Carpetazo a la agonía. Bienvenidos a 2021. Nuevo amanecer. Se alza el telón de la regeneración con la firma del mito. De 'R' a 'R'. Del Moña a la Araña. Rubén Castro Martín sepultó a Raúl Lizoain Cruz (1-0). La cosa versa en la 'R'. De renovación. La de José Mel Pérez pinta mal. Y eso que hace los deberes. En sala de prensa evidenció el último episodio del pulso con la directiva.

El Roque Nublo es Rubén. La firma del mito. Gracias Moña. Patrimonio de la humanidad 'R-7'. Rubén Castro Martín y punto final al bochorno. Ahí quedó eso señores. Me llamo el Moña. La UD Las Palmas trituró ayer al Mirandés (1-0) desde el punto de pena máxima -ya contabiliza once dianas este infierno del área fabricado al manto de la arena de Las Canteras-, ante el meta grancanario Raúl Lizoain Cruz, y logra de forma matemática la salvación en la categoría de plata.

Un tanto de penalti bastó para tumbar al combinado leonés y poner punto y final a este curso del tedio en el campeonato de plata. Pepe Mel colma la meta de la salvación a falta de dos partidos, ya de forma matemática, en un pulso titánico. Otra versión del ida y vuelta. Pero más reconfortante. El combinado isleño, en la vuelta de Martín Mantovani y Aythami Artiles al once inicial, fue dominador total de un encuentro volcánico en el que Fede Varela fue el activo más destacable. Siempre con ese wasap del Moña. Llamando a cada área.

Y ahí brilló Raúl, la Araña de Escaleritas. De la zona baja de la capital a La Isleta. De Rubén a Raúl. La doble 'R'. Habló la Araña, mató Rubén. Bendito estilete apocalíptico. Rey de esa zona prohibida. El arquero presentó sus credenciales para volver a vestir de amarillo.

A los 53 puntos sin hacer ruido. El triunfo ante el CD Mirandés se fundamentó en la capacidad de determinación de un ángel libre como Rubén Castro Martín. Hay que esperar ese florecer. El latir del gol. Siempre con el Moña y al fin del mundo, que alcanza la cifra de once dianas. Con doce remates y tres saques de esquina, solo una acción a balón parado bastó para liquidar a un Mirandés raquítico en un pulso de sensaciones. Comienza el nuevo ciclo. Le toca a Helguera y a Tino Luis Cabrera. Meter tijera.

La fatalidad de los once metros. El aroma de la perversión. Viva La Isleta en tiempos de mascarillas. Una obra de arte de Rubén Castro en los minutos finales ratificó la victoria de la galaxia legionaria en el día del oficio. Y así, se cierra la permanencia. No la continuidad de Mel. Más fuera que dentro.

Maravilló Raúl. Espectacular la Araña. Al cuarto de hora, el de Escaleritas ya intervino para desviar a córner tras un zurdazo raso del argentino Fede Varela, pero su exhibición estaba por llegar, solo diez minutos después. Se doctoró en el partenón. Un envío del galgo Álvaro Lemos provocó el registro felino de Lizoain. La UD besó el balón, gobernó la primera parte pero no metabolizó el dominio de las ocasiones (16). Dani Castellano, en una de las continuas incorporaciones al ataque del velocista, pudo marcar en el 36' pero su disparo se estalló en la espalda de Sergio. Se iba acumulando méritos. Poco después, de nuevo Lizoain estuvo seguro para atrapar por bajo un duro disparo de Cristian Cedrés -una vuelta desde el pasado. Era la noche de la Araña. El último partido oficial del extremo se remonta al 1 de diciembre. Completó méritos para su inclusión en el nuevo proyecto.

Al Mirandés le duraba poco el balón, no pudo montar transiciones rápidas y su única ocasión llegó en el minuto 41 tras una buena jugada individual de Íñigo Vicente por la izquierda y su pase al centro del área lo remachó contra el césped el brasileño Matheus -una gran amenaza-, y el balón se marchó alto.

Antes del descanso la tuvo también Rubén Castro a la salida de un córner, pero su remate raso lo despejó en el área chica Sergio. Habría que decir 'señor Moña'. Siempre en el espacio justo. En el fotograma idóneo. Lleva veinte años en el oficio. Es un bendito. Tocado por los dioses. Hay que renovarlo hasta los 90 años. Hasta que deje de respirar. Rubén es la vida, el confinamiento y la vacuna de todos los males. El motor del novelista. Su último as en la manga en esta cruzada por el 'sí'. En la segunda parte el choque estuvo más equilibrado, con mayor presencia del Mirandés en campo rival, pero sin ocasiones claras en las áreas, a pesar de las piernas frescas que fueron introduciendo en el campo tanto el novelista Mel como Andoni Iraola -apunten este hombre, técnico de futuro-.

De susto en susto

Un tiro lejano de Kirian que salió un metro por encima del travesaño, y un centro del Álvaro Lemos al que no llegó por poco Rubén Castro fueron las mejores aproximaciones locales, mientras que un zurdazo alto de Merquelanz fue la opción del Mirandés. El último latir antes del éxtasis. Hasta que Rubén

llamó a la puerta. Dijo basta. El partido parecía condenado al empate sin goles cuando una falta sacada por Aridai desde la derecha la desvió con la mano Matheus en el intento de remate de Narváez, y el evidente penalti lo convirtió Rubén Castro, aunque Lizoain llegó a rozar el balón antes de acabar en la red, y terminar con las esperanzas del cuadro visitante. Era la noche de las 'R'. Rotar, renovar, reflotar...

La UD lució oxígeno y confirma el gen renovador de Mel. Tiempos de rotaciones. Tiempos del nuevo fútbol. Queda la sensación de que el cuadro amarillo está huérfano de gloria. Faltó meterse en la dinámica gloriosa del playoff. Ante el cuadro burgalés, el combinado isleño lució personalidad. Movió el cuero con limpieza, más precisión. Sigue esa cuenta pendiente con la faceta realizadora. Si no lo hace el Moña, la UD no ve puerta. Pero esa asignatura carece de interés. El fútbol está en deuda con el estilete eterno. No vistió la Roja, fue depredador del barro y merece un reconocimiento.

Con ese registro combinativo, el cuadro de Mel terminó por arrinconar al Mirandés en su guarida. Hizo méritos de sobra. Pero faltó esa capacidad de convertir la verdad en liturgia. Aplastar al rival. Fueron cayendo los minutos sin gloria que llevar al aficionado. Era el padecer del eterno aspirante. Mel logra su meta de la salvación pero había mimbres para metas mayores. Se evitó la catástrofe gracias a una aportación reglamentaria del conjunto. La UD nunca fue inferior al Mirandés, ni al Huesca, Albacete, Girona, Lugo, Elche...Confeccionada desde el disparate, la gestión del novelista ha logrado que el combinado amarillo respire en el confort. Que se pongan de acuerdo. Ramírez y Mel deben sellar el pacto de Versalles. Salvados y bendito Moña. Poco más en tiempos del poscovid. Lizoain echó el curriculum y el '7' abraza el cielo de la eternidad.

Ficha técnica:

UD Las Palmas: Álvaro Valles; Álvaro Lemos (Eric Curbelo, min. 77), Mantovani, Aythami Artiles, Dani Castellano (Aridai, min. 77); Javi Castellano; Cristian Cedrés (Benito, min. 66), Kirian, Fede Varela (Ruiz de Galarreta, min. 81), Pedri (Narváez, min. 66); y Rubén Castro.

CD Mirandés: Raúl Lizoain Cruz; Carlos Julio (González, min. 70), Sergio, Sagnan, Franquesa (Álvaro Peña, min. 86); Malsa, Guridi (Marcos André, min. 70); Merquelanz, Antonio Sánchez, Íñigo Vicente (Joaquín, min. 60); y Matheus.

Gol: 1-0, m. 85: Rubén Castro -de penalti-..

Árbitro: Moreno Aragón (C. Madrid). Mostró amarilla a Mantovani, Kirian y Álvaro Lemos, y a los visitantes González, Franquesa y Matheus.

Incidencias: partido de la cuadragésima jornada de LaLiga SmartBank disputado a puerta cerrada en el Estadio de Gran Canaria por las restricciones del coronavirus. Antes del encuentro el delantero local Rubén Castro recibió el trofeo de LaLiga al mejor jugador del mes de junio en esta competición.