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El tuit de Aridai y Edu Espiau

La aparición de dos actores secundarios en el tramo final brindó velocidad y descaro para huir de la somnolencia l Araujo aprovechó los espacios l Mel fabricó la idea

Edu Espiau prepara el disparo desde el interior del área, a los pocos segundos de pisar el césped del Gran Canaria ante la oposición de Lombán. | | CARLOS DÍAZ RECIO/UD LAS PALMAS

El primer disparo de la UD llegó en el 22’ y fue cortesía de Sergio Araujo. Ese fotograma puso fin a 122’ de sequía, de inoperencia ofensiva. Cuestionado por la falta de movilidad y descaro en el frente ofensivo, Mel tenía un as escondido en la manga. Recurrió a dos mimbres silenciosos -cuatro goles- que se reinvidicaron ante el ciberespacio.

La vacuna Pfizer contra el virus de la apatía del Tartiere. Aridai Cabrera y Edu Espiau, que no figuraban en las quinielas del frente ofensivo de caviar de la UD, dieron con la fórmula secreta. El Santo Grial latía en el banquillo. El extremo de Lomo Blanco -dos goles en este curso tras 397 minutos- saltó al terreno de juego en el 57’ por Pejiño. El gaditano, desdibujado, fue devorado por la retaguardia del Málaga. No tuvo el día. La telaraña de la partitura boquerón secó a la UD en un inicio de bostezos. El primer disparo, obra de Sergio Araujo, llegó en el 22’, lo que elevó a 122’ -cabe sumar los 100 minutos en el Oviedo-UD (0-0)- sin generar una mísera ocasión. Luego llegó un torpedo de Benito Ramírez.

El novelista de la UD, que ha elevado a la primera línea a los altares del séptimo cielo, recurrió ayer a la clase ‘B’. Acertó de pleno. Primero, con Aridai, y luego con Edu Espiau -que entró por Óscar Clemente en el 74’-. El atacante del barrio de Schamann, a los pocos segundos de latir en el verde, se sacó un disparo de raza. Disparen por favor. Captó el mensaje.

Un centro desde la izquierda de Aridai, despejado por Soriano, llegó franco a Araujo que remató de cabeza. La aparición de Lombán evitó el primero de la tarde. El misil de Espiau -abortado por el meta- y el 1-1 se gestó con un saque de esquina de Aridai Cabrera. Sin maca, el Chino agradeció la concesión de una zaga de cartulina.

Incluso el tanto anulado de Araujo -minuto 93- contó con un pase al hueco del extremo del barrio del Lomo Blanco. La épica acabó hecha trizas por el VAR. El estilete del bendito 21-J tenía medio cuerpo por delante del defensor. Pero quedó patente la solución sobre el verde. Abrir el campo, generar espacios, balón al hueco. Se acabó el trote improductivo.

Con las ausencias de Jesé Rodríguez, Mujica y Kirian Rodríguez, el Málaga de Pellicer tomó buena nota del planteamiento del Real Oviedo. Acumular efectivos y pánico en el túnel de Julio Luengo. Silencio, oscuridad y escasas ocasiones. La UD acabó con seis tiros a portería -en el Tartiere un cero como la Catedral de Santa Ana que generó la tormenta perfecta- y amplía el foco. Hay recursos para escapar del plan ‘A’. La venganza de la cuestionada segunda línea.

La sinceridad del pistolero

Con un 68,4% de posesión, doce remates -seis a portería-, la UD desarboló al segundo mejor visitante de la competición -le avalan ocho triunfos lejos de La Rosaleda-. Ante el Mallorca, hace dos semanas, el segundo acto fue amarillo y uno de los colosos estuvo contra las cuerdas. Lástima el síndrome maldito de las ‘hermanitas de la Caridad’. Como resaltó Araujo, “se ha convertido en costumbre comenzar 0-1”. Ahí radica el agujero negro de un conjunto que desconoce sus límites. Por encima de críticas e interrogantes, emana el coraje de un estratega incansable en busca soluciones. El tuit de los olvidados resultó la vacuna.

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