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El desastre fue culpa de un hongo

Santiago Sosa, responsable de la firma de jardinería Tecbinor y del cuidado del césped del Gran Canaria, responde a Mel | “Un ataque muy potente destrozó el tratamiento”

El desastre fue culpa de un hongo

Las razones del ‘puto desastre’ -como denominó José Mel Pérez al estado del césped del Gran Canaria tras el (3-3) ante el Fuenlabrada- pasan por un cúmulo de factores diabólicos: el ataque de un complejo de hongos -denominado micosis-, la ola de calor de las dos últimas semanas y la negativa por parte de la Unión Europea a la utilización de una serie de abonos para el cuidado de la superficie-. Santiago Sosa, responsable de la firma de jardinería Tecbinor, encargada del estado de salud del tapete de Siete Palmas, responde al novelista Mel.

“En primera lugar, eludo cualquier atisbo de polémica con el señor Mel y su valoración del césped. Soy un soldado de la entidad amarilla. Mi responsabilidad es el cuidado de la superficie de juego del estadio y de los campos de Barranco Seco. El sábado 12 -una semana antes del pulso ante el Fuenlabrada- sufrimos un ataque muy potente de un complejo de hongos. Resultó devastador. Dinamitó todo el trabajo anterior de replantación y cultivo [el ‘verde’ se arrancó tras el partido ante el Extremadura el pasado 20 de julio para iniciar el trabajo de implantación del nuevo]. Una vez concluido el encuentro del domingo, desde ese minuto, ya hemos comenzado con las tareas de aplicación un nuevo tratamiento”.

Eliminado el hongo, habrá nuevo césped. ¿Pero cómo estará ante el Logroñés -cuarta jornada a disputar el 3 o 4 de octubre-?

“Tenemos todo en contra, como es la escasa ventilación y el fuerte calor de las últimas fechas. No hemos tenido el mejor clima. Trataremos de minimizar el impacto, moveremos todo el césped, mejoraremos la densidad, potenciaremos el arraigo [de la semilla]”.

El hecho de que LaLiga concluyese a finales de julio, por culpa de la pandemia, y comenzase a mediados de septiembre, tampoco ayudó. “Estamos en una fase crítica, como es el cambio estacional. Hay que adaptarse a la nueva situación [el cambio de calendario y el inicio con tres semanas de retraso en relación a años anteriores] y no será por falta de empeño. Por sacrificio no será, ya estamos a ello”.

Un microclima dañino

Inaugurado en 2003, el Estadio de Gran Canaria presenta “un microclima” que complica de forma notoria las labores de cuidado y plantación -con semillas y no con los tradicionales tapetes-. “Hay cambios brutales de temperatura, una zona muy húmeda (...) A eso se suma la limitación para la adquisición de productos [por la reglamentación de la Unión Europea]. Nos priva de herramientas claves”.

En relación al uso, casi anecdótico del primer plantel del Gran Canaria, para entrenamientos y jugadas ensayadas -en la previa-, Sosa aclara que “con un mínimo de profundidad de raíz”, se puede elevar de forma considerable la presencia. “Cuando pasen unas semanas, el uso y desgaste de la superficie no es contraproducente”.

La empresa ya ha comunicado a la UD el nuevo plan de mejora. Una batalla contra reloj. Sobre el estado de Barranco Seco -segunda denuncia de Mel-, Sosa se muestra enigmático. “Pues no lo sé, esa pregunta es para el entrenador”. El responsable de la firma de jardinería y técnico agrícola considera que si la UD “hubiese ganado al Fuenlabrada, ahora no estaríamos hablando del cesped del estadio”.

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