La Provincia - Diario de Las Palmas

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La sonrisa de los avatares

Las Palmas se pone con dos goles de ventaja, uno de penalti y otro de rebote, a los 19 minutos y juega con todo a favor el resto del partido l> Hace siete días, la historia fue otra

Jesé Rodríguez, que redebutó con la UD Las Palmas ayer frente al FC Cartagena, en acción durante el choque de ayer en el Gran Canaria.

“Fase, cambio, vicisitud”. Es la definición que la Real Academia Española de la Lengua hace de avatar, palabra utilizada por Pepe Mel la semana pasada en la derrota de Almería (3-1), y también ayer en la victoria de la UD Las Palmas (2-0). Algo así como cosas del fútbol, circunstancias que suceden en un determinado momento y cambios los partidos. Y si bien hace siete días cayeron del otro lado, hace uno sucedieron todos a favor.

El penalti no fue en contra por un levísimo empujón de Javi Castellano sobre Lazo, como en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, sino a favor por una mano muy clara de un jugador del FC Cartagena. La empanada defensiva no ocurrió en el bando amarillo, sino en el blanquinegro, y así la UD logró el segundo tanto a los 19 minutos y ahí se acabó el partido.

Cuesta ver en Segunda División una remontada si no es de un equipo de los que apuntan claramente al ascenso a Primera División. Dicho en otra palabras, la UD Las Palmas vivió con todo a favor desde muy pronto, o sea, que los avatares se alinearon con el conjunto isleño para cortar de cuajo una mala racha de tres derrotas consecutivas, y el Cartagena se sintió impotente desde muy pronto, casi sin saber por qué.

A veces los equipos afrontan un partido en función de lo que el destino les depare, y si a Pepe Mel le valió un penalti en contra y una torrija monumental en el inicio de la segunda parte para explicar la derrota de su equipo en tierras andaluzas, ayer podría valerle una pena máxima a favor en el minuto 14 y un gol de rebote en el 19 para argumentar el triunfo. Avatares del fútbol.

Lo habitual, sin embargo, es que los acontecimientos sucedan por algo, y ahí es donde entra el mérito de la UD frente al conjunto murciano. Desterrado el 4-2-3-1, que implicó que Sergio Araujo tuviera que jugar por la izquierda, una posición nada habitual para él, y hasta perjudicial por la multiplicación de su trabajo en un cuerpo muy dado a las roturas musculares, el técnico recuperó el sistema con dos delanteros para hacer volar al equipo.

Ni el argentino ni Rafa Mujica brillaron, pero se hicieron notar. Antes del primer gol el Chino se había hecho con un balón dentro del área y había tirado con la zurda en busca del tanto, pero su disparo se había ido a las manos del portero. El grancanario, por su parte, se vació después. Desmarques, disputas, controles y hasta un cabezazo que acabó en gol anulado por fuera de juego describieron su noche, y volvió a salir extenuado, pero con la satisfacción del trabajo bien hecho.

Los avatares del fútbol habían actuado ya. Dos chispazos, dos goles, fin del partido. Una semana antes había sucedido al revés. Con todo a favor tan pronto, no hizo falta que Sergio Ruiz diera un recital, ni que Álex Suárez y Curbelo se deslomaran ante los ataques rivales, ni que Álex Domínguez hiciera paradas salvadoras –más allá de un resbalón que casi cuesta un disgusto–. Ni siquiera fue necesaria la intervención de Jesé, que reapareció para el fútbol cuatro meses después. Sólo con su avatar, la UD se conformaría.

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