La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Liga SmartBank. 29ª jornada

Pejiño enmienda a la UD Las Palmas

El extremo de Barbate, con dos goles, obra la remontada del equipo amarillo frente al Fuenlabrada, que falló un penalti al borde del descanso

29

Partido CF Fuenlabrada - UD Las Palmas LOF

La amargura y el olor a derrotismo inundó a la UD Las Palmas en Fuenlabrada casi antes de que empezara el partido. Se estampó de golpe con un gol en contra cuando no se habían cruzado ni los dos minutos de partido para resarcirse y enmendar su drama en otro partido que parecía abocado al fracaso. Porque Pejiño enmendó a la UD, corrigió su pájara inicial con dos goles y le dio al equipo de Pepe Mel su segunda victoria como visitante en toda la temporada (1-2).

El extremo fue el desfibrilador de una UD que entró en parada con el tanto inicial de Borja Garcés, que barruntaba otro día de desconfianza en un equipo abonado al abismo. Tan profundo como al que se asomó con aquel primer gol que resolvió Las Palmas con el futbolista de Barbate. Primero, con un señor gol desde más allá de la frontal del área en la primera mitad, que le sirvió a la UD para pensar en que podía sacar algo positivo de Fuenlabrada y hacer olvidar su despiste en el arranque; después, con la capacidad para estar en el lugar preciso en el momento adecuado para mandar dentro un balón suelto en el área.

Mel se quitó los complejos y con una convocatoria donde contaba con casi todo lo disponible –bórrese de aquí a los lesionados de larga duración– se lanzó de cabeza. Olvidó los corsés y metió, de entrada a Pejiño, Rafa Mujica, Jesé y Araujo. Todo con la inclusión de Christian Rivera en el doble pivote como aportación más sorprendente. El regreso de Álvaro Lemos y Dani Castellano daba aún más amplitud al equipo de Mel.

Galas más ofensivas

Sobre el papel, la UD se vistió con sus galas más ofensivas, con su traje de ataque. Pero, ¿de qué vale todo eso cuando te empeñas en enredarte en tus propios dramas? Casi no le había dado tiempo a Las Palmas de colocarse en el césped cuando Borja Garcés puso el 1-0. Dos minutos y entrada en pánico. Al Fuenlabrada le bastó con hacer tres cosas bien en poco más de 120 segundos. Lo primero, aprovecharse de un mal pase hacia el centro de Sergio Araujo –caído en banda– tras un saque desde el lateral de Dani Castellano; lo segundo, volar como flechas, oler los huecos de la descomposición de la UD; y lo tercero, acertar, como lo hizo Borja Garcés ante la parsimonia de todos. La UD se había puesto ya de entrada trabajo extra: remontar un resultado adverso.

Esta vez ni siquiera le hizo falta la aparición de una desgracia incontrolable, ajena. No hubo expulsiones, penaltis inverosímiles, repeticiones capciosas del VAR. Ni siquiera tuvo que aparecer una gran virtud de su rival. Solo con su complacencia, con su carácter bisoño, ya tenía el mundo en su contra. La ternura de la UD. Un auténtico drama.

Cómo iba a responder Las Palmas ante aquel bofetón era ahora la incógnita a responder. A su favor, un partido prácticamente entero; en su contra, además del propio marcador, un plan de partido tirado por la borda y la gestión de su frustración, una vez más impuesta por su incapacidad para mostrarse con cierta firmeza.

El paso de los minutos solo dejaba pestañeos y bostezos. El Fuenlabrada, con aquel gol como botín, contemporizó la tarde. Maniató a la UD, a la que no le dejó nunca hilar fútbol –aunque esto lo ha dejado ya en entredicho el propio equipo de Mel por sí solo–. Entendió entonces que precisaba de algo más que intentar proponer, que el manoseo absurdo de la posesión en la nada. Espabiló gracias al ímpetu de Jesé Rodríguez, con ánimo y ganas de mostrarse. Pidió el balón para encarar y tirar un primer aviso. Lo intentó desde el otro lado con un pelotón de bicicletas. Y pareció conseguirlo cuando asistió a Sergio Araujo en un gol que quedó anulado por fuera de juego.

La UD había despertado, pero le faltaba lo serio, la materia de esto del fútbol: el gol. Y el elemento que sacudió el marcador llegó en forma de un golpeo violento, endiablado, víctima de la rabia de Pejiño, cuya posición inicial anuló el tanto de Sergio Araujo. Un control para quitarse de encima a Pathé Ciss y otro para poner el balón muy lejos del alcance de Belman. Golazo y empate al canto.

El preludio de un susto mayor

La obra y gracia de Pejiño estuvo a punto de convertirse en algo inútil un par de minutos después, los que pasaron de su gol al remate al larguero de Pathé Ciss con la testa a la salida de un córner. Aquello fue el preludio de un susto mayor. En su pesadilla con los penaltis, la UD se tropezó con Vicandi Garrido y el arte de Nteka, un 'armario empotrado' que vio en un choque con Dani Castellano –bastante evitable, para ser francos– algo suficiente como para hacer caer a una torre de su altura. Mula le quitó el balón a Nteka y estas cosas suelen acabar mal. Mula lo mandó fuera y la UD escapó de la horca justo antes del descanso.

El paso por el vestuario y el golpe del penalti espoleó al Fuenlabrada, que le subió un punto a su ritmo para empezar la segunda mitad. Trató de incomodar a la UD enseñándole su potencia y apurando su salida de balón. Le costaba a los de Mel aplacar aquel arranque, encontrar el balón con cierta asiduidad y criterio.

Entró el partido en la fase de la nada. La tarde en el Fernando Torres necesitaba de algo que agitara el transcurso del partido. Y lo encontró en el ímpetu de Pathé Ciss. El senegalés sacó el pie a paseo y, con una amarilla en el bolsillo, se llevó la segunda. La UD tenía 25 minutos por delante para hacer fútbol con uno más. Del todo en contra al todo de cara.

Y casi en la primera vez que la UD pisó área tras quedarse con uno más, besó el gol. Jesé abrió el campo con un ojo en la nuca para Lemos y el centro del gallego se convirtió en el preludio de la asistencia de Christian Rivera. Un tiro tan malo que se fue franco para Pejiño, ratonero del áera, al que esta vez de sonrió la fortuna. Su golpeo, mordido, encontró a un rival para trastocar la estirada de Belman y obrar la remontada.

Al cronómetro le quedaban algo más de 15 minutos de trabajo en Fuenlabrada. Era el momento de usar la cabeza, de no patinar. Y con los antecedentes que tenía la UD en su hoja de servicios de esta temporada, ese fin no estaba del todo claro. Más bien, todo lo contrario, era un objetivo de dudoso cumplimiento con el historial amarillo en la mano.

La UD dejó a un lado el balón y defendió con la creencia de que su propia superioridad numérica le aseguraba el marcador. Cosa peligrosa esa, sobre todo porque el Fuenlabrada se lo empezó a creer. Se abonó al sufrimiento, con el esférico en el aire, de rifa en rifa. Dejó el balón, pero se quedó con los tres puntos en un ejercicio de fe que hace creer a la UD con otras cotas que no sean la de la salvación.

Ficha técnica:

1 - Fuenlabrada: Belman; Pulido, Jano, Juanma, Sotillos; Cristóbal (Espinosa, min.63), Ciss; Mula (Óscar Pinchi, min.63), Nteka, Feuillassier; y Garcés (Aldair, min.67).

2 - Las Palmas: Álex Domínguez; Lemos, Álex Suárez, Curbelo, Dani Castellano; Sergio Ruiz (Javi Castellano, min.78), Christian Rivera; Pejiño (Benito, min.82), Araujo, Jesé (Róber, min,82); y Mujica (Clemente, min.68).

Goles: 1-0, min.2: Garcés. 1-1, min.35: Pejiño. 1-2, min.71: Pejiño.

Árbitro: Vicandi Garrido (Comité vasco). Amonestó a Christian Rivera (min.10), Curbelo (min.78) y Aldair (min.86). Expulsó por doble amarilla a Pathé Ciss (min.31 y min.66).

Incidencias: encuentro correspondiente a la jornada número 29 de LaLiga SmartBank, disputado en el estadio Fernando Torres a puerta cerrada como consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus.

Compartir el artículo

stats