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Los cuatro quirófanos de Raúl

El portero vasco cumple hoy un año y medio sin jugar desde que sufriera dos lesiones de las que nunca se recuperó después de las primeras intervenciones en la Isla

Raúl Fernández en su antepenúltimo partido con la UD hasta el momento, frente al Elche Quique Curbelo

Hoy, exactamente un año y medio después de una fractura en la rodilla izquierda y otra en la mano derecha, Raúl Fernández, portero de la UD Las Palmas, sigue sin poder jugar. ¿Qué ha pasado para que haya tenido que estar tanto tiempo fuera? La cuestión no tiene una sola respuesta, pero se resume en que, lejos de sufrir recaídas, nunca se recuperó de las lesiones originales. En cualquier caso, no es está disponible, y tampoco lo estará a corto plazo, porque ni siquiera tiene ficha. Se le espera de manera definitiva para enero, cuando está previsto que ponga fin a un calvario personal que comenzó el 14 de abril de 2019.

Aquel día de primavera un tal Djordje Jovanonic, hoy sin equipo, apuró demasiado en su lucha por alcanzar un balón largo y se estampó contra el guardameta vasco de la UD. El choque fue letal: fractura en la rótula izquierda y en el dedo pequeño de la mano derecha. La goleada en contra (0-3) que sucedió en los seis minutos finales de aquel partido ante el Cádiz no fue lo peor, pues era la sepultara de un proyecto de ascenso que había muerto jornadas atrás; lo dramático es que supuso el inicio de un martirio para Raúl.

“Un éxito”

No sabía el vizcaíno cuando tres días después del percance la UD emitió una nota en la que anunciaba que la operación había sido “un éxito” que lo peor estaba por venir. La intervención del doctor Gerardo Garcés, jefe de los servicios médicos del club, fue detallada de la siguiente manera: “Al guardameta amarillo se le realizó una artroscopia de la rodilla izquierda comprobándose el diagnóstico de fractura de rótula, tras la que se efectuó la reducción y fijación de fragmentos de rótula vía artroscópica y reanclaje del tendón rotuliano”.

Además, la misma información oficial señalaba que ese sábado Raúl iba a ser operado del meñique derecho, en este caso por el doctor Carlos Thams, y que el tiempo aproximado hasta que se pudiera reincorporar, ya recuperado de las dos intervenciones quirúrgicas, era de tres meses.

En agosto, por tanto, el meta de la UD debía estar listo para competir por un puesto según las previsiones del club, sin embargo, nunca volvió a tener buenas sensaciones ni en la rodilla ni en la mano. Raúl, en definitiva, no terminó de arrancar. Pasaron meses y meses de trabajo en solitario en el gimnasio hasta que en el primer trimestre de este 2020, ya harto después de casi un año de baja, se realizó una resonancia magnética que decidió llevar meses después a un especialista en Madrid con el objetivo de obtener una nueva opinión sobre su estado, en este caso, del dedo de la mano derecha.

Fue la época en la que el portero se ejercitaba con aparente normalidad junto al resto de sus compañeros, pero en realidad no terminaba de encontrarse bien. Nunca tuvo una nueva lesión, sino que jamás se recuperó de la que tenía. Tres días antes de que se reanudara la competición tras el confinamiento, el 10 de junio, la UD anunció que pasaría otra vez por el quirófano y que el periodo de baja era de meses y medio a tres.

Algo extraño debió ver el doctor que atendió al vizcaíno en Madrid para convencerle de que lo ideal era intervenirle otra vez en la mano, una operación que tuvo lugar el 15 de junio y que, según fuentes del entorno del jugador, fue costeada por el propio futbolista, que acudió a la capital de España con el permiso del club.

Raúl Fernández regresó a la Isla e inició entonces el proceso de rehabilitación del dedo, sin embargo, la rodilla continuaba inflamada y tampoco terminaba de arrancar. Por eso, antes de que concluyera el curso pasado, el meta solicitó al club llevar la misma resonancia, en este caso, a un doctor de Bilbao, quien al examinar la rótula del jugador le recomendó una nueva operación, que según las mismas fuentes también fue costeada por el futbolista.

El 15 de agosto, la UD publicó la siguiente nota: “Tras realizarse una revaluación del estado de su rodilla izquierda, –Raúl– se someterá a una nueva intervención quirúrgica en los próximos días”, sin precisar la fecha de la operación ni el periodo estimado de baja.

Y así llegó Raúl Fernández a quedarse sin ficha mientras se recupera definitivamente. No planteó ningún problema por ello, porque sabe que como mínimo hasta que se abra el mercado de invierno en enero no estará disponible. El bilbaíno, de 32 años, acaba contrato el próximo mes de junio. Hoy suma un año y medio sin jugar, y a la UD le habrá supuesto más de un millón de euros no poder contar con su portero titular.

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