La tabla sonríe al novelista. A falta de nueve jornadas -los 27 puntos más deseados del planeta de plata en el esprint final- se activa el culebrón de la renovación de José Mel Pérez. El vínculo del estratega madrileño, a siete partidos oficiales de alcanzar la centena con la UD Las Palmas, concluye el 30 de junio y su predisposición es la de encadenar cuatro cursos consecutivos -arrancó en marzo del 2019 con victoria en Riazor-. En la cúpula de mando, congelan el dictamen a la 42ª jornada (30 de mayo). “Pronunciarse ahora forma parte del juego del entorno; no estamos para conjeturas. Hablamos de realidades, se anunciará bajo el escenario y coordenadas apropiadas”, resalta un ejecutivo de máximo rango sobre el crédito de Mel.

Con diez puntos por encima del descenso, el técnico de 58 años tiene la salvación matemática a seis puntos (los famosos 50). Este sábado, desde las 15.00 horas (Movistar LaLiga) rinde visita al Real Oviedo para dar otro paso hacia el objetivo dictado por el presidente Miguel Ángel Ramírez. Ampliando el visor, dentro de los 89 duelos ligueros dirigidos por Mel, solo ha estado cuatro en zona de peligro.

La UD estuvo en descenso en la tercera, cuarta y quinta jornada de la campaña 2019-20 tras perder por la mínima con el Girona en Montilivi. Con el triunfo ante el Albacete (3-2), con un Jonathan Viera espectacular -27 de septiembre de 2019-, el conjunto grancanario comenzó una escalada brutal. En la undécima fecha, tras triturar al Dépor, besó la sexta plaza. Posición con la que acabaría ese año tras empatar ante el Rayo.

El efecto Jonathan Viera

Curiosamente, la marcha de Viera al Beijing -enero de 2020- coincidió con el bajonazo amarillo. Once jornadas sin ganar y llegó el estallido de la pandemia. En el nuevo fútbol con mascarillas, la UD fue el tercer mejor equipo de la competición y finalizó en la novena posición en el adiós de Pedri.

En la de su estreno en el banquillo grancanario, Mel comenzó en la undécima plaza con el reto de colarse en la sexta plaza. Una quimera que no tuvo lugar. Acabó en la 12ª plaza. Ahora mismo, la UD ocupa la undécima plaza y está por encima del Tenerife. Con el abismo a diez kilómetros, el playoff parece un imposible -a ocho puntos y con el Rayo con un partido menos que marca la cotizada sexta plaza-. Al inicio de esta 2020-21, tras caer ante el CD Leganés, los isleños comenzaron en posición de riesgo. A la cuarta fecha llegó el primer triunfo -ante el Logroñés- y no volvió a pisar el territorio diabólico. La tabla ‘Melillense’ deja varias curiosidades.

La posición que más se ha repetido con el madrileño -que ha superado los 700 partidos en la élite- es la 13ª (22 jornadas). El segundo puesto más repetido es el 12º con 12 precedentes. Lejos del abismo, Mel ha permanecido un total de 82 jornadas. La actuación del cuadro amarillo en las tres últimas fechas, ante el CD Tenerife en el derbi del pánico (1-1), Lugo (6-1) y Mallorca (1-1), ha sido esperanzador.

Es la primera ocasión que el novelista dispone de Araujo, Jesé, Rober y Pejiño. Un frente ofensivo de lujo, que comienza a marcar diferencias. Estas nueve jornadas serán determinantes para el futuro de Mel, pero ya cuenta con el aval de plantel y la tabla. Su capacidad para adaptarse a las dificultades para generar patrimonio -Josep, Pedri, Álex Domínguez- es otro punto a su favor.

Sellar la salvación matemática, superar la novena plaza del curso pandémico y el pique con el Tenerife iluminan el camino. La última ocasión que un técnico encadenó cuatro cursos fue Sinibaldi (1975).