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Entrevista a Toni Otero

"Mi error fue no imponer más mi criterio; Jiménez sí lo hizo"

"Todo el mundo habla de la venta de Pedri, pero renegociar los contratos fue un papel clave y muy delicado", afirma el exsecretario técnico de la UD Las Palmas

Toni Otero, exsecretario técnico de la UD Las Palmas (2018-20), en un momento de la entrevista, ayer. ANDRÉS CRUZ

¿Resumiría su paso por la UD como un fracaso?

No, para nada. No lo considero un fracaso, sino un aprendizaje. Hubo momentos buenos, momentos malos y todo el mundo tiene que hacer una reflexión. Yo hago la mía, por supuesto, y para nada es un fracaso. Fracaso es algo demasiado malo para las experiencias vividas.

Sin embargo, llegó con el objetivo de subir y encima con dinero. ¿De verdad no lo es?

Bueno, lo vemos con otros equipos. El no cumplir los objetivos no significa que sea un fracaso. El no cumplir los objetivos, a veces, haciendo todo lo posible para cumplirlos, no es un fracaso. Es una decepción, un palo para la afición y para todos, pero no un fracaso porque se dio todo y trabajé con honestidad para el club y para la afición.

Impactó la contundencia con la que dijo en su presentación lo de 'soy el máximo responsable de la parcela deportiva'. ¿Le obligaron a decirlo?

No lo veo muy diferente a lo que dijeron Rocco -Maiorino- o Luis Helguera al llegar.

Insisto, ¿alguien le obligó a decirlo?

A mí nadie me obliga a decir nada. Simplemente digo que al final no dista mucho de lo que dijeron Rocco o cualquier director deportivo al llegar.

¿Cree que esa frase le pesó con el tiempo?

Está claro que no conocer la ciudad, el club, el entorno, hace que te comportes de la manera que te comportabas en otros sitios. Lógicamente, si una persona no tiene experiencia en algo, o no conoce, dice una serie de cosas que a lo mejor después, conociendo el entorno, la ciudad, y el club, no diría porque sería más comedido, pero bueno, lo que dije está dicho y no creo que haya sido nada malo.

La diferencia con respecto a la temporada del último ascenso y las anteriores es que cuando usted llegó, Las Palmas tenía dinero para gastar...

Bueno, yo le podría decir que el presupuesto de la temporada del ascenso de Las Palmas (2014-15) distaba muy poquito del presupuesto del primer año mío aquí, aunque la gente piense que no. De todas formas, había un buen presupuesto, se hizo una gran plantilla y se cumplieron los objetivos que el entrenador -Manolo Jiménez- y el club querían, pero salió mal. Pero no porque consideremos que los jugadores eran malos. Tú el 1 de septiembre hablabas con cualquier persona del fútbol e incluso vosotros -la prensa- y todo el mundo decía que era una plantilla impresionante.

¿La culpa fue entonces de los entrenadores?

No, yo creo que la culpa fue de todo el mundo.

¿Cuál fue su error?

No tener más paciencia, no imponer más el criterio. Siempre he podido opinar, pero a veces no he sido capaz de convencer.

Pero usted sabía que imponer su criterio en un club como la UD era complicado.

Bueno, pero como en todos los clubes. Imponer los criterios a un presidente o a un director general no es fácil. La suerte que he tenido en este caso es que siempre he podido dar mi opinión, pero a veces no he sido capaz de convencer.

¿El presidente quería echar a Jiménez y usted prefería que continuara?

Al final, digamos que la situación de Manolo vino generada por el propio Manolo. Creo que llevó la situación a un límite bastante complicado. Creo que el equipo tuvo demasiada urgencia. A toro pasado es muy fácil opinar. Lo que puedo decir es que tanto Miguel -Ángel Ramírez- como yo y los que tomamos esa decisión lo hicimos con la voluntad de que saliera bien. Y al final se tomó una decisión que a lo mejor, con el paso del tiempo, diría que nos precipitamos. Puede que sí.

Sólo una temporada después de haber invertido dinero hasta en cinco fichajes el discurso pasa a ser el de la cantera por bandera, cuando había sido apartada un año antes, nada sorprendente por otra parte. ¿Por qué ese cambio?

Uno de los culpables en el buen sentido es Pepe -Mel-, que hace una apuesta grande e importante por la cantera. Al final tiene que tener un primer espada que apueste por ellos.

¿Y por qué no apostó usted antes?

Nosotros la primera temporada con Manolo pusimos nuevo o diez jugadores de la cantera a hacer la pretemporada y Manolo en ese momento no quería jugadores de cantera.

¿Entonces vuelve a ser culpa de Jiménez?

No, fue culpa de todos, porque al final tú tienes que imponer criterios y convencer a la gente de que se así. Ni Miguel, ni Tonono ni yo fuimos capaces de convencerle de que esos chicos eran válidos, pues entonces decidimos apostar todo a otra cosa. Luego lo corregimos y Pepe ha ayudado mucho.

Si Jiménez impuso su criterio, entonces usted no era el máximo responsable, ¿no es así?

No. En aquel momento se quería un equipo más veterano, más hecho, con jugadores experimentados porque él consideraba que para el objetivo del ascenso era lo que necesitaba. Convenció de alguna manera de que era lo mejor en ese momento. Después de todo, se puede decir que no fue lo correcto, pero en aquel momento todos, absolutamente todo el mundo decía que Las Palmas era un equipazo. Yo no era el máximo responsable, sino que cada uno exponía su criterio y se tomaban decisiones.

¿Se ha sentido maltratado por la prensa?

Para nada. Creo que fui una persona seca, fría, que le costaba hablar. Si volviese atrás igual me comportaría de otra manera, puede ser, pero no porque fuese maleducado o impertinente, sino porque fui frío, y a lo mejor esa frialdad llevó a otras cosas.

¿A qué se refería con aquello de un proyecto a cuatro años si luego el verano pasado hubo que hacer mil y una operaciones para poder salir a competir?

Al final, independientemente de que tuvimos que rehacer cosas, demostramos que el presupuesto estaba cubierto y asumido. Es más, el equipo, si no llega a ser por el tema del coronavirus, estaba en más tres millones de euros. En una empresa, cuando las cosas no van del todo bien o arriesgas mucho en alguna situación, después tienes que rehacerte. Nosotros demostramos que la gestión del club estaba bien, porque se levantó esa situación.

No creo que nadie pensara que el club fuera a desaparecer si no se ascendía.

Yo creo que se fue demasiado alarmista en todas las situaciones. Lo bueno es que desde dentro tuvimos la calma suficiente como para saber que eso se iba a levantar y no iba a haber ningún problema.

En su primer año el equipo empieza bien, luego baja un poco, se destituye a Jiménez y en marzo, ya con el objetivo muy lejos, llega Rocco Maiorino a la dirección deportiva. ¿Lo vio como un desprecio a su trabajo?

No, para nada, porque yo realmente cuando vine aquí, en mi primera reunión estaba Toni Cruz. Yo venía a trabajar con Toni Cruz. No, no me afectó. Entiendo las estructuras y que los presidentes tomen decisiones.

¿No se le pasó por la cabeza dimitir?

No, porque repito, cuando me voy de aquí tras la primera reunión, me llama el presidente y me dice que había dimitido Toni Cruz y que de momento no iba a poner a nadie, que ya lo pondría con el tiempo.

Su relación con Rocco fue mala desde el primer momento. ¿Por qué?

A ver, mi relación con Rocco fue profesional. Tenéis que preguntarle a él por qué esa relación fue mala hacia mi persona o hizo las cosas que hizo.

¿Qué hizo?

Pidió mi destitución.

Sí, pero eso fue al final, me refiero al principio.

Bueno, digamos que aquí no se trata de ser amigos, sino profesionales. Él llegó e hizo una serie de cosas que a un profesional como yo no le sientan bien. Mandar o dirigir no significa cortar, ni amenazar ni decir cosas que no tienen sentido.

¿Entonces no me va a decir qué le dijo?

Eso se queda a nivel interno. Mi relación personal con él fue la que fue, no mía, sino la de él conmigo, insisto, la de él conmigo. Eso es lo que se puede decir y lo que es. No se trata de ser amigos, pero yo no me porté mal con Rocco a nivel personal.

¿Y él con usted sí?

Si tú ves los acontecimientos cómo han sido, da que pensar. Yo no he hablado con él ni pienso hacerlo.

Poco antes de la dimisión de Rocco, había hecho una serie de entrevistas en las que criticó la gestión anterior, es decir, la suya. ¿Habló de ello usted en el vestuario?

Al final se dicen tantos dimes y diretes, que si lo que dicen, lo que hablan...

¿Paro habló de eso en el vestuario?

No, yo no hablé mal de nadie ni en el vestuario ni en ningún sitio. De cada uno habla el vestuario como tiene que hablar. No habla mal Toni. Todo el mundo sabe lo que hace uno y lo que hace otro, y hasta ahí. Nadie puede decir que Toni no haya sido un profesional.

¿Por qué se defiende tanto a sí mismo?

Porque de lo que se trata, independientemente de que las cosas hayan salido bien o mal, es de ser un profesional y honesto. Es una fe de vida. Lo demás da igual, no tiene relevancia. Y yo creo que Toni Otero ha sido un buen profesional y claro que tengo que reivindicarlo.

¿No se sintió despreciado cuando su papel desde la llegada de Rocco se limitó a arreglar los contratos?

Para nada, porque además mi papel fue muy importante. Todo el mundo habla de la venta de Pedri, pero el papel de renegociar los contratos y llegar a acuerdos con los jugadores y los agentes también fue un tema clave y muy delicado que me hizo crecer muchísimo.

¿Le apetece seguir en ese lado del fútbol o pasarse al mundo de la representación?

Me apetece ser feliz. ¿Que voy a seguir ligado al fútbol? Sí, hay muchas facetas en las que puedo trabajar. Tengo que pensar y tomar una decisión. Este mes la tomaré y dependiendo de eso seguiré en Las Palmas o no.

¿Se vive mejor siendo agente que director deportivo?

No sé si se vive mejor, quizá se tiene menos responsabilidad. Al final son proyectos y el que más te apetezca es el que tienes que coger. Me ha llamado el director deportivo de un club importante para que tenga paciencia porque puede haber algo, me han llamado agencias de representación, clubes... Lo que tengo que hacer es coger el camino que más me convenga.

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