La Provincia - Diario de Las Palmas

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Kirian y una candidez maldita

El tinerfeño dio una lección de personalidad y mando | La mano de Álex Suárez fue el principio del fin | Faltaron tablas y picardía

Kirian Rodríguez controla el esférico ante la presión de Pathé Ciss, ayer, en el de Gran Canaria y en la di sputa de la segunda jornada.

Dos tiempos. Dos caras. Un escudo sin oxígeno. El precio de la candidez. La UD, tras maravillar en el primer acto con una propuesta de vértigo y ponerse 2-0 ante una jauría de lobos, descendió a los infiernos con un carrusel de concesiones defensivas grotescas ante el Fuenlabrada. El peaje de lo físico y de una pretemporada calamitosa -solo se disputaron dos partidos en el verano del poscovid ante el Panadería Pulido San Mateo y Tenerife- tenían que aflorar por alguna esquina. De la personalidad de Kirian a la mano de Álex Suárez. 95 minutos y mil lecturas en el segundo asalto. Es preciso envasarlo en mesura. Falta un mundo.

Veinte minutos desastrosos -del 64’ al 84’- fueron una losa para un conjunto que se desplomó tras hacer lo más difícil. Los tantos de Álvaro Lemos y Pejiño cautivaron por el método. Transiciones rápidas, toque y dinamita. El caudal ofensivo del primer tiempo fue abrumador: Kirian Rodríguez, Rober, Pejiño y el Picasso de Álvaro Lemos -que contó con la colaboración de Freixanet-.

El misil de Clau impuso algo de cordura, intervención felina de Álvaro Valles y un último cartucho de Clemente. La UD bajó los brazos y entregó la brújula en una fase caótica. El Fuenlabrada ganó con los cambios en el ecuador del segundo tiempo, el bloque isleño perdió el nervio. Entregó el esférico y no hubo manera de congelar las embestidas de Nteka y Kante.

El experimento del lateral

El (3-3), con la visita al Zaragoza en el horizonte, deja una retaguardia temblorosa y una acción infantil de Álex Suárez. La mano de la vergüenza. Aseado y en un gran momento de forma, resulta incomprensible este desliz. Su trabajo con Eric Curbelo resultó impecable hasta el fatídico minuto 64.

Mel sacó a Benito y a Sergio Araujo -por Pejiño y Espiau-, dos movimientos que cualquiera de los aficionados hubiesen firmado, luego le tocó el turno a Clemente y al goleador Clau. Faltó poner un tapón para evitar el ida y vuelta.

Caían los minutos y el partido latía al ritmo de Sandoval. Sin Fabio ni Javi Castellano, la UD no logró congelar el pulso. Balones fuera, picardía, las malas artes...Sin la experiencia de los Mantovani, De la Bella o Rubén Castro, hay que darle minutos y errores a esta nueva generación. Las cabalgadas de Rober fueron sublimes, así como la habilidad de Enzo Loiodice. Hay mimbres, falta cuajo. Mala leche.

El experimento de Ale Díez por la izquierda funcionó. El exjugador del Extremadura no tenía una papeleta fácil y fue de los mejores. Araujo, aún lejos de su estado ideal de forma, dejó varios controles con el pecho con su sello. Espiau se movió con inteligencia y Kirian es el rey. Porta la corona de un régimen que sepulta la falta de gol.

Se detecta una evolución entre la actuación en Leganés y el delirio de anoche. El método ya está sobre la mesa. Ruiz y Enzo como directores de orquesta, con Pejiño y Rober como puñales. Benito ha desaparecido de la primera línea de combate y ayer ejerció de revulsivo. Lo de Maikel Mesa es de juzgado de guardia. Se quedó sin participar. Con un compromiso de acero por el escudo, ya demostró en el Albacete que puede ser resolutivo. Su ostracismo comienza a preocupar.

Solucionado el mal de pólvora, la UD fue devorada por la falta de contundencia. Defender es un arte y exige sacrificio. La mano de Álex Suárez emula al error de Juan Fernández ante el Racing en el pasado curso. El precio de la candidez.

Ya son cuatro goles encajados en dos partidos para un vestuario de 26 años de media -el segundo más joven de la competición, solo superado por el Almería-. La UD acusó los golpes de Nteka, Salvador y Kante. Pero apareció el orgullo y la pegada atómica del lanzaroteño Clau. En esos veinte minutos de absentismo laboral, el Fuenla campeó a sus anchas con una propuesta primitiva. Balones directos y velocidad. No conviene ejecutar a Suárez y Curbelo, dos zagueros curtidos en el Anexo y llamados a convertirse en el presente. La lesión de Cardona y la baja de Aythami Artiles es para tener en cuenta.

Hay que mantener un 2-0 con el alma. Y con fútbol. Tras marear al rival y sortear las trampas de Sandoval, el cuadro de Mel sufrió un cortocircuito. Saltó por los aires una partitura arrolladora. Pudo ser peor. Hay que madurar sobre la marcha. Ya llega La Romareda.

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