El perdón de Mel. El técnico de la UD se dirigió a la afición y tildó de "jugada de alevines" la acción del 1-0 de Álvaro. "Ellos sacan de centro y dejamos incomprensiblemente que la pelota bote en nuestro campo, todos mirando, y ni un amarillo va hacia el balón. La coge el del Sporting y empezamos perdiendo. Son jugadas de alevines. Pedirle perdón a la gente, la segunda parte fue desastrosa. Hemos roto el partido (...) No puedes irte al descanso con buenas sensaciones, lamentando goles que no metemos, y pasar un balón a nuestras espaldas que termina en la red. Eso en el fútbol profesional siempre se paga".

Insiste que el pecado mortal fue la falta de pegada. "Al final este juego se resume que hay que meter la pelota dentro de la portería. Nos pasó ante el Málaga en el pasado fin de semana, fallamos ocasiones clarísimas, a la hora de la verdad no la metemos. De nada nos vale tener la posesión, el control y el ritmo si no haces gol. Mira el 1-0, no hay ni un solo equipo en Segunda que conceda eso. Se lo he dicho a los jugadores, es culpa mía. Si este entrenador no es capaz de meterle en la cabeza que jugar al fútbol está muy bien, pero hay que meter pierna, ser intensos, morir por cada balón (...) Al final los cuerpos técnicos son culpables de todo lo malo, como tiene que ser,para eso eres el jefe".

El preparador no encuentra explicaciones a las concesiones defensivas de su equipo. "Le puedo dar mi palabra de honor que trabajamos segundos balones, saques de banda en contra (...) Es incomprensible. Me he desahogado dentro, lo que puedo pedir es perdón. En veinte años de profesional no me ha pasado esto. Jamás había vivido algo así".

Aclaró que no se siente renovado, a pesar de las últimas valoraciones del presidente Miguel Ángel Ramírez y del nuevo director deportivo, Luis Helguera. Para el principal mandatario, se concibe la continuidad del madrileño incluso con el descenso. "No estoy renovado, y esto es muy largo. Quedan muchos partidos [once]. Yo lo que quiero es ser feliz, los futbolistas tienen que demostrar que quieren a este cuerpo técnico. El club demuestra confianza en este grupo de trabajo, pero son los jugadores lo que tienen que mostrar la confianza en sus técnicos en cada uno de los partidos".

La cara de Mel era un poema en la sala de prensa. Notablemente afectado, vive su momento más delicado tras un año en el banquillo de la UD. El conjunto grancanario no gana desde diciembre y encara la recta final del curso en una situación delicada. El abismo ya está a solo tres puntos. El domingo, una final ante el Gironaen la Isla, que marcha quinto, y lleva siete jornadas sin perder.