La Copa, esta reformateada Copa del Rey, es un elemento peligroso. Si no se toca con el respeto que se merece, su emoción, su vértigo, te puede llevar al sonrojo, al ridículo. Todo pende de un partido.
La UD se clavó esa idea en el pecho y salió al campo del modesto CD Varea de Tercera División para acabar con él por la vía rápida y asegurar su pase de ronda. Al minuto siete ya iba ganando la UD para encarar un partido que acabó con una goleada clara de los grancanarios (0-4). No quiso excederse Mel en su alineación ante un Tercera División. De entrada, once profesionales, con nombres como el de Dani Castellano, Álvaro Valles o Kirian, habituales titulares en esta campaña, sobre el césped. Un día de oportunidades, una jornada para la reivindicación de futbolistas como Maikel Mesa, Aridai o Pietro Iemmello. Sin césped artificial rebosado de caucho de por medio, la UD no tenía ni una excusa para no solventar el partido con la superioridad que se le presuponía por su entidad.
El ímpetu que puso el Varea recibió un golpe severo a los siete minutos. El plan de la UD se había cumplido. Domó pronto las ganas del cuadro riojano la UD con la anestesia del gol. Cogió el balón, se agarró a él y elaboró una jugada trenzada desde atrás que Cristian Cedrés culminó con el recurso de la puntera dentro del área tras la asistencia de Álvaro Lemos. El primer paso estaba dado.
Lejos de decaer, el Varea no sucumbió. Se lanzó arriba, hiló un par de llegadas y, en un córner, heló a la UD con el gol del empate. Las dudas en ese tipo de acciones, en el balón parado, en los barullos, no se disuelven para la UD. Da igual qué categoría tenga el rival que tiene delante. Hay males que perduran. Solo el banderín salvó a la UD.
La paciencia que había tenido Las Palmas para guardar el balón en los primeros minutos desapareció con el gol. Los de Mel buscaban más la carrera, ante un Varea que no quería descomponerse. Así lo hizo Benji, portero local, para sacarle un disparo a Aridai con más peligro que intención.
Estaba corajudo el Varea, empeñado en cortocircuitar la salida de balón de la UD Las Palmas. Incómodo Javi Castellano, incómodo Maikel Mesa, incómodo Kirian. Era un pequeño dolor de muelas. Porque al pisar el campo contrario, la UD se nublaba. El gol de Cristian Cedrés era una bendición.
Porque cuando pudo volver a marcar, la UD, de la mano de Pietro Iemmello, se olvidó de ser delantero, de finalizar las jugadas. Lento, no supo aprovechar una asistencia acrobática de Maikel, desmarcado en la picada de Aridai. Cuesta justificar qué pretendía hacer.
Perdonó alguna más la UD, pero Álvaro Lemos mató el partido con un golpeo seco dentro del área tras un meneo del balón de un lado a otro. Dos minutos más tarde, Iemmello remendó su error. Desmarque, recorte y gol. Primero del italiano en su era de amarillo. En 35 minuto, la historia estaba resuelta.
A otra cosa
Que corriera el tiempo, visto lo visto, era lo mejor que podía pasar para los dos equipos. Cuarenta y cinco minutos y a otra cosa. Eso sí, la UD no bajó el pulso, como tampoco lo hizo el Varea, que se propuso disfrutar de la noche compitiendo, sin tirar su orgullo.
Aridai buscó su gol, pero la suerte no estaba con él. Lo intentó en más de una ocasión, pero nada. Negado. En esas llegó el turno para los debutantes. Apareció Saúl Coco para incorporarse al eje central para demostrar su valía.
La UD bajó un punto y el Varea pellizcó al equipo de Pepe Mel. Probó a Álvaro Valles, pero Las Palmas sacó de nuevo el colmillo. El cuarto gol fue de Eric Curbelo, con un zambombazo dentro del área tras una jugada de tiralíneasm donde Iemmello ejerció de asistente.
También apareció por allí el tinerfeño Diego Gutiérrez para ponerse por primera vez la camiseta amarilla de la UD con el primer equipo. Removió el banquillo Pepe Mel, Álvaro Valles amargó los intentos del gol del honor del CD Varea y se encontró con lo peor del partido: tener que acabar el partido con diez por la lesión de Clau Mendes, que solo llevaba unos minutos en el campo. Un borrón en un día donde la UD esquivó con respeto cualquier susto.
