Puede resultar un tópico, una consigna tan sencilla como obvia o un lema aplicable a cualquier ámbito de la vida, pero cuando la receta del disfrute se refiere a Jesé Rodríguez en el apartado del fútbol cobra todavía más sentido, porque lleva tiempo perdido y ahora, con su regreso a la UD Las Palmas, busca reencontrarse a sí mismo.
Y para tratar de conseguirlo, apunto de cumplir 28 años –el día 26 de este mes–, Pepe Mel aparece en su vida deportiva sin el glamur de José Mourinho, Carlo Ancelotti, Zinedine Zidane o Tomas Tuchel, pero con la idea clara de ayudarle a ser quien era. La charla extensa que técnico y jugador mantuvieron el martes se resume en una palabra: disfrutar.
El buen entendimiento entre ambos lo descubrió el propio Jesé durante su presentación el pasado miércoles. “Pensamos de la misma manera. Estamos de acuerdo en lo que hablamos y claramente no lo voy a desvelar aquí, eso queda entre nosotros, pero la reunión fue muy positiva. El míster me ha motivado mucho más de lo que ya estaba”, comentó al respecto.
Según ha podido saber este medio, el madrileño trató en todo momento de quitarle presión de encima, de hacerle ver que debe eliminar cualquier tipo de trascendencia por su llegada al equipo amarillo y de que se centrara en divertirse haciendo lo que más le gusta y disfrutar del entrenador, de los compañeros, de las instalaciones de Barranco Seco y del fútbol en general.
Palabras necesarias
Entendía Pepe Mel que Jesé necesitaba escuchar esa palabras después de varias temporadas sin rumbo fijo, prácticamente desde que se marchó al PSG desde el Real Madrid en el verano de 2016, después de ganar dos Ligas de Campeones con el conjunto blanco –en 2014, con Ancelotti como técnico, y en 2016, con Zidane–. Hay un dato demoledor que explica por sí mismo el balance de su paso por el club parisino: en cuatro temporadas y media, sólo disputó doce encuentros ligueros.
En medio, una primera cesión a la UD, otra al Stoke City, otra al Real Betis y otra al Sporting de Portugal. Hasta que regresa nuevamente a Las Palmas con la desazón de no haber tenido la confianza de algunos entrenadores desde que salió del Madrid. No lo esconde, lo dice abiertamente, aunque sin nombres, pero se refiere, básicamente, a Emery y Tuchel, sus dos entrenadores en el PSG.
Sea como fuere, el grancanario dejó claro que quiere dejar el pasado atrás aunque no se arrepienta de nada y busca en Pepe Mel un nuevo padre deportivo como lo fue Quique Setién en las dos etapas que coincidió con él, primero en la UD y luego en el Betis, donde insistió en su llegada en el mercado invernal por su experiencia del año anterior.
La primera toma de contacto entre ambos el martes pasado fue muy positiva y ahora la relación se traslada al campo, donde el técnico le ha incitado a disfrutar de la familia que conforman el cuerpo técnico, los jugadores y demás trabajadores del club. Y también del estilo de juego.
Ejemplo Viera
De ese compromiso en la filosofía de trabajo hablaron igualmente, y algo dejó caer Jesé durante su presentación. “La idea que tiene el míster me gusta bastante. Es verdad que hay jugadores jóvenes, pero con muchas ganas y que quieren llegar lejos en el fútbol. Veo jugadores que lo dan todo y me comentan que la gente está comprometida”, desveló.
En cierta forma, Pepe Mel quiere que Jesé se convierta en una especie de Jonathan Viera para el vestuario. No en cuanto al tipo de jugador, sino en cuanto a ser referencia en la caseta. El madrileño ha señalado en varias ocasiones que la importancia del centrocampista de La Feria en la plantilla trascendía mucho más allá del terreno de juego. Se refería, precisamente, a la capacidad de liderazgo del mediapunta. A ser, en definitiva, un ejemplo para un grupo de jugadores jóvenes en su mayoría.
Esa es la pretensión y en ese empeño está el jugador tras asumir ese rol, aunque todavía le quedan un par de semana para poder estar en condiciones de jugar, porque debe ponerse en forma después de medio año sin jugar.
De Mourinho, Ancelotti, Zidane, Emery Setién y Tuchel a Pepe Mel. Es el nuevo jefe de Jesé y el técnico que habrá de devolver al jugador la confianza que echó de menos en otros entrenadores. El delantero, por su parte, promete compromiso. Pero la receta, sobre todo, es disfrutar de todo lo que le rodea para renacer en el fútbol.
