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Las tardes calientes en el Helidoro: ovación a Uli Dávila y pitos a Pedri

El jugador del Barça recibió una tormenta de silbidos y una entrada salvaje de Milla (2019) - El héroe del ‘Cordobazo’ jugó diez minutos

Pedro González López pincha el balón, en el clásico de septiembre de 2019. | | LP/DLP

La segunda entrega del clásico canario en tiempos de pandemia silenciará un estadio con aroma de cementerio. La zona cero del padecimiento de la UD en este siglo. Con seis victorias en 29 visitas, la historia deja fotogramas de la extrema rivalidad como la pitada a Rubén Castro (2003) o la que sufrió Pedro González ‘Pedri’ (2019).

El ahora icono de la regeneración de la Selección Absoluta de Luis Enrique, el 7 de septiembre de 2019, el teguestero, rechazado por el Tenerife, dio sus primeros pasos en un clásico canario bajo una tormenta de silbidos. Una secuencia de crítica y rechazo que se repetiría en el pulso de la segunda vuelta, en el Gran Canaria.

En el último clásico en el templo chicharrero (0-0), Pedri sufrió una entrada salvaje de Luis Milla, que le costó la expulsión al ahora centrocampista del Granada. Con sus padres en la grada, quedó constancia del rechazo al hijo pródigo que dejó Tegueste para convertirse en leyenda en la Casa Amarilla. “En Tenerife estarán jodidos al ver cómo triunfa Pedri [sin pasar por la cadena del CD Tenerife]”. Y del genio al estilete mexicano de la mayor puñalada.

Si el domingo -20.30 horas-, viene la segunda entrega del silencio, el 28 de septiembre del 2014, con Paco Herrera en el banquillo amarillo, la UD se adelantó con un golazo de Momo (14’). Un autogol de Araujo (27’) y un zarpazo de Cristo Martín (48’) estiraban la maldición. Cervera le ganó la partida al estratega catalán. Pero la nota curiosa llegó en el 89’.

Como si fuese de Santa Cruz

Con el marcador controlado, Álvaro Cervera dio entrada al delantero mexicano Uli Dávila por el estilete grancanario Aridane. El pistolero de Guadalajara logró el 1-1 en el Gran Canaria en el denostado ‘Cordobazo’ tras la invasión de campo (cuatro meses antes). Una diana que le abrió el cielo de Primera a los ‘califas’ y hundió a los amarillos en una depresión eterna (93’). El árbitro murciano Sánchez Martínez decretó el final de la barbarie y Dávila se convirtió en leyenda del tinerfeñismo.

Y en el clásico de Aridane, así como en el autogol de Araujo, dispuso de diez minutos de delirio. Cuando el Heliodoro reconoció la figura del mexicano, se vino abajo. Banderas del Córdoba, féretros de cartón y una burla que forma parte de la liturgia de los clásicos.

El 28-M, manda el silencio. En el pulso de la primera vuelta, tras marcar Rober, con un fallo alarmante de Ortolá, se lanzaron voladores y juegos de artificio. La escenografía del derbi en tiempos de pandemia. “Prefiero el Heliodoro lleno”, aseveró Álex Suárez. De los pitos a Pedri a la rotonda a Dávila, el domingo, hablan los jugadores.

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