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UD Las Palmas - Sabadell (0-1) | La UD vive en su noria

Las Palmas, capaz de ganar a Espanyol, Mallorca y Leganés, sigue la línea de Anduva y cae ante el Sabadell

Un momento del partido ante el Sabadell Twitter de la UD Las Palmas

Pocos, muy pocos, hubieran apostado a que la UD Las Palmas iba a ser capaz de resolver sus partidos contra el Espanyol, Mallorca y Leganés con cierto manejo, con cierta solvencia. Un pleno ante tres de los equipos clavados arriba, de esos que opositan de manera seria al ascenso a la élite. Alguno, en esa tendencia al drama que envuelve a la UD, sí que se hubiera jugado sus cuartos a que los amarillos se iban a venir de vacío de Anduva y también a que el Sabadell, visto lo visto la semana anterior, le podía dar un buen susto a la UD. Algo al bolsillo se habría llevado.

Porque la UD demostró que vive en una noria. Aquel equipo recio, firme, serio, capaz de doblegar a los favoritos de la categoría, no compareció ante el Sabadell en el Estadio de Gran Canaria. Las Palmas, como en la primera vuelta, acabó en el piso contra el conjunto arlequinado (1-0). Reventó en un partido que se le torció pasada la media hora de juego, con una controvertida expulsión de Álex Domínguez que dejó a la UD durante más de una parte sin un jugador. No obstante, antes de esa catástrofe, Las Palmas tampoco fue capaz de imponer su fútbol, de sentirse mandón y dominador ante un rival que no ganaba desde diciembre y que arrancó la jornada tercero por la cola.

Ahogado por el planteamiento táctico de Antonio Hidalgo, sin la capacidad para encontrar a Sergio Ruiz y crear fútbol, la UD fue un equipo plano. Tampoco para sortear líneas a través de las bandas, para imprimir velocidad, para morderle la oreja al contrario. Y si la UD pierde todas esas virtudes pasa a ser un equipo del montón. Demasiados lujos que no se puede permitir en una categoría como la Segunda División donde cada centímetro cuesta.

Mel apostó por los mismos once que naufragaron en Anduva con un par de novedades: la inclusión del recuperado Álvaro Lemos y la potencia de Clau Mendes en el frente ofensivo con el objetivo de desestabilizar los tres centrales clásicos del Sabadell.

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Partido UD Las Palmas - CD Sabadell (0-1) Carlos Díaz-Recio/UD Las Palmas

Once contra once

La ronda de reconocimiento de los primeros minutos dejó una apuesta por el balón desde ambos lados. El Sabadell no le hacía ascos a tener la posesión, a intentar mover el esférico de un lado a otro, a abrir el campo con sus carrileros. De hecho, el manejo arlequinado era tal que despistó a la UD Las Palmas, condenada a correr tras él. En apenas diez minutos, el Sabadell había sacado tres saques de esquina. Una advertencia de que en el Gran Canaria los catalanes querían dejar de ser el equipo de los empates.

Le costaba un mundo a la UD ver de cerca a Ian Mackay. Sabía que vestía de rosa porque Óscar Ruibo le había metido en un buen aprieto con una cesión más de enemigo que de compañero. Nada más. Los minutos caían y Las Palmas no encontraba la manera de entrar en la enredadera que montó Antonio Hidalgo en su equipo, firme en el repliegue y atento para frenar cada pase interior. Solo las llegadas de Lemos inquietaban algo a un Sabadell seguro de sí mismo.

Tanto que se creció para atisbar la portería de Álex Domínguez. Primero, con un balón hasta Álvaro Vázquez que Álex Suárez se empeñó en negar el gol; después, con una parada de Álex Domínguez al propio Vázquez después de una genialidad de tacón de Stoichkov. Mal asunto para una UD aturdida, incapaz en ese tramo de salir de su propio campo.

Aquello agitó al equipo amarillo que respondió con dos advertencias. En cuatro toques, como mejor va esta UD, Araujo se plantó frente a Mackay, pero su golpeo fue al aire y no al balón. Casi al instante, Benito voló para pisar área y sacar su zurda a paseo y estamparse con el costado de la red. Era el perludio del drama.

Porque la desgracia tocó a la UD con algo peor que un gol en contra. Nadie de amarillo vio cómo Álvaro Vázquez olió la espalda de toda la defensa amarilla. Stoichkov sí que lo encontró, filtró un pase y regaló un mano a mano al delantero arlequinado. Frente a frente, Domínguez estiró el pie, Vázquez lo encontró –tenía más ganas de eso que de completar el regate– e Iglesias Villanueva no dudó: falta y expulsión del guardameta. El VAR, con Ais Reig al mando, confirmó lo que vio el árbitro en el césped. Si Domínguez lo llegó a rozar el toque queda por debajo de la caricia.

A la UD se le complicó el partido por completo. Más aún con los mareos de Eric Curbelo, que no pudo seguir. Mel ya había agotado dos cambios: Clau por Álvaro Valles y el satauteño por Isamel Athuman. La segunda parte iba a ser cuesta arriba para los amarillos, que se marcharon con el 0-0 gracias a que Valles desconectó a Stichkov.

Como si le hubiera dado un ataque de amor propio, Pepe Mel se la jugó. Dio entrada a Pejiño y a cabalgar. Volvía el de Barbate a jugar, lejos del césped desde octubre. Una apuesta ofensiva, ante el panorama que tenía por delante la UD. De entrada, ya era algo que el Sabadell debía tener en cuenta.

Cruzaba minutos la UD sin apuros, con ánimo, defendiendo hacia adelante. No reculaba, no daba pasos atrás. El Sabadell tampoco mostraba la solvencia necesaria para oler demasiado el área de Valles. Todo parecía tranquilo.

Todo hasta que Javi Castellano se hizo un lío. Giró sobre sí mismo frente al área, buscando una salida hacia atrás. Sin embargo, al gemelo le birlaron el balón y cuando se dio cuenta Juan Hernández ya había puesto el 0-1. La UD se había condenado a sí misma, dictó una sentencia en su contra y tenía el cuello dentro de la soga.

El gol fue un azote durísimo para Las Palmas. Uno menos, un gol en contra en el marcador y la sensación de que poco podía hacer ya. Tardó un mundo en volver a encontrarse en el césped. Sin su brújula, con Sergio Ruiz vigilado hasta el extremo en cada paso, a la UD le resultaba imposible crear fútbol. En la banda, Pepe Mel tampoco se atrevía a ofrecer soluciones.

Ante ese panorama lo único que corría era el cronómetro. Las Palmas se clavó en el fútbol horizontal. El balón solo se movía de izquierda a derecha y cada vez que intentaba mirar hacia delante se topaba con el mismo resultado: la nada.

Le entraron las prisas a la UD Las Palmas y a Mel, que sacó a Rafa Mujica por Araujo –con reventón a una butaca en la grada– y a Aridai por Maikel Mesa. Eran las últimas balas de un equipo que solo inquietó al Sabadell con un golpeo mordido de Mujica. De ahí al final, nada de nada. La UD volvió a caer por segunda semana consecutiva y demuestra que si quiere mirar algo más arriba de las medianías de la tabla necesita algo de regularidad.

Ficha técnica:

0. Las Palmas: Álex Domínguez; Álvaro Lemos, Álex Suárez, Eric Curbelo (Athuman, min. 45+1), Dani Castellano; Benito (Pejiño, min. 46), Javi Castellano, Sergio Ruiz, Maikel Mesa (Aridai, min. 84); Araujo (Rafa Mujica, min. 84) y Clau Mendes (Álvaro Valles, min. 37).

1. Sabadell: Mackay; Óscar Rubio, Jaime Sánchez, Grego Sierra; Víctor García, Undabarrena (Adri Cuevas, min. 57), Stoichkov (Aarón Rey, min. 64), Boniquet (Ángel Martínez, min. 76), Pierre; Álvaro Vázquez (Edgar Hernández, min. 76) y Guruzeta (Juan Hernández, min. 57).

Gol: 0-1, min. 62: Juan Hernández.

Árbitro: Javier Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Expulsó con tarjeta roja directa al portero local Álex Domínguez (min. 33) por presunto derribo a Álvaro Vázquez fuera del área, en una ocasión manifiesta de gol. No mostró tarjetas amarillas.

Incidencias: partido de la vigésima cuarta jornada de LaLiga SmartBank disputado este domingo en el estadio de Gran Canaria, sin público.

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