La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los líos del ‘Pibe de oro’

Jorge Larraz, brillante extremo argentino de la UD Las Palmas, pasó momentos delicados en su retirada tras de una gran trayectoria

Los líos del ‘Pibe de oro’

Para entender la magnitud de lo que supuso su llegada a Gran Canaria basta con descender hasta el fondo de la hemeroteca del Diario de Las Palmas. Lograr la primera imagen de aquel menudo extremo que había incorporado la UD pisando suelo español se convirtió en una prioridad. Y ahí estaba él, acompañado de José Díaz García, secretario general de la entidad. De primeras, parecía poca cosa: más bien pequeño, con una maleta al hombro, empequeñecido por la figura oronda del directivo en primer plano en Barajas. Sin embargo, Jorge Larraz pronto demostró que las expectativas que había generado su fichaje no estaban escritas con tiza.

Los líos del ‘Pibe de oro’ Edu López

Era diciembre de 1957 y le bastó un partido de exhibición para convencer. El Estadio Insular se llenó. Y eso que fue un miércoles de Navidad y ante un rival compuesto por jugadores de equipos de categoría regional. Dio igual. “Hubo una notoria expectación por ver evolucionar en el Estadio Insular, al recién importado Larraz. Ello se tradujo en un buen lleno,-en el que pocos pensaban, pero que demuestra hasta que punto se pone en movimiento la masa de aficionados cuando se les ofrecen novedades como estas que no persiguen otro fin que fortalecer en cuanto se pueda a la UD. ¿Cómo salió el público del Estadio? Contento, desde luego, como salimos todos”, escribía Luis García Jiménez al día siguiente. El motivo de esa felicidad: Jorge Larraz y sus tres goles.

Amistoso para hacer caja

El éxito fue tal que tres días después, la UD repitió amistoso para exhibir a aquel atacante al que apodaban ‘el Pibe de Oro’. “Larraz dio muestras magníficas, cosas que arrancaron los mejores aplausos de la tarde. Y es más, el público, en una ovación final, casi rubricó el acierto de la UD de incorporarlo a sus filas”, prosigue la crónica. Tenía solo 23 años y Las Palmas trabajaba para dar cuanto antes el alta federativa a Larraz, argentino de nacimiento, pero con el pasaporte ecuatoriano en el bolsillo.

Nacido en 1934 en Avellaneda, clavada en el sur de Buenos Aries y criado en la cantera de Independiente, se marchó a Ecuador pronto, donde hizo carrera –jugó en el Universidad Católica de Quito y Emelec de Guayaquil–. Gustó tanto que lo nacionalizaron para darle músculo a su selección nacional, donde participó en el Campeonato Sudamericano para toparse con la Argentina de Omar Sívori o la Brasil de Didí, Evaristo, Djalma Santos o Garrincha. Casi nada.

Dicen que fue Basilio Padrón, el primer argentino de la historia de la UD, quien recomendó el fichaje de Larraz. Convencida la directiva de Ramón Naranjo de que aquello iba ser un ‘pelotazo’ se lanzaron a por él. Hecho y con el tránsfer en la mano, llegó el día del debut en casa. Y casi que no le pudo salir mejor: victoria de la UD frente al Espanyol con un penalti cometido sobre el ‘pibe de oro’ que transformó Juanito Vázquez.

En la UD, Larraz pasó tres temporadas, todas en Primera División. Sobre el césped, un rayo, cuentan aquellos que le vieron hacer su juego de gambeta y esprint. Y fuera del Insular, un dandi. Pronto su fama creció para ser un clásico de la vida social de la capital en aquellos años de vino y rosas como amarillo. Hasta que el descenso a Segunda de 1960 le hizo cambiar de lugar: de Gran Canaria a Granada. Por el camino, un sinfín de regates y goles importantes, como el que permitió a la UD seguir un año más en Primera en la promoción ante el Levante.

Salida de la UD

En Granada, otro descenso y algún susto lejos del campo que le generó algún que otro problema. Como cuando chocó contra un taxi con alguna copa de más. No obstante, aquello no empañó su caché en Primera División y estiró su carrera en el CD Tenerife, donde apenas jugó siete partidos. Las lesiones empezaron a cruzarse en su camino y puso rumbo al Deportivo de La Coruña tras otra segunda etapa en Los Cármenes. Y aunque su destino era el Fabril, el filial donde le propusieron recuperarse de su maltrecha rodilla, pronto agarró un hueco en el Dépor. Pero los ligamentos de la rodilla se resent ían. Sus últimos años de fútbol, casi cojo, fueron en el Racing de Ferrol, donde hizo de su cojera virtud al estilo Garrincha.

La retirada a Larraz le trajo lo que a tantos otros deportistas. Una pregunta que da cierto vértigo: ¿Qué hacer tras dejarlo? Y el pibe de oro se instaló en la Isla para invertir gran parte de su dinero en negocios de hostelería y noche, casi siempre de la mano de otro ex de la UD Las Palmas, su amigo y compatriota César Nelli. En esa lista de negocios, la sala de fiestas Mahey, antigua Maracas, en la década de los 70.

Con éxito dispar, juntos se lanzaron a otros proyectos, como el Pampa Grill a principios de los 80 en la calle Colombia, en el barrio de Guanarteme. Sus contactos en Argentina y Uruguay le proporcionaban carne de importación de calidad, directa a su restaurante.

Sin embargo, las cosas se fueron torciendo para él y acumuló algunas deudas. Jorge Larraz, que dejó once hijos de varias relaciones, tenía una virtud que pudo ser un problema para él: su ingenuidad y generosidad. Y esto, para algunos que lo huelen es símbolo de cierta debilidad y flaqueza.

En 1985 su nombre saltó a las páginas de la sección de Sucesos. Y es que el exfutbolista argentino se vio implicado en el caso de ‘el Millonario’, una trama dedicada a la recepción y posterior venta de objetos robados. Las investigaciones policiales colocaban al exfutbolista como uno de los elementos clave de la red para sustentar a los proovedores de aquella mercancía, desde joyas y relojes, a material de electrónico. Los pagos a los ladrones comunes eran, según la versión policial, en muchas ocasiones con sustancias estupefacientes.

Sin embargo, Larraz nunca quedó señalado como el eslabón más fuerte de aquella cadena, que tenía un cabecilla que fue quien levantó las sospechas de la Policía Nacional, que en una amplia rueda de prensa desgranó todos los detalles de la operación. El valor de los objetos incautados ascendía los 20 millones de pesetas de la época.

Unos años más tarde, el nombre de Larraz volvió a salir en las mismas páginas. En este caso, por un atraco que sufrió en Gáldar en 1988: casi cinco millones de pesetas que le arrebataron tres encapuchados a él y a otra persona. El suceso estaba lleno de matices extraños. Pocos años más tarde, su acompañante en aquel suceso entró en prisión por pertenecer a una red de narcotráfico. Pero Larraz encontró de nuevo el rumbo y volvió a la parrilla. En 2016 falleció en Las Palmas de Gran Canaria, su otro Buenos Aires.

Compartir el artículo

stats