En la corta etapa que José Antonio Ruiz Caballero estuvo al frente del banquillo de la UD Las Palmas, el conjunto amarillo firmó dos gestas que aún permanecen en la retina de los aficionados. Nada menos que conseguir batir casi consecutivamente a los dos grandes trasatlánticos del fútbol español, el Barcelona (3-0) primero y el Real Madrid después (4-3). Dos victorias que catapultaron a la escuadra grancanaria, que conseguía la permanencia en la máxima categoría.

Entre las grandes gestas que consiguió perpetrar la UD aquella temporada destacó el apabullamiento que le endosó al FC Barcelona en la tarde del domingo 16 de febrero. El conjunto azulgrana comandado por Terry Venables venía con la mosca detrás de la oreja al recinto de Pío XII. El Lobo Carrasco advertía del peligro insular en sus visitas a la Isla. "Las Palmas no se nos suele dar bien en Gran Canaria, vamos a ver qué podemos hacer", expresaba sin tapujos el delantero nacional del partido que les medía al conjunto de Ruiz Caballero.

Carrasco, que formó en ataque junto a Esteban Vigo y el escocés Steven Archibald, no consiguieron llevar el peligro a la portería de Pérez. Entre tanta desesperación, el hoy comentarista televisivo concluyó el partido en la grada tras ser expulsado.

Los tres tantos de la UD llegaron de la mano de Narciso, y de la pareja de chilenos Coke Contreras y Santís. El primero de Narciso llegó a pase de Félix después de botar una falta en la corona del área, en tremenda estrategia diseñada por Ruiz Caballero. Fue en el minuto 13 y el partido se le ponía de cara a los amarillos, que venían de sobreponerse a la lesión de Chinea seis minutos antes.

Justo antes de llegar al descanso, Santís fue objeto de falta en el borde del área y a la ejecución de la misma, Contreras, que tenía un guante en su bota, mandó el balón a las mallas superando a Urruti. La fiesta en la grada insular era ya máxima en ese momento, viendo como un equipo que luchaba por la permanencia estaba maniatando al todopoderoso Barcelona, en plena lucha por el título liguero contra el Real Madrid.

La sentencia del encuentro, también tras una falta en la frontal, se produjo tras una carambola de rechaces de Urruti. Mini centró el esférico a la olla para que Santís cabeceara, el guardameta vasco despejara con tal infortunio que le llegó el balón al chileno, que no dudó en fusilar al cancerbero y poner el 3-0 final.

Venables se mostró apenado en la rueda de prensa posterior a la derrota de su equipo y le dio la enhorabuena a los grancanarios, que según, el inglés "jugó bastante bien todo el partido y supo aprovechar sus ocasiones".

Aún con el regusto de la victoria por 3-0 frente al Barça, a finales de marzo de ese año 1986 aterrizaba en el Estadio Insular el Real Madrid de Luis Molowny lanzado hacia el título, todo lo contrario que los insulares, con el agua al cuello.

El recinto de Ciudad Jardín, lleno hasta la bandera, reventaba con el gol anotado por Narciso en el minuto 52 después de una primera mitad bastante igualada.

Pero comenzó a funcionar la maquinaria blanca para darle la vuelta al marcador. Tres tantos hicieron los merengues en sólo trece minutos.

Cholo, con un doblete, y Emilio Butragueño, al transformar una pena máxima, silenciaron el Estadio Insular. Todo parecía decidido. Pero entonces llegó lo que casi nadie esperaba.

En el tramo final, los amarillos le dieron la vuelta al tanteador en cinco minutos. Santís y Contreras, este por partida doble, desataron la locura en un graderío donde los hinchas se frotaban los ojos para cerciorarse que del 1-3 se había pasado al 4-3 definitivo. Una historia inolvidable que queda grabado con letras de oro.