Calabaza para la UD

Un error de bulto de Mauricio Lemos y Josep a los cuatro minutos permitió a Luis Suárez, una pesadilla durante todo el encuentro, marcar el primero. Poco después, Nieto, solo ante Josep porque Álex Suárez rompía el fuera de juego de manera flagrante, logró el segundo y los de rojo -dos de dos en derrotas con esa equipación-, que incluso habían perdonado el empate y dominaban el partido, desaparecieron casi por completo.

De nada vale haber vuelto a tener el balón durante más tiempo -62%- si brindas tanto al rival. Fueron demasiados regalos en muy poco tiempo. El cuadro de Pepe Mel, que vio el partido desde una cabina de prensa por su sanción, no encontró el camino en ningún momento, sino que se estrelló una y otra vez ante su propia impotencia, sin un plan claro. Ayer cayó Las Palmas no por ser menos intenso ni por haber entrado mal al choque, argumentos que sirvieron al técnico para explicar las derrotas ante Cádiz y Fuenlabrada, sino, sobre todo, por ser blandengue.

Pero por muchas cosas más, como el alarmante estado de Mauricio Lemos, por el que el entrenador hizo toda una campaña en verano para que se quedara y se lo ha devuelto con actuaciones que no justifican tanto interés, o la desaparición de Ruiz de Galarreta, intrascendente en la creación. También porque los contrincantes ya vigilan mucho más de cerca Jonathan Viera, a quien el equipo fía todo, e incluso por la inseguridad que, de repente, transmite Josep, que ayer volvió a salvar unos cuantos goles.

Falta de gol

Y, por supuesto, por la ausencia de Pedri, que ayer volvió a brillar en Brasil. La realidad es que la UD no tiene gol alguno y que debe volver a ser segura atrás si no quiere volver a meterse abajo. Le falta un killer como Luis Suárez, que marcó el tercero (64') tras haber fallado un penalti que Josep le había detenido y coronó su gran noche. Ya para entonces, la UD con el camino muy cuesta arriba, no tuvo ninguna opción de meterse en el partido, aunque sí hubo tiempo para que Mauricio Lemos, a casi nada del final y desastroso otra vez, se autoexpulsara con la segunda amarilla cuando todo estaba decidido.

Mucho antes, en un abrir y cerrar de ojos, el Real Zaragoza ya iba dos goles por encima. No había hecho nada más que aprovechar los regalos que le brindó la UD, en concreto, su defensa y su portero. A los tres minutos y algún segundo de juego, una prolongación por la izquierda del cuadro maño parecía que sería intrascendente, pero Mauricio Lemos y Josep Martínez se empeñaron en que lo fuera.

El uruguayo, con la sobradez desesperante que le caracteriza, cabeceó hacia atrás pensando que le había dado con la suficiente fuerza como para que la pelota llegara al guardameta. Este, sorprendido, optó por la peor opción: salir en falso, producto de su tardanza a la hora de tomar la decisión. El resultado de la acción era inevitable. Luis Suárez sólo tuvo que tocar el balón con el exterior de la bota derecha para marcar el primero.

Poco después (minuto 13), como el que sabe que ha hecho un regalo que sabe a poco, Las Palmas entregó el segundo. Álex Suárez, la apuesta de Pepe Mel para suplir al lesionado Álvaro Lemos, se quedó colgado atrás en una jugada embarullada y rompió el fuera de juego en el que se había metido Nieto por el centro. El lateral izquierdo, solo ante Josep, aguantó bien y únicamente tuvo que colocar el balón con el interior izquierdo al lado contrario que había elegido el valenciano para vencerse.

El segundo tanto maño fue la culminación a una jugada que había arrancado mucho antes, cuando Suárez, imparable toda la tarde, superó en velocidad a Aythami -muy mal ayer- con una facilidad pasmosa y puso una pelota perfecta al centro para que Pombo, solo, rematara con todo a favor, pero Josep, esta vez sí, había evitado con una parada soberbia lo que luego no pudo impedir: el gol.

Dos regalos, dos goles. Merecía perder la UD porque en el fútbol los regalos están prohibidos, pero no por su juego y su propuesta inicial. De hecho, entre uno y otro tanto Jonathan Viera había dispuesto de un mano a mano (minuto 8) tras una bonita combinación con Srnic y Kirian que Cristian Álvarez, gran portero, desbarató, entre otras cosas porque el mago de La Feria definió mal: flojo y abajo.

Pero la acción significó que Las Palmas, pese al hachazo, estaba viva. Luego, incluso, el propio Viera lo intentó desde fuera del área con un tiro lejano que desvió un rival a córner, aunque el colegiado no lo pitó. Los de Mel dominaban el encuentro a base de toque, movilidad, y también de una cierta intensidad, tal y como reclamaba el técnico. Sin embargo, la segunda concesión tuvo unas consecuencias devastadoras para el equipo.

A partir de entonces, la UD se perdió. El Zaragoza, con todo a favor, se replegó para buscar los contraataques. La cosa estaba muy fea. En una de esas contras, tras una pérdida de Viera en el centro del campo, Luis Suárez, el más intenso de los 22 sobre el campo, apunto estuvo de lograr el tercero, pero su tiro con la izquierda se fue por poco. Luego, una duda entre el central y Josep, que fueron un manojo de nervios, la aprovechó el colombiano para meterse por medio y tocar el balón: no entró porque fue demasiado flojo, pero recordó mucho a la jugada del primer gol.

Mientras, la UD se empeñaba por entrar una y otra vez por el medio, sin éxito. Las bandas estaban desaparecidas y el cuadro isleño sólo inquietó a Cristian con dos remates de cabeza en acciones a balón parado. Mel no cambió el planteamiento en la segunda parte. El guion fue el mismo: la UD trataba de encontrar un gol que la metiera en el partido y el Zaragoza buscaba la sentencia. En ese contexto, el grupo de Víctor Fernández se encontraba mucho más cómodo, más con el marcador tan a favor. El Suárez local, Luis, remató alto desde fuera del área (minuto 53), a lo que respondió el Suárez visitante, Álex, con otro que paró Cristian a la salida de un córner (minuto 55).

Lo que vino después fue la sentencia, producto de un penalti, el enésimo que comete Las Palmas, cometido por Aythami, que agarró a un rival. En cierta forma, no dejó de ser otro regalo. Josep, en primera instancia, detuvo el tiro del héroe de la noche, pero el balón le quedó botando a un metro de la línea y rectificó su fallo con el tercer tanto.

A partir de entonces, la UD, impotente, corría el riesgo de salir vapuleada de una Romareda vibrante, como siempre, pero aguantó el tipo como pudo. Introdujo Pepe Mel a Pekhart por Narváez y a Cedrés por Fabio para retrasar a Kirian, pero nada cambió: el choque estaba sentenciado. Srnic gozó de una ocasión muy clara, pero demostró que el gol no es lo suyo. Viera le filtró un pase picado que le dejó solo frente a Ratón, que había sustituido al lesionado Cristian antes del tercer gol, pero su remate con el exterior se fue fuera cuando restaba un cuarto de hora.

Con el partido ya roto, con unos buscando el cuarto y otros maquillar el resultado, hubo tiempo para el ridículo de Mauricio Lemos, que agarró a Luis Suárez después de que le pasara como un avión y recibió la segunda tarjeta amarilla y la consecuente expulsión, con el choque 3-0 y con Mantovani lesionado. Josep, en la última acción del partido, evitó el 'hat-trick' del colombiano con una mano perfecta que le arrebató el balón. Al final, tercera derrota consecutiva y la UD, ahora sí, confirma que vuelve a su cruda realidad. Para colmo, con regalos.

Ficha técnica.-

Real Zaragoza (3): Cristian (Ratón, 61'); Delmás, Guitián, Clemente, Nieto; Soro (Javi Ros, 84'), Eguaras, Guti, James; Pombo (Papu, 62') y Luis Suárez.

UD Las Palmas (0): Josep; Álex Suárez (Mikel Mesa, 81'), Aythami, Mauricio Lemos, De la Bella; Fabio (Cedrés, 65'), Ruiz de Galarreta, Kirian; Srnic, Jonathan Viera; y Narváez (Pekhart, 65').

Goles: 1-0.- (4'): Luis Suárez; 2-0.- (13'): Nieto; 3-0.- (64'): Luis Suárez, de penalti.

Árbitro: Díaz de Mera (C. Castellano-manchego). Expulsó a Mauricio Lemos por doble amarilla (minuto88). Además, amonestó a los locales Luis Suárez y Ratón y a los visitantes Fabio, Aythami y Kirian.

Incidencias: partido correspondiente a la decimocuarta jornada de LaLiga SmartBank, disputado en el Estadio La Romareda ante unos 22.000 espectadores.