El caos devora a la UD Las Palmas ante el Real Oviedo

Los tantos de Nahuel, ex del Tenerife, en dos minutos funestos (del 19 al 21'), bastaron para desmontar el Belén. Sin un gramo de chispa, los amarillos fueron previsibles desde el primer segundo.

En esta noche de terror, Álvaro Valles detuvo una pena máxima y evitó un resultado de escándalo. Si el miércoles fracasó la segunda línea ante el Albacete (1-1), esta noche le tocó a la primera. No hay excusas. Solo faltaba Pejiño. Fue una auténtica desconsideración.

Sin la bala de Pejiño, Mel optó por ubicar a Kirian por la izquierda. Primer error. Sergio Ruiz, Enzo Loidice y Óscar Clemente trataron sin lograrlo generar transiciones y caudal ofensivo desde la medular. Misión imposible. Araujo malogró dos disparos y un mano a mano ante Femenías. El ideario y la partitura han sido incendiadas por la política de rotaciones. La UD, un sello explosivo, que recurría al vértigo como espada mortal, se ha transformado en un alma en pena. Solo el tanto de cabeza de Álex Suárez, el gran protagonista del partido, logró reducir distancias en el 88'. Purpurina. 

Un acto de maquillaje que brindó algo de emoción. Mel agotó los cinco cambios en el segundo acto y Las Palmas acabó con Pietro y Clau en punta. Curbelo en el lateral derecho y Benito a pierna cambiada -por la autopista derecha-. Demasiados cambios. Demasiadas concesiones. Maldita política de rotaciones.

  

Los dos goles de Nahuel fueron calcados. Contras de libro con cianuro. Quedó petrificado el central, como una figura de cera. La parálisis alcanzó a Aythami Artiles, al que le faltó algo de intuición. En el 0-1, el remate del argentino se estrelló en el palo y el rechace le fue directamente al de Rosario para plasmar el descalabro. Robo, contra y un equipo fuera de sitio. Reacción y doble remate del Chino Araujo. Así, heridos en el orgullo, se alcanzó el ecuador con un resultado justísimo. El Oviedo, desde el orden y el compromiso, cortocircuitó la salida de balón de la UD, que plasmó el peor partido por dentro. Tampoco había bandas -durante la primera parte-. No pisó campo contrario hasta que llegó el minuto 70. La aparación de Maikel Mesa como revulsivo tampoco hizo efecto. No funcionó nada. Solo la agilidad de Valles para congelar un penalti y maquillar un final de película con ciertas dosis de emoción. La UD pincha y estira su depresión.