La Provincia - Diario de Las Palmas

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Araujo y Rober contra la sequía

Con cuatro tantos cada uno, son la esperanza para acabar con la ceguera goleadora de la UD, que lleva tres partidos sin marcar en LaLiga | El último en marcar fue Loiodice

El argentino Sergio Araujo, en acción durante uno de los entrenamientos de esta semana en Barranco Seco. | | LP/DLP

Veinte goles en 19 partidos. Si se resta el que Ortolá se metió en propia puerta de manera escandalosa en el derbi frente al CD Tenerife, la UD Las Palmas sale a un tanto por encuentro, sin embargo, lleva tres seguidos sin marcar. En añadido, no ha visto portería en siete choques. En medio de la sequía llega el RCD Espanyol, líder de LaLiga SmartBank, en una racha formidable y con un equipazo. Y para tratar de dar la campanada el cuadro de Pepe Mel se aferra a sus dos máximos goleadores, Sergio Araujo, que regresa, y Rober González, como referencias para la machada.

Entre el argentino y el extremeño suman ocho goles, casi la mitad de los que han marcado los amarillos en todo el curso. Sin la aportación de Pietro Iemmello, la gran decepción de los fichajes de la UD, y la escasa de Edu Espiau, cuya mejor virtud no es acertar en la puerta contrario, Araujo y Rober suponen la esperanza para acabar con la ceguera que oscurece a Las Palmas.

El último que perforó la puerta contraria fue Enzo Loiodice, de falta directa en Lugo. Fue hace un mes, el 2 de diciembre, y desde entonces el conjunto isleño se nubló. Se mostró impotente ante la Ponferradina, el Alcorcón y el Rayo Vallecano, a los que casi ni inquietó, lo que, por otra parte, señaló directamente al juego del equipo, muy pobre en los últimos tiempos.

Pero ahora Mel recupera a su mejor creador, Sergio Ruiz, y a su mejor delantero, Sergio Araujo, para dejar atrás las excusas y, al menos, competir el partido al Espanyol. Juego y gol, en definitiva, se juntan en el mejor momento ante la contienda de altos vuelos que se le viene a la UD.

Y si a ellos se les suma Rober, que junto al propio Ruiz y a Pejiño son las mejores incorporaciones que realizó Las Palmas el verano pasado, el optimismo canario por rascar algo ante el primer clasificado aumenta.

Además, entre ellos se entienden. Basta con un par de datos. Los dos goles que suma el centrocampista cántabro se los ha brindado Rober, y dos de los cuatro de Araujo se los ha dado el de Astillero. La conexión es clara: los buenos se juntan, sale el brillo y la UD es otro equipo. Más peligroso, más temible.

Infortunio

Recuperado de su última lesión muscular –ha sufrido tres en los que va de curso–, el Chino acude al rescate en busca de un gol que se le niega desde el pasado 21 de octubre, cuando adelantó a los amarillos ante el Castellón con un tanto extraordinario desde fuera del área. Estaba en su mejor momento. Venía de marcarle dos al Almería –uno de ellos, el segundo, espectacular– y jornadas atrás se había estrenado frente al Logroñés, sin embargo, se rompió y no volvió a ser el mismo. Sus apariciones contra el Oviedo y el Sabadell fueron testimoniales, pues no estaba del todo recuperado.

Ello derivo en dos lesiones completamente distintas que le han tenido de baja durante más de un mes. Menos infortunios ha sufrido Rober, que únicamente se perdió la cita de Albacete por una sobrecarga. Al igual que Araujo también vio portería ante el cuadro riojano y el castellonense, y fue crucial en la remontada de la UD al Sporting de Gijón con dos goles en apenas dos minutos tras el descanso.

Ambos los consiguió desde una posición más centrada y no desde el extremo, donde se pierden muchas de sus cualidades. Su facilidad ante el gol queda a menudo desaprovechada en el costado derecho, donde, además, debe trabajar atrás para ayudar al lateral. El técnico lo ha puesto en alguna ocasión como falso nueve, pero nunca por detrás de Araujo. Quizá esa puede ser la fórmula mágica.

En cualquier caso, la suma de los dos elevan a la UD. Ahora volverán a reencontrarse ocho de los 20 goles de Las Palmas para tratar de tumbar al líder. Con Ruiz, son diez los tantos, justo la mitad –sin olvidar a Ortolá–. A ello se aferra Mel para dar un giro a su equipo y ganar en credibilidad. La ausencia de los mejores acabó con la buena imagen del cuadro amarillo. Esa que mañana, ante el Espanyol, pretende recuperar.

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