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La evolución de la UD es sin balón

La posesión media amarilla en sus tres victorias esta temporada está por debajo de la mitad: 43% | El robo, la verticalidad en los ataques y la presión, sus mejores armas

La evolución de la UD es sin balón

La UD Las Palmas de esta temporada ha evolucionado en muchos aspectos. Sin embargo, hay uno que destaca por encima del resto, sobre todo si se hace una mirada a las últimas campañas del club amarillo, tanto en Primera como en Segunda División, donde parecía tener un dogma de fe clavado en el escudo: con la posesión del balón al fin del mundo. Esa creencia inalterable ha desaparecido en esta nueva UD de Pepe Mel.

Porque la UD Las Palmas, que no hace desprecios al balón cuando le toca mantenerlo, es capaz de vivir sin él. Si en otros cursos era su modus operandi para ganar partidos y generar peligro, los puntos logrados este año tienen un sinónimo común: a la UD no le hace falta manosear el balón para sumar. Una traducción que tiene como resultado un equipo compacto, solidario, con un mejor posicionamiento y rígido a la hora de morder, recuperar el balón y salir en velocidad previsto de bandas rápidas (Pejiño, Rober o Benito). Todo acompañado de un centro del campo implicado en la recuperación, algo que empieza desde el delantero centro, como se ha visto con Sergio Araujo y Edu Espiau.

En los partidos donde Las Palmas ha logrado puntuar (ocho hasta el momento), la UD tiene una posesión media del 45,8%. En la victorias, los amarilos acumulan un registro más bajo aún: solo tuvo el balón el 43% del tiempo de juego. Para tumbar al Almería le valió con una posesión del 37%, un 38% para acabar con el Castellón y solo ante el Logroñés reflejó un manejo del balón por encima de la mitad con el 53%. Un dato a tener en cuenta.

Más aún si se mira qué ha pasado cuando Las Palmas ha besado la lona. En las tres derrotas que suma hasta el momento en la temporada, su posesión media es del 56,3%. De nada le valió dominar el cuero frente al Real Oviedo (64%) o contra el Cartagena (58%). En la clasificación global de la posesión, Las Palmas es decimotercera (48,5%). Por su parte, el CD Tenerife es noveno en esa tabla, con una posesión media del 52,2% en las once primeras jornadas de LaLiga SmartBank.

El cambio de la UD Las Palmas se explica desde la propia complexión de la plantilla: más desborde, más rapidez, más presencia física. En las bandas, Pejiño –descartado para el derbi–, Rober o Benito Ramírez cuentan con dos condiciones: velocidad y compromiso para defender. En el repliegue nunca se guardan nada. Tampoco a la hora de no dejar jugar a su par.

Una presión que, acompañada a la que ejercen los tres centrocampistas puros, ayuda a la UD a robar más rápido y mejor, en zonas más adelantadas, bien fruto de ese trabajo o bien por errores del rival. Un ejemplo claro de ese hecho fue el gol frente al Girona de Sergio Ruiz, que nace de una pérdida del Girona en el centro del campo. Verticalidad, velocidad y definición en el área contraria. Un plan de juego que se ha visto repetido durante la temporada.

La capacidad de Sergio Ruiz para dar pases que rompan líneas desde la construcción del juego es otra de las claves de esta UD. El cántabro se ha convertido en el elemento fundamental en la estructura del esquema de Mel. Saber si mantendrá al exjugador del Racing de Santander como volante o bien lo retrasará a la posición de pivote es una de las principales incógnitas del once que el técnico madrileño prepara para el choque ante el Tenerife. Su capacidad para pisar el área contraria y esquivar rivales en conducción le hacen ser elemental en el programa de Mel.

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