El videoarbitraje (VAR) llegó esta temporada a la Segunda División para hacer de LaLiga SmartBank un campeonato más justo, y lo ha conseguido, pues los errores de bulto que los árbitros han cometido en acciones tan decisivas como los goles, los penaltis o las expulsiones han sido corregidos gracias a las cámaras.

Sin embargo, esa justicia había sido siempre amarga para Las Palmas hasta que el domingo Aitor Gorostegui Fernández, sentado frente a un sinfín de pantallas en la Ciudad del Fútbol, mandó a Víctor Areces Franco a revisar la jugada de un gol del Extremadura. Y la justicia, por fin, sonrió a la UD: había un jugador en fuera de juego que interfería en la visión de Valles y el tanto no subió al marcador.

Sucedió al poco de comenzar la segunda parte del duelo del Francisco de la Hera. Willy, que acababa de entrar al terreno de juego, recogió un balón rechazado dentro del área y disparó ajustado al palo derecho el meta sevillano, que reaccionó muy tarde. El árbitro madrileño concedió el gol en primera instancia, pero luego el vasco le dijo a través del pinganillo que fuera a ver la acción y la conclusión fue favorable para los intereses amarillos.

En realidad, casi nadie supo por qué la jugada se estaba revisando. Ni siquiera Pepe Mel, que en su comparecencia ante los medios aseguró que el gol no había valido porque Eric Curbelo había sido objeto de falta en un salto. Pero ahí estuvo el VAR.

Tuvieron que pasar 18 jornadas para que Las Palmas, por fin, se viera beneficiada por una rectificación del videoarbitraje. Hasta entonces, la UD se había quedado con el regusto amargo en cada una de sus intervenciones para ratificar o corregir.

Las intervenciones

Valgan como ejemplos más llamativos una serie de acciones acontecidas hasta en siete encuentros. Incluso, algunas de esas jugadas, aun con la mediación del VAR, todavía quedaron en la duda, pero eso es una cuestión que deberá mejorar con el paso de los años, a medida que el propio funcionamiento del invento se modifique en base a la experiencia. Lo que no se discute es que el protocolo de actuación actual es el que es y los colegiados lo siguen.

En cualquier caso, el VAR siempre actúa, pero se hace notar más cuando rectifica la decisión de un árbitro. Los dos casos más claros en los que perjudicó a la UD fueron en el Heliodoro frente al TenerifeTenerife y en casa ante el Fuenlabrada.

En el derbi, el colegiado había acertado al pitar un penalti muy claro sobre Rubén Castro en el último minuto, sin embargo, desde Madrid le dijeron que hubo un momento en que Pekhart, que había participado en la acción, estaba en fuera de juego.

Posteriormente, en el choque contra el Fuenla, el juez del partido se comió un penalti muy evidente de Mauricio Lemos. Esa jugada casi concluye en un gol de Srnic, pero de ninguna manera habría valido, porque antes de eso se había producido la falta del uruguayo dentro del área. Otra vez, el VAR corregía la decisión del árbitro y dañaba a la UD.

Pero también el videoarbitraje ha ratificado muchas decisiones de los colegiados que no beneficiaban a Las Palmas, algunas de ellas muy cuestionables, pero en las que el VAR, según las normas actuales, no puede intervenir, como por ejemplo en acciones en las que no hay un error flagrante.

Es por ello por lo que manos involuntarias como las de Álvaro Lemos en Gerona De la Bella en Ponferrada significaron penalti, o los ligeros empujones de Aythami en Málaga y Zaragoza también supusieron una pena máxima. También intervino en Cádiz para determinar que una falta fue dentro y no fuera del área. Pero en Almendralejo, por fin, la sonrisa fue para la UD.