Si el fútbol hablara por lo que se merece, la UD no contaría su partido contra el Cádiz como el día de la derrota. Pero como esto del balompié, desde el primero de sus días, va de meter más goles que el rival, a la UD no le queda más remedio que escribir su 8 de febrero de 2020 como el de otra derrota.

Jugó Las Palmas para ganar, para empatar, pero no para perder. Enganchó un día de gracia del Cádiz, que igual ya se debería empezar a llamar de otra forma, porque más que suerte lo de Álvaro Cervera y los suyos es un modo de vida. La UD cayó 1-2 sin vivir un día de agobios, de milagros de su portero, yendo a por el partido más que el rival, pero con un resultado nefasto que no hace más que acrecentar sus dudas y alargar una racha peligrosa: siete partidos sin saborear la victoria.

De los lamentos de Mel -comprensibles si se analiza la plantilla actual de la UD Las Palmas- salió un once nuevo. Otro más. Los tres centrales que se vieron en La Coruña volvieron a aparecer para darle alas a la UD: Benito y Srnic trabajaron como carrileros para nutrir de balones a dos puntas como Rubén Castro y Juanjo Narváez. Todo edificado sobre un centro del campo con Javi Castellano, Fabio y Pedri. Una reinvención más del equipo amarillo ante un Cádiz que, de entrada, se mostró reservón, sostenido en su orden, pero presto para buscar a Filip Malbasic y el 'Choco' Lozano.

Con este panorama, el guión del partido fue el esperado. La UD se encargaba de tener el balón, de moldearlo en su torno y el Cádiz de conseguir que esa posesión se volviera estéril, vacía y acabarara por desesperar a los amarillos. De eso y de oler el miedo de un equipo que se está acostumbrando a no ganar y enterrarse en la mediocridad.

Un adjetivo que no se le puede poner a Pedri. De sus botas, de sus cambios de ritmo e intenciones, nacía la lucidez de la UD. Lo hizo con un par de arrancadas de galgo, pillo, ágil para sortear las piernas cadistas -muchas y de las que rascan-. Iba bien la UD, fina, con cierto control del juego, excepto cuando a Salvi o a Perea les daba por correr con metros por delante libres. Ese era el principal peligro que divisaba Las Palmas en un arranque de respeto.

Y cuando mejor andaba Las Palmas ella misma se ahorcó. La confianza mató a Aythami Artiles. Un balón sin problemas al centro de la zaga se convirtió en el origen de sus males. Controló con el pecho el de Arguineguín con una parsimonia de la que se dio cuenta Malbasic. El ex del Tenerife le birló el esférico, buscó hueco en la banda y el servio desde la derecha fue caviar para Perea, que empalmó el balón de diez. Así de fácil lo hizo el Cádiz. Así de fácil se enterró la UD.

Son esas cosas de los estados de ánimo. El desconcierto en el que vive la UD, a caballo entre lo que fue y lo que quiere ser, volvió a latir. Se perdió con el gol del Cádiz, que manejó su ventaja en el ceunto mil veces leído en este curso de LaLiga SmartBank. Trataba de recomponerse la UD en un ambiente enrarecido: cruces de pitos y aplausos para Aythami, crispación cuando el balón circulaba lento, agitación colectiva con el silbato de Varón Aceitón, bronca instantánea si algo salía mal, protestas de la grada por todo...

El Cádiz estaba en su salsa y la UD en el atolladero. Seguía con la intención de pisar el área del líder, pero no encontraba la manera de hacerlo. Algo que en gran parte le cuesta desde que Jonathan Viera se sacó sus pasajes a China. Un golpeo con la izquierda de Pedri se marchó al lateral de la red, en una acción que levantó a más de uno de su asiento. Fue un aviso. Como el que dio Lemos tras llevarse un balón a trompicones y sacar un disparo que repelió Cifuentes.

Apretó la UD que arrancó un puñado de saques de esquina infructuosos. A Fali y Álex Fernández les dolía la cabeza ya de despejar. Tenía ímpetu Las Palmas, pero le fallaba ese punto de entusiasmo para cambiar el signo del marcador. En ese escenario, el partido se marchó al descanso.

Cervera metió cemento para los últimos 45 minutos. Edu Ramos por el 'Choco' Lozano. Toda una declaración de intenciones. Reforzar la medular por perder 'punch' arriba. Él no engaña a nadie. Un signo más de equipo de autor.

Al cuarto minuto del segundo acto, Srnic encontró un gran balón de Pedri que el serbio, como es habitual, destrozó: a las nubes. De inmediato, Mel removió su banquillo. Sacó a Fede Varela por Fabio. A más músculo del Cádiz, más calidad intentaba poner la UD. En su primera acción, combinación con Pedri, para que el argentino avisara a Cifuentes desde la frontal.

Repitió el ex del Leganés unos minutos después con otro golpeo que ibligó a Cifuentes a sacar los puños. La UD mantenía las ganas de ir a por el empate y su empecinamiento en buscar el lado derecho, donde Srnic no terminaba de arrancar. El serbio tuvo mil balones para poner un buen centro y este se resistía. En uno de ellos, largo, muy largo, Benito repitió ejecución y del rechace de Fali, Javi Castellano estuvo cerca de encontrar el gol -nunca ha metido ninguno con la camiseta de la UD-.

Poco se sabía en ataque del Cádiz, completamente domado O eso parecía. Enterrrado en su campo, Cervera movió a mover piezas en sus tablero con la entrada de Iván Alejo. Pero quien salvó al Cádiz fue Cifuentas. Movió la UD movió el balón rápidode lado a lado: Benito, Rubén, Benito, Narváez y Srnic. Dentro del área, con el balón franco para el gol, el serbio se encontró con el pie del capitán cadista.

La electricidad de Varela rompía líneas. Pedri, por fin, encontró un socio. La UD merecía ya el gol. Sin embargo, por desgracia para los amarillo, de méritos no se vive en el fútbol. No había vuelto a tener el Cádiz ni un golpeo entre los tres palos tras su tanto y ya había pasado un mundo desde entonces. Y la segunda vez que lo hizo, el Cádiz cantó gol. Solo la estampa salvadora de Álvaro Valles liberó a Las Palmas del segundo del líder, que rebañó con el pie un disparo de Álvaro Giménez a pase de Alejo.

Algo que no pudo hacer cuando los de Cervera volvieron a calcar la jugada anterior con un efecto devastador para los amarillos. El balón le llegó a Giménez de nuevo y de su 'no remate' salió un tropiezo contra Valles que Varón Aceitón consideró que era penalti. Alguien en Las Rozas le debió ratificar, el colegiado siguió en las suyas y Álex Fernández hizo el 0-2. Drama a la vista con poco más de quince minutos por delante.

Cuando parecía que no había mucho más que rescatar del día, Rubén Castro, con un escorzo de fútbol de antes, puso emoción al tema. Volvió a marcar el de La Isleta y debió sentir una sensación de la que casi no se acordaba. Gol y un hilo de vida para Las Palmas. La gente volvió a su asiento.

Se lo creyó la UD por un momento. La testa de Eric Curbelo casi obra el milagro en un córner, pero Cifuentes volvió a responder. Tres minutos de descuento donde no se jugó nada. La UD había llegado tarde. Otra vez.

Ficha técnica:

1. UD Las Palmas: Álvaro Valles; Srnic (Pablo Haro, min. 76), Eric Curbelo, Aythami Artiles, Mauricio Lemos, Benito Ramírez; Fabio González (Fede Varela, min. 50), Javi Castellano; Pedri; Narváez (Tana, min. 71) y Rubén Castro.

2. Cádiz CF: Cifuentes; Iza Carcelén, Marcos Mauro, Fali, Espino; Salvi, José Mari, Álex Fernández, Perea (Iván Alejo, min. 58); Malbasic (Álvaro Giménez, min. 66) y Lozano (Edu Ramos, min. 46).

Goles: 0-1, min. 18: Perea. 0-2, min. 73: Álex Fernández, de penalti. 1-2, min. 84: Rubén Castro.

Árbitro: Santiago Varón Aceitón (Comité Balear). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales Aythami Artiles y Mauricio Lemos, así como al entrenador, Pepe Mel, y al jugador visitante Fali.

Incidencias: partido de la vigésima séptima jornada de LaLiga SmartBank disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 10.846 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de José Antonio Ruiz Caballero, vicepresidente de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas y exentrenador de la UD Las Palmas, fallecido este viernes en el capital grancanaria a los 75 años.