La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La nula capacidad de reacción, un lastre demasiado pesado para la UD

Las Palmas sólo remontó un partido y consiguió empatar tres veces cuando iba por debajo en el marcador, lo que aflora un problema mental

El portero Álex Domínguez muestra su desesperación tras recibir uno de los cuatro goles. A su lado, Sergio Ruiz y Álex Suárez. | | LOF

Más allá de las decisiones arbitrales que puntualmente han podido perjudicarle, y más allá de los errores propios gravísimos que del mismo modo, y más frecuentemente han contribuido a lastrarle, hay otra cuestión, más relacionada con la cabeza, que frustra a la UD Las Palmas: su nula capacidad de reacción. Si la cosa se pone fea, el equipo no se rehace, sino que se hunde y da la sensación de bajar los brazos aunque quede mucho. Ha demostrado ser, en definitiva, un equipo flojo de mente.

Hay un dato revelador: transcurridas 26 jornadas de campeonato, el cuadro amarillo sólo ha sido capaz de dar la vuelta a un partido y únicamente en tres logró empatar después de ir por debajo en el marcador. Por tanto, sólo reaccionó en un total de cuatro. En uno de estos últimos, además, se había dejado remontar previamente. Por contra, en diez choques en los que tuvo que remar a contracorriente, nunca llegó a buen puerto.

Sin levantar cabeza

Los resultados finales en encuentros en los que la UD ha sufrido un traspié avalan la tesis de que el conjunto isleño baja los brazos antes de tiempo. Le cuesta un mundo recuperarse y la última demostración tuvo lugar el sábado pasado en Castalia, donde cayó de manera estrepitosa (4-0) contra el colista. Con un penalti en contra por una mano muy cuestionable y una roja a Araujo por dos amarillas de las que una no era, pero también con regalos indecentes y una depresión preocupante después de la adversidad.

Sólo frente al Sporting de Gijón, el 29 de noviembre del año pasado, Las Palmas fue capaz de remontar. Lo hizo, además, en unas condiciones nada halagüeñas, porque tres de sus mejores jugadores, Araujo, Sergio Ruiz y Pejiño, estaban lesionados, y encima perdía por 0-2 al descanso.

Sin embargo, un cambio de actitud evidente, unido a una modificación del sistema de juego hacia un 4-4-2, permitieron a la UD marcar dos goles –ambos de Rober– pronto tras la reanudación y un tercero al final –de Espiau– para culminar la reacción. Del 0-2 al 3-2. No le había pasado antes, pero no le ha vuelto a pasar.

De hecho, fue la última vez que los de Pepe Mel se rehicieron cuando el choque se puso feo. Antes, únicamente habían conseguido rascar un punto en tres partidos diferentes. Y en uno de ellos había ido por delante.

Por ejemplo, en la segunda jornada, frente el CF Fuenlabrada. La UD se puso con un 2-0 gracias a los tanto de Pejiño y de Álvaro Lemos y luego, en pocos minutos de la segunda parte, el cuadro madrileño consiguió darle la vuelta y ponerse 2-3. Sin embargo, cuando parecía que no había tiempo para sacar nada positivo, Clau Mendes logró con un buen tiro con la zurda el tanto del empate (3-3).

La siguiente vez fue justo una semana después en Zaragoza. En aquella ocasión Las Palmas obtuvo la igualada en dos ocasiones, en la primera gracias a un gol del lateral derecho gallego y en la segunda por un derechazo inapelable de Espiau (2-2). La tercera y última, el 28 de octubre, fue en Albacete, donde Maikel Mesa evitó la derrota en el último minutos al transformar un penalti (1-1).

Pero lo normal es que la UD no tenga capacidad de reacción. Ante el Leganés, el Cartagena, el Oviedo, el Sabadell –fuera y en casa–, el Mirandés –en casa y fuera–, el Rayo Vallecano, el Almería y el Castellón empezó por debajo y no fue capaz de solventar la situación desfavorable. Su bajada de brazos es un lastre demasiado pesado. Cuestión de cabeza. Y de fútbol.

Compartir el artículo

stats