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La contracrónica / Sporting-UD

Ya están aquí...

Alberto de la Bella vuela por los aires después de que Unai Medina se deslizara sobre el césped para interceptar el balón, ayer en El Molinón. LOF

De repente, como si nada, los fantasmas del descenso aparecieron en la vida de la UD con una virulencia desgarradora. Ya están aquí. Hasta el esperpento de Gijón se habían mantenido en cuarentena, agazapados entre excusas de lesiones, errores arbitrales o la mala suerte, pero ayer, tras superar ese letargo ficticio, emergieron de sopetón para lanzar un aviso: la zona roja está ya a tan sólo tres puntos de distancia.

También les ayudó el caos, donde mejor habitan. Las Palmas sumó su undécimo partido sin ganar -siete empates y cuatro derrotas-, el club anunció a un nuevo director deportivo -Luis Helguera- en plena temporada para cubrir la vacante que había dejado Rocco Maiorino tras su dimisión repentina, fichó a un delantero en paro para parchear un déficit evidente propiciado por una gestión -deportiva, no económica- calamitosa y, por si fuera poco, anunció, por medio de su presidente, Miguel Ángel Ramírez, que Pepe Mel iba a continuar el próximo curso, cuestión ratificada por Helguera.

Mientras todo eso orbitaba alrededor del club, el equipo afrontaba la visita a El Molinón como una prueba más para inclinarse más hacia arriba o hacia abajo, como tantas otras semanas atrás. Hasta que la bomba le estalló en la cara. 4-0 y a sufrir hasta el final.

Porque nada hace pensar que el cuadro amarillo pueda reconducir una situación que prolonga ya durante todo 2020 y algo más atrás. La bipolaridad que demostró frente al Sporting refleja que algo está roto, que cuando algo sucede mal todo lo que viene después será peor. Nada puede explicar cómo un equipo que había dominado durante la primera parte, había creado ocasiones de gol e incluso había estrellado un balón en el larguero -un tiro de Fabio desde lejos- se descompuso en cuestión de segundos hasta alcanzar la ridiculez.

En realidad, hay una cosa que puede hacerlo, algo tan sencillo como desolador: esta UD no da para más. Porque si nadie va a buscar una pelota perdida en el área propia, si Curbelo deja libre de marca a Babin, quizá el mejor rematador de cabeza del rival, en un córner, si Mauricio entrega mal un balón y luego regala metros al delantero para facilitarle la labor, si Srnic piensa que los rojiblancos son de los suyos, o si Aythami cree que todavía puede ganar una carrera a campo abierto, no hay nada que hacer.

El desastre defensivo de Las Palmas en El Molinón vino a complementar otras concesiones anteriores como las de Alberto de la Bella en La Coruña o en Soria -dos errores garrafales propiciaron otros tantos goles-, la del capitán frente al Málaga -dejó libre a Lombán en un saque de esquina- o las varias de Valles, a quien se le ha desaparecido el ángel.

Las Palmas tiene muchos problemas, pero el de la calamidad defensiva es de los más graves. Lo demuestran los hechos. El grupo de Pepe Mel se ha caído por completo ene l tramo decisivo de la campaña. Hasta ahora había vivido bajo el amparo de las buenas sensaciones, el optimismo y la lejanía de la zona de descenso, pero ayer quedó desnudo.

Los fantasmas aparecieron con fuerza y lo que viene por delante es de traca: Girona, en casa; y Almería, fuera. Dos equipos que están en puestos de playoff examinan a una UD cuyo técnico ya carga contra los jugadores. Y que está renovado sin haber logrado el objetivo. Hasta él comenzó a ver ya sus propios fantasmas.

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