Los pecados del juez Areces Franco. A la UD le sustrajeron dos penas máximas en el Municipal de Santo Domingo ante la AD Alcorcón (1-1). Manos invisibles para la videotecnología, un debate infernal. Jaque al VAR. ¿Natural o antinatural? Desde el estamento arbitral, se confirma "el fallo humano" del asturiano Víctor Areces Franco, que no decretó pena máxima por manos de David Fernández (24') y Richard Boateng (47').

En sendas ocasiones, fue asesorado por el VAR y no acudió al monitor para supervisar los fotogramas de la discordia. ¿Si fueron dos manos clamorosas por qué no se decretaron? Areces Franco las etiqueta de 'naturales'. Su veredicto choca con la última normativa. "El tema de la punibilidad de las manos es una cuestión compleja de acotar porque la casuística es ilimitada, pero en el Alcorcón-UD, no cabe duda de que ambas pueden ser punibles por lo que se informó en este curso de la antinaturalidad [golpear el esférico sin tener los brazos recogidos].En estos casos, se penalizan", argumenta este portavoz del colectivo de jueces, y que está en activo.

La más sangrante resulta la de Boateng -saque de banda de Eric Curbelo y tras un rechace el esférico se estrella en el brazo del ghanés-. Cabe recordar que ya se eliminó el factor de la 'voluntariedad'. Aquí reside el principal punto de discordia. "Nunca sabes lo que se le pasa al futbolista por la cabeza; por eso se aplica ahora el concepto de mano natural o no", determina la fuente consultada del planeta arbitral. Pero también cabe la interpretación: "Lo que para el que dicta las normas es antinatural, para un futbolista es natural. Los jugadores no son muñecos de Playmobil".

La norma es categórica. Es penalti si los brazos están por encima del hombro cuando impactan con el balón. En el mismo partido, Eric Curbelo se tira al suelo para abortar un centro desde la banda izquierda y en ese caso no se considera punible. "Los brazos que van abajo cuando se tiran a rebañar el esférico y que están o van a ser apoyados en el suelo, no son castigados". Mel tiene motivos para estar enojado y la reglamentación le da la razón. "La disputa por el balón con los brazos abiertos, dentro del área, se castiga con pena máxima", apostilla el portavoz.

Nunca hay dos manos iguales y el campo de estudio es infinito. Nueve jornadas sin ganar y el fantasma tenebroso del VAR. A tres de la promoción de ascenso y a cinco del abismo.Por encima de la interpretación late la ley. Dos manos antinaturales son motivo suficiente para el castigo. O al menos, para acudir al monitor de TV de Santo Domingo. "El del VAR estaba de bares", aseguró Mel. Arde la categoría de plata y se dispara el recelo. En idéntica sintonía, una UD con urticaria al éxito. Y no todo es culpa del juez de negro.