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‘SR3’, denominación de origen

Dos de los técnicos de Sergio Ruiz destacan su personalidad, la que le hace ser el líder de la UD l> Cedido hasta diciembre, el club tiene una opción de compra preferencial

Sergio Ruiz, con el balón durante el partido frente al Zaragoza en La Romareda, esta temporada. | | LOF

“No es un jugador formado en una cantera como la del Racing o la de Las Palmas; es un jugador muy hecho a sí mismo. Tiene denominación de origen propia, es de autor, de sí mismo”. Así, con la convicción del que le hizo debutar en el equipo de su tierra, resume Ángel Viadero lo que es Sergio Ruiz, el hombre de moda en la UD Las Palmas. Algo de eso ha demostrado ya en la primera mitad de la temporada vestido de amarillo. Porque con esa personalidad arrolladora sobre el césped ha asumido el liderazgo del equipo.

Llegó el verano pasado, pero su estancia en Gran Canaria es finita. La cesión pactada con el Charlotte FC, una franquicia estadounidense que pretendía empezar a competir en la Major League Soccer –Liga de EEUU–, pero que no pudo hacerlo, en resumen, por los efectos negativos de la pandemia, establece el 31 de diciembre como fecha de devolución, pero hay motivos para la esperanza.

Sergio Ruiz conduce el balón perseguido por un futbolista del Deportivo de La Coruña cuando jugaba en el juvenil División de Honor del Laredo (Cantabria), en la temporada 2012-13.

La entidad amarilla, en ese acuerdo, se guardó una opción de compra, pero no hay un precio establecido para el jugador, sino que es preferencial, es decir, que si su club de origen recibe una oferta por él, la única manera de que continuara en la Isla sería que la UD la igualara. Para llegar a ese punto queda un año, pero si Ruiz continúa a un nivel tan alto su permanencia será muy difícil, porque cada vez será más caro.

Astillero

Pocos lo habrían imaginado, salvó él, cuando apareció por primera vez en el filial del Racing de Santander, con 21 años –cumplió 22 en diciembre–, edad considerada tardía en el fútbol de hoy para llegar al club más representativo de la provincia. Sucedió en la temporada 2016-17 después de una trayectoria forjada a base de mucho trabajo y sacrificio en equipos humildes, de barrio, antes de alcanzar el sueño.

Nacido en Astillero (1994), localidad situada a unos diez kilómetros de la capital, Sergio Ruiz jugó en el equipo de su pueblo, el Arenas de Frajanas, hasta alevines. De ahí pasó al Atlético Perines, donde estuvo hasta el primer año de juvenil. Dada su buena proyección, era el momento de dar un pequeño salto y se fue al Laredo, a 40 kilómetros de Santander, donde estuvo dos campañas, la última de ellas en el División de Honor.

Sólo se quedaría si la UD acepta lo que le pida el Charlotte o iguala las ofertas de otras entidades

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En un grupo terrorífico, con clubes como el Celta de Vigo de Santi Mina, el Deportivo de La Coruña, el Sporting de Gijón o el Real Oviedo, al equipo de Ruiz le faltó un punto para salvarse. Su entrenador era Jesús Maza, exfutbolista –fue compañero del padre de Pau Miguélez, que debuto como amarillo en Mallorca– y hoy analista táctico en el Colindres. En definitiva, un trabajador del fútbol.

“Es un currante excepcional y yo creo que por eso cada día es un poco mejor”, sentencia el técnico, que entonces había llegado al banquillo del División de Honor del Laredo en diciembre, con el curso empezado y casi por casualidad, porque el entrenador que había subido al equipo tenía el nivel 1 y no el 3, el mínimo exigido para dirigir en esa categoría –la Federación le dejó dirigir varios partidos.

el actual jugador de la UD y entonces capitán del Laredo, posa junto a un jugador del Real Oviedo y el trío arbitral antes del partido, ese mismo curso.

“De Sergio recuerdo que yo le decía: ‘Sergio, sólo conduce para juntar. Júntamelos y luego da el pase’, porque conducía y sigue conduciendo mucho el balón, en exceso, y yo le decía: ‘Sergio, por favor, júntamelos. Conduce para juntar, pero en el momento que los juntes, busca a un compañero’. Tenía una pelea con él de la hostia, fíjate, y sin embargo luego, pues mira dónde está”, comenta Maza entre risas.

Desde la televisión, porque ve algunos partidos de la UD, detecta el mismo pecado que el de Astillero cometía cuando era juvenil y que su entrenador trataba de corregir. “Se lo decía para que le salieran un par de futbolistas a él de otra línea y pudiera dar un pase a un compañero con mejor progresión. Eso lo entendía regular [se ríe], pero bueno, yo hablaba con él y estaba encantado”, señala.

Maza no recuerda a Ruiz, que entonces tenía 18 años, como un líder al uso, “pero tiraba de todos, porque era un tío incansable, trabajaba en el medio campo como nadie, llegaba a las dos bandas...”.

“Tenía una pelea con él porque conducía mucho el balón y aún lo hace”, señala Jesús Maza

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“Muchas veces le decía: ‘Sergio, abarcas lo de dos jugadores y no necesito que lo hagas, porque al final llegamos al minuto 75, que necesito que des un esprint, y no me lo das porque has ido a las dos bandas diez veces”, relata. El Laredo de Maza jugaba con un sistema 4-2-3-1, con un doble pivote en el que Sergio Ruiz tenía un papel más defensivo, “pero como llegaba al área, se convertía muchas veces en el ofensivo. Tenía los dos roles”, añade Maza.

Esas tres facetas que destaca su entrenador en su último año de juvenil, la conducción del balón, la caída a ambas bandas y la llegada arriba desde atrás, las ha demostrado el cántabro en media temporada con la UD. De alguna manera forman parte del jugador que es y que tanto gusta a Pepe Mel, que le tiene como un fijo.

Ruiz, ya en el Racing de Santander, es perseguido por un rival, en la campaña 2016-17.

Aquel Laredo que descendió por un punto dejó como gesta principal un 0-2 al Oviedo en El Requexón –ciudad deportiva del club ovetense– con un Sergio Ruiz imperial, recuerda el técnico. Acaba la temporada, “ni lo tuvieron en cuenta”, lamenta. Y el hoy jugador de Las Palmas siguió su camino humilde por el fútbol. Cruzó la ría de San Salvador para jugar en el Pontejos, de Preferente, y de ahí al Atlético Alvericia, de Tercera, y club de barrio de Santander.

“Ahí destacó un montón, dio un cante tremendo”, comenta Jesús Maza, que concluye: “Es un chaval impresionante, inteligente, buen estudiante... Lo tiene todo. Como se dice, es el yerno que quiere cualquier suegra”.

Su extraordinaria temporada en la cuarta categoría nacional le abrió por fin las puertas del Racing, en cuyo filial estuvo un año antes de dar el salto al primer equipo. En el verano de 2016, Ángel Viadero le dio la alternativa para jugar en Segunda B. Lo tuvo claro. “Aunque venía de jugar en Tercera y ni siquiera había jugado en las categorías inferiores del Racing, me llamó la atención. Me sorprendió”, sentencia.

“No está formado en una cantera, pero está hecho a sí mismo”, comenta Ángel Viadero

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“Se hizo un hueco a base de trabajo y personalidad. Maduró muchísimo y siempre me pareció un jugador que por su trabajo y constancia decías: ‘No hay quien lo pare”. Sergio Ruiz era, en definitiva, un futbolista forjado desde el barro, el esfuerzo y la creencia en que llegar al fútbol profesional era posible. Para ello le quedarían todavía tres temporadas en Segunda B, hasta que en la 2018-19 el Racing logró el ascenso a Segunda.

Antes, el centrocampista se había cruzado con el UD Las Palmas, en su primer año. El sorteo de la promoción deparó un enfrentamiento entre cántabros y canarios en la primera ronda, y los amarillos, dirigidos por Manolo Márquez, ganaron los dos partidos (1-0 y 0-1). “Yo creo que Las Palmas echó las redes en Sergio. Llamó la atención a los técnicos de Las Palmas”, sostiene Viadero.

Su entrenador de entonces no se explica cómo Ruiz no había llegado antes al Racing, pero lanza: “Por no echar la culpa a nadie, también es cierto que fue creciendo. Quizá pasó de puntillas por el fútbol base y llegó un momento en que se lo creyó. Yo creo que de Sergio hay que destacar su inteligencia, su capacidad de trabajo y sacrificio y que cree en él. Cuando eso pasa, no hay quien le pare. Era un crío, pero en un caseta de hombres él se dejaba ver”.

Tras la primera eliminación llegó una segunda, el curso siguiente frente al Barça B de Aleñá o Cucurella, hasta que el premio llegó al tercer intento. La campaña pasada Sergio Ruiz debutó por fin en Segunda División, a los 24 años. Jugó 31 partidos y fue un pilar, pero el Racing descendió.

Fue entonces cuando el Charlotte FC pagó algo menos de un millones para llevárselo, y luego la UD se lo llevó cedido, con esa opción de compra preferencial. Si puede llegar a lo que pedirán los americanos, o igualar las ofertas que le puedan llegar, habría comprado una denominación de origen, la SR3.

En la imagen de la izquierda, Sergio Ruiz conduce el balón perseguido por un futbolista del Deportivo de La Coruña cuando jugaba en el juvenil División de Honor del Laredo (Cantabria), en la temporada 2012-13. En la del centro, el actual jugador de la UD y entonces capitán del Laredo, posa junto a un jugador del Real Oviedo y el trío arbitral antes del partido, ese mismo curso. En la foto de la derecha, Ruiz, ya en el Racing de Santander, es perseguido por un rival, en la campaña 2016-17. |

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