Pepe Mel asume con resignación el exceso de futbolistas con los que tiene que contar en la pretemporada. "Donde caben 32 caben 33", comentó tras el partido del pasado sábado frente al Gran Tarajal (0-4) en Fuerteventura. Mateo García, al que la UD Las Palmas quiere vender, se suma al periodo de preparación a pesar de que tanto él como el club saben que no continuará en la entidad: es la consecuencia de la parálisis en las operaciones de salida de jugadores.

La UD cumple a rajatabla con su discurso: primero han de salir futbolistas para que luego puedan entrar otros. El último en decir adiós lo hizo hace más de un mes, cuando Juan Cala llegó a un acuerdo con Miguel Ángel Ramírez para su desvinculación. Desde entonces, nada ha ocurrido y, mientras, los días pasan sin noticias de que alguna de las ventas pretendidas esté al menos cerca de concretarse.

El técnico, por su parte, ya empezó a tomar decisiones. La semana pasada dio un paso al frente y apartó a los hermanos Javi y Dani Castellano y al checo Tomás Pekhart, tres jugadores que no entran en sus planes, cuando se disponía a ensayar las jugadas de estrategia. Mel tiene claro que hay una serie de ejercicios en los que le da lo mismo que haya un exceso de hombres, pero también que hay otros en los que algunos le sobran.

Pese a todo, mantiene la calma porque confía, asegura, porque confía en empezar el campeonato con una plantilla de 22, el número que considera ideal para la buena gestión del grupo. Además, toda vez que hay algunos que sufren diferentes molestias por la sobrecarga de trabajo en los primeras sesiones de la pretemporada, hay momentos en los que sobrepoblación se hace menos notoria.

En cualquier caso, a la UD no le han salido los planes todo lo rápido que esperaba. Es evidente que el club pretende sacar un rédito económico por Mateo García, Christian Rivera y Mauricio Lemos, pero todavía lo ve de lejos porque, en unos casos, no ha recibido ofertas, y en otros, la cuantía propuesta por los clubes interesados o los plazos del pago no le satisfacen.

Es el caso del extremo argentino, pretendido por el DC United de la Major League Soccer de los Estados Unidos, sin embargo, la operación no se ha concretado -de momento-, porque la UD exige el dinero rápido porque, entre otras cosas, lo necesita con urgencia para afrontar los pagos a los que está obligada.

Por el mediocentro asturiano, en cambio, no ha llegado a las oficinas de Siete Palmas una oferta satisfactoria para Las Palmas, a pesar de que el jugador tiene cartel en el mercado y ya ha sido tentado por equipos de Primera División como el Getafe, el Leganés y el Granada. El problema con el uruguayo, por su parte, es que no encuentra un club dispuesto a asumir su elevada ficha.

Sea como fuere, la UD se hace la dura en este punto del periodo de fichajes y se mantiene firme a la espera de recibir la mejor propuesta posible por los jugadores a los que quiere vender, e incluso por otros que también pudieran interesar fuera. Aún así, no tardará en agitar el árbol.