. De ser el verdugo de la UD en 2014, hoy puede convertirse en su víctima. Sólo duró una temporada en Primera y pasó a la historia por ser el equipo con menos puntuación de la historia en la máxima categoría (20). Ese mismo curso, uno después de la hecatombe, Las Palmas subió.
Por eso, hasta la presente campaña no habían vuelto a cruzarse. En la primera vuelta, los andaluces golearon a los amarillos (4-1), entonces dirigidos por Paco Herrera, y ahora visitan por primera vez el Gran Canaria desde que festejaran en las narices de la UD el éxito del que le acababa de privar.
Y como el fútbol es caprichoso, un hombre que se marchó al Córdoba tras el cordobazo, Deivid Rodríguez, ahora vuelve a vestir de amarillo, pero no jugará -partirá desde el banquillo-. El otro que militó en el club califa, Aythami Artiles, ni siquiera estará en la convocatoria, por lesión. Uli Dávila, al que el Tenerife fichó en la 2014/15 -sólo participó en 10 partidos-, está en el fútbol indio. De él al hundimiento.
