Honró la UD Las Palmas su nombre cuando realizó el pasillo al Osasuna en reconocimiento a su ascenso a la Primera División, sin embargo, lo pisoteó muy poco después, desde Domínguez Cervantes ordenó el comienzo de un partido en el que nada había en juego salvo cuestiones como el orgullo, el honor o el amor propio. Porque cualquier equipo puede jugar mal, estar desafortunado o fallar lo increíble, pero lo que nunca puede dejar de tener es actitud. Y ayer, el cuadro de Pepe Mel se paseó por El Sadar.

Sobre todo en los primeros 45 minutos, en los que fue un espectro. Lo maquilló en el tramo inicial de la segunda parte a base de arreones, pero sin continuidad. Lo que tiene jugar en un estado de apatía generalizada es que es imposible esconderse, y hay jugadores que quedaron señalados y no hicieron otra cosa que perder valor en el mercado, lo que, en consecuencia, supone un lastre para la UD.

En un partido en el que no había nada en juego, el Osasuna fue muy superior, casi por inercia, incluso sin alcanzar su máximo nivel. Le bastó con meterle algo de intensidad al encuentro para desnudar a la UD Las Palmas, que ante la inferioridad futbolística evidente ni siquiera puso lo que vulgarmente se conoce como testiculina para intentar equilibrar el duelo.

Acabó por perder (2-0) con un gol en cada periodo, de Juan Villar (34') y de Xisco (85'), pero pudo haberlo hecho por algunos más, aunque también pudo marcar alguno. David García, que gozó de dos ocasiones, fue el hombre más peligroso de los amarillos. Un central. Poco más se puede añadir.

Pepe Mel, en su apuesta por examinar a determinados futbolistas en la últimas jornadas, por aquello de planificar el futuro, cambió el sistema a un 4-2-3-1 e introdujo a Maikel Mesa y a Fidel en el once, pero ninguno aprobó. Tampoco Timor, De la Bella, Araujo o Rubén. En realidad, casi nadie se salvó en la UD.

Todo lo que sucedió en la primera parte lo protagonizó el cuadro local, que sólo se fue al descanso con un gol de ventaja porque Josep Martínez y su falta de puntería lo impidieron. Los jugadores de Las Palmas salieron adormecidos, y eso, ante un equipo que se caracteriza por todo lo contrario, es una concesión demasiado grande.

Así que el Osasuna, en un contexto muy favorable, sólo tuvo que apretar un mínimo para poner en peligro a la UD. Avisó desde muy pronto (7') con un mano a mano que falló Kike Barja, que había aprovechado que Cala había tirado mal el fuera de juego para plantarse delante del valenciano. En el cara a cara, el navarro prefirió jugársela a regalarle el gol a Juan Villar, pero le salió mal: disparó desviado a la izquierda del portero, que tapó muy bien todo el hueco que pudo.

Las Palmas no replicó en ningún momento. Sin creación de juego alguna, se perdió en balonazos largos a Araujo y Rubén, siempre superados por los centrales. Maikel y Timor fueron máquinas de perder balones, Fidel fue un despojo por la derecha y el Chino, reubicado en la izquierda, estuvo perdido.

Un despiste suyo en el saque de una falta provocó una doble ocasión muy clara para el cuadro local. Fran Mérida, que dio una lección de maestría durante todo el partido, aprovechó que Nacho Vidal estaba solo por la derecha para darle la pelota. Luego, el lateral la envió hacia el centro, rasa, y cuando ya había superado a Josep, David García surgió como un milagro para sacarla de ahí (25'). La jugada siguió y en medio del desconcierto de la defensa de la UD apareció el otro David García, libre de marca, para disparar: sólo una enorme estirada de Josep evitó el gol.

Todos los presagios eran malos. Por si fuera poco, Ruiz de Galarreta, que hasta el momento había sido de los poco potable de la UD, tuvo que retirarse por un golpe que había recibido minutos antes. Mel dio entrada a Cedrés por el vasco y volvió al dibujo 4-4-2 con el que el equipo había sumado tres victorias en los últimos cuatro partidos. El canterano y Fidel ocuparon las bandas, a pierna cambiada, Araujo se unió a Rubén en la punta y Maikel dio un paso atrás para jugar junto a Timor en el doble pivote. Nada cambió.

Un gol por inercia

Tanto es así que a la tercera oportunidad clara el Osasuna marcó su primer gol. Una falta de entendimiento entre Curbelo, que demostró una vez más ser un jugador de presente y de futuro, pese a su error, y Cala, lo aprovechó Kike Barja para quedarse solo y, esta vez sí, regalarle el tanto a Juan Villar, que empujó el balón al fondo de la red a puerta vacía (34'). El triunfo parcial navarro era lo más normal. También que los isleños se fueran al vestuario sin tirar, ni por fuera ni por dentro de la portería.

Algo debió de gritar Pepe Mel en la caseta porque la UD cambió tras el receso. Al menos, dio la sensación de estar en el partido. Puso más coraje, trató de dominar la posesión y jugó mejor. Incluso, gozó de ocasiones muy claras para empatar. Por ejemplo, una que tuvo David García, el de amarillo, nada más comenzar el segundo acto. El capitán se encontró un balón suelto dentro del área tras el saque de un córner, pero su remate se fue fuera, a la izquierda del meta Rubén.

Con Cedrés y Fidel cambiados de banda, ahora cada uno en su lado más lógico, Las Palmas mejoró. Sólo unos minutos después (48'), entre Araujo y Maikel perdonaron lo imperdonable. El argentino, que estaba en fuera de juego porque se había quedado descolgado, se topó con una pelota botando que venía de un jugador del Osasuna. Lejos de darse la vuelta y tirar, que bien habría podido, se la dio a Maikel, que en vez de chutar a la primera se nubló y acabó por escorarse y desperdiciar la ocasión.

El buen arranque de la UD continuó incluso hasta pocos segundos después (50'), cuando el tinerfeño, en una de las dos acciones buenas que tuvo en todo el partido, recibió el balón en la mediapunta y se lo envió a Rubén al espacio, pero el disparo del isletero lo desvió Rubén con una buena estirada.

En cinco minutos, Las Palmas demostró que un poco de actitud puede, al menos, dar la cara, cosa que no había hecho en toda la primera parte. Sin embargo, como la UD no es un equipo fiable, tras ese buen inicio de la segunda parte entró en un letargo, como el partido en general, en el que el protagonismo pasó directamente a la grada, que no paró de festejar el regreso a Primera.

Jagoba Arrasate, cuyo nombre coreó la afición varias veces durante el choque, premió a Fran Mérida, Juan Villar y Kike Barja con la sustitución y la consecuente ovación del público de El Sadar. Entre medias, Josep había demostrado una vez más por qué la UD debe apostar por él de manera clara e inconfundible: se hizo gigante y salvó un mano a mano al propio Villar(65').

Y David García, el amarillo, había vuelto a gozar de una ocasión clara para empatar (74'). La jugada fue casi toda suya. Primero anticipó para recuperar el balón, y luego, se desmarcó para recibir un buen pase picado de Maikel. El capitán remató forzado con el exterior de la bota derecha y no fue gol porque el esférico tocó en la parte posterior de la red. De haberlo marcado, habría sido un gran tanto.

El que sí llegó, en cambio, fue el segundo del Osasuna (85'). Rubén García sirvió de manera magistral a Vidal, que puso la pelota en bandeja a Xisco para que marcara, una vez más, a puerta vacía. Las triangulaciones del cuadro local, cuando quiso hacerlas, desarbolaron por completo a la UD, que se fue de vacío. Lo mejor, que sólo quedan dos partidos para el final de un curso para olvidar.

Ficha técnica.-

CA Osasuna (2): Rubén; Nacho Vidal, Aridane, David García, Clerc; Oier, Fran Mérida (Lillo, 63'); Roberto Torres, Rubén García, Kike Barja (Olavide, 75'); y Juan Villar (66').

UD Las Palmas (0): Josep; Curbelo, David García, Cala, De la Bella (Lemos, 74'); Ruiz de Galarreta (Cedrés, 26'), Timor; Fidel (Momo, 67'), Maikel, Araujo; y Rubén Castro.

Goles: 1-0.- (34'): Juan Villar; 2-0.- (85'): Xisco.

Árbitro: Domínguez Cervantes (C. Andaluz). Amonestó a los locales Aridane (37'), Fran Mérida (41') y Roberto Torres (79') y a los visitantes Cala (47'), Maikel (51') y De la Bella (64').

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 40 de LaLiga 1|2|3, disputado en el Estadio El Sadar ante 16.682 espectadores. La UD Las Palmas realizó el pasillo al Osasuna como reconocimiento al ascenso del cuadro rojillo a la Primera División.