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La contra / El derbi

La falta de mordiente lastra a una UD sin la química del gol

Ante el Racing, en inferioridad, faltó madurez y ayer, con superioridad, tras la roja a Milla, no se dio con el éxtasis de la pólvora

La falta de mordiente lastra a una UD sin la química del gol

A centímetros de la eternidad en el latifundio de Suso.Pepe Mel no da con la tecla. Aunque sabe inglés.Es el consuelo. Un superviviente carente de instinto asesino.La cruda realidad: tres puntos de doce. Cuatro victorias desde el lejano marzo. Si Rubén no aparece, la UD del mal salarial agoniza en el verde.Tres empates consecutivos ensombrecen una puesta en escena atractiva. Agota la cantinela de que Las Palmas es un equipo joven que no sabe rematar los partidos. Esa carencia de personalidad te puede costar la existencia. Ante el Málaga, faltó defender la renta. Ante el Racing, se pecó de ingenuidad. Y en el Heliodoro Rodríguez López, con superioridad numérica ante un Tenerife contra las cuerdas, volaron dos puntos por viejos pecados.

Con un 48% de la posesión, la UD equilibró el volumen ofensivo del Tenerife -hizo lo mismo ante Málaga y Huesca-. Pero tras congelar el ímpetu enemigo, no aparece la guadaña. Mel demandaba extremos, ayer los tuvo y optó por Cedrés y Álvaro Lemos. Drolé, el mejor ante el Racing, fue el agitador invisible. Pedri, que no es un activo de banda, fue danzando hasta alcanzar su posición natural: mediapunta. Al pobre Rubén no le llegó un balón de garantías. Aún así, el remate cruzado de Drolé estaba barnizado para la gloria, como el tiro ajustado de Cedrés. Carrusel inofensivo de ocasiones, para un candidato a la zona tranquila que tuvo que recurrir al renacido Pekhart . La lluvia de amarillas -Mauricio, Galarreta, Pedri, Mantovani y De la Bella- fueron una losa. La roja a Milla fue la vitamina precisa para lanzarse con descaro a por la victoria ne quince minutos de vértigo.

Todo fue consecuencia del ritmo radical de un partido sin pausa. La UD no logró imponer su verso. Remate de Carlos Ruiz y posición ilegal de Malbasic. Remate de Suso y partidazo de De la Bella en el primer acto. Reinaba el orden bajo la mediocridad de dos escudos abocados al abismo. Esperando su oportunidad.

La disciplina domó el talento. Pedri fue ganando autoridad con el paso de los minutos, hasta que Mel decidió retirarlo. El Heliodoro respiró aliviado. Igual que ante el Málaga, la UD padeció un asedio kilométrico en el tramo crucial del envite. Malbasic se encara ante Josep y detiene el meta con la rodilla en el suelo. Tiro de Pedri y sale por encima del travesaño un esférico carente de cariño. Faltó amor, personalidad y acertar con la propuesta. Mauricio Lemos fue bailando, del eje central de la zaga hacia la medular. Curbelo, de central a lateral, y el otro Lemos, acabó en su puesto natural -de extremo a lateral-. Demasiados cambios, una liturgia sin premio. Desconcierta este baile de cromos, como la insistencia en la candidez de los nuevos valores.

Curbelo remate de cabeza y la saca Ortolá con una mano de oro. Fue una de las paradas de la temporada. Fallo de Kirian -como sucedió ante el Real Betis en la pretemporada- y miedo a vivir en las sombras. Cadena de errores de Josep, más nervioso de lo normal, y tres puntos de doce.

Misil de Malbasic y el rugido del ogro del Teide. Pulso romántico entre De la Bella y Suso. Dos capitanes en apuros. El amarillo recuperó el crédito perdido ante una de las bestias de la memoria colectiva grancanaria. Ya en la segunda parte, Mel optó por reubicar a Mauricio de central y resetear el ordenador. La maquinaria de los cambios, como viene siendo habitual, se activó desde el 70'.

La revolución 'meliana' irrumpió con Milla en la calle. Entraron Drolé, Srnic y Pekhart. Como ante el Racing, que tardó en retirar al sancionado Aythami, faltaron reflejos desde la banda. Así como un talante más autocrítico. Son cuatro jornadas sin un triunfo.

Lastrados por el mal salarial, la UD combate y presenta argumentos para el empate. Pero le falta esa gallardía innata. Es el gen campeón. Toca fabricarlo.

Suso, Lasso, Bermejo y Malbasic fueron un examen peliguado para la UD. Se superó con nota en defensa, pero falta matar los partidos. La UD es un equipo huérfano de patrón de juego. Camina al son de la efectividad de Rubén Castro.Tanto Milla como Aitor Sanz fueron los dueños y señores del encuentro hasta que apareció la adversidad. La fórmula Kirian-Galarreta no termina de encajar y Drolé malogró una de oro.

Tiro de Srnic y atrapa el esférico Ortolá. Remate de Kirian que se marcha por encima del travesaño. Error de Ortolá y Pedri se tropieza con el balón. Más allá de las lagunas, la UD vuelve a completar méritos para ganar pero se queda a medias. Incapacitada para marcar y manifestar su superioridad con pólvora. Otro punt amargo.

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