La Provincia - Diario de Las Palmas

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Por algo son suplentes

Tres disparos lejanos y dos cabezazos suponen todo el bagaje ofensivo de la UD Las Palmas, que vuelve a demostrar que hay un mundo entre los titulares y los sustitutos

El italiano Pietro Iemmello, titular ayer en la delantera de la UD Las Palmas, lucha por un balón con un jugador del Navalcarnero LOF

En muchos ámbitos, también en el fútbol, un sustituto suele ser peor que un titular, porque si no difícilmente podría explicarse su suplencia. Por tanto, cuando uno opta por sacar un equipo plagado de suplentes, caso de Pepe Mel, corre el riesgo de llevarse un batacazo como el que se llevó ayer la UD Las Palmas. El mismo plan salió bien ante el CD Varea, de Tercera División, pero fracasó ante un Segunda B, el Artístico Navalcarnero. Y señaló directamente a los jugadores menos habituales, incapaces de inquietar siquiera al rival.

Que el técnico pasa de la Copa del Rey porque “lo que da de comer es la Liga” se sabía, pero el cante de los futbolistas era del todo inesperado cuando precisamente les acababan de regalar minutos. Otra cuestión es la idoneidad o no de tirar la competición pese al recordatorio permanente y muy recurrido de que es “bonita”, pero asumido el abandono, es imperdonable la desidia.

Porque la UD de Navalcarnero, salvo en la primera media hora, estuvo pasota, fría como el tiempo, estéril. Por si fuera poco, Fabio pareció volver a la época de cuando pasaba por ese tipo de campos cuando militaba en el filial y olvidar lo aprendido cuando dejó al equipo con diez por una doble amarilla cuando todavía quedaban 30 minutos para el final.

Debiera no haberlo sido por la diferencia de categoría entre los dos equipos, pero la expulsión fue un golpe mortal. Pero antes de la misma el cuadro amarillo tampoco había hecho nada, por lo que no hay excusas. La UD no cayó eliminada en el Mariano González por mala suerte o por haber fallado innumerables ocasiones, que no las tuvo, sino porque los suplentes demostraron por qué lo son.

Tres disparos lejanos de Aridai, Maikel y Kirian, y dos cabezazos de Coco y Clemente fueron todo el bagaje ofensivo de Las Palmas, que encima recibió el gol en el minuto 90 porque los centrales, Coco y Curbelo se quedaron hundidos atrás y facilitaron la labor a Vavá Guerreiro, que también tuvo su mérito con un buen remate.

Valles volvió a liarse más de la cuenta con los pies y, cuando tuvo que intervenir, el balón entró; Ale Díez, que no desentonó, no llegó arriba; Jonathan Silva tampoco profundizó; Coco y Curbelo pecaron de acularse atrás; Fabio ni creó ni destruyó; Maikel sigue sin saber de qué juega; Clau fue invisible; Aridai es una sombra de lo que fue; y Pietro Iemmello, apático sin ocultarle, fue indigno. De los titulares, sólo Clemente, sin alardes de ningún tipo, se salvó.

También Rober cuando entró, porque al menos fue el único que se atrevió a encarar y buscar el peligro. Kirian, Espiau y Benito, que entró por Silva en el lateral en el 90 y se comió una jugada de peligro y la del gol antes de que pudiera asumir que ya estaba sobre el césped, también fracasaron.

Mel, que se mordió la lengua, sabía que esto podía pasar. El consuelo que queda a la UD es que su equipo titular es mucho mejor, capaz de ganar al Espanyol hace tan sólo unos días. Los Araujo, Ruiz, Lemos o Rober volverán en Mallorca. Y lo que se demostró una vez más, en esta ocasión en Navalcarnero, es que hay varios mundos entre titulares y suplentes.

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