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Adalberto Peñaranda Delantero de la UD Las Palmas

Adalberto Peñaranda: «Tengo mucha seguridad de que los goles van a llegar»

Adalberto Peñaranda, en el hotel de concentración de la UD en Marbella. | | LP/DLP

El nuevo delantero de la UD, cedido por el Watford inglés hasta final de temporada, tiene ganas de recuperar su mejor versión. Nacido en la localidad de El Vigía, Venezuela, hace 24 años, llegó con 18 al Granada y luego se perdió. Pasado el tiempo, ahora más maduro, asegura tener un reto personal que no quiere desvelar. Y promete que volverá. 

¿Le llamo Peñaranda o Peña, como le llaman sus nuevos compañeros?

[se ríe] Peña es más cortico, Peñaranda es más para los narradores de las televisiones y demás.

¿También le llamaban Peña en sus equipos anteriores?

Sí, Peña. Mis compañeros generalmente me llaman Peña. Cuando dicen Peñaranda es como muy largo, así que Peña está bien.

¿Y qué tal le han recibido los que tiene ahora?

Bien. La verdad que me siento muy feliz y contento. Mis compañeros me han acogido de una manera espectacular.

¿Sus sensaciones después de los dos primeros amistosos son igual de buenas?

Físicamente me encuentro bien pero cansado al mismo tiempo. Vengo de estar parado dos meses y medio y el tiempo de inactividad obviamente te pega. Ahora me encuentro con las piernas muy pesadas, pero nada, estoy así por el trabajo del día a día. No es fácil, pero hay que ir poco a poco.

Sin embargo, se le vio cierta rapidez en ambos encuentros. ¿Está cerca de alcanzar su mejor estado?

Ahorita las piernas las tengo pesadísimas, pero bueno, de aquí al 15 de agosto –cuando empieza la Liga, en casa contra el Valladolid– Dios quiera que las cargas de trabajo bajen y ya me encuentre mejor.

¿Será el año en que Peñaranda se reencuentre por fin con el fútbol y vuelva a ser el que agradó en el Granada?

Sí. Estoy muy motivado y concentrado. Quiero hacer las cosas de la mejor manera y yo creo que vine a un club ideal para rendir al máximo nivel, dar lo mejor de mí y dar muchas alegría a la afición.

La UD es un club que está en Segunda y usted viene de militar en equipos de Primera. ¿Cómo se produce su legada a Gran Canaria?

Ellos llevaban dos temporadas queriendo ficharme, pero por ‘x’ motivos no se concretó. Gracias a Dios este año se dio. Estoy muy contento de estar aquí y quiero encontrar al mejor Peñaranda, que es lo que la gente quiere.

Dijo en su presentación que para ello la madurez que había alcanzado iba a ser importante. ¿Qué ha aprendido en todos estos años, desde que salió de España en 2016?

Obviamente que he madurado, aunque soy joven todavía. Tengo 24 años, he pasado por muchos equipos y he tenido muchos altibajos. Creo que este año va a ser espectacular. Estoy muy metido en lo que quiero hacer. Tengo mis objetivos, que me los guardo para mí, y nada, me siento bien. De los varios clubes en los que he estado a préstamo, este es el que más ha apostado por mí. Me siento como importante y no lo sentía desde hace tiempo.

¿Eso es algo que necesita el jugador?

Obviamente. El jugador necesita confianza. Cuando la tiene del director deportivo, del dueño, quiere hacer las cosas súper bien.

Le hemos visto por la banda y por el centro. ¿Dónde se ve mejor?

Yo soy más de banda. Si tú me preguntas que cuál es mi posición favorita, es la banda izquierda. Me gusta esa banda porque así puedo enganchar por el medio, irme por afuera, recibo la pelota de cara al arco... Son muchas cosas, pero el míster me está probando en la delantera también y ya decidirá dónde me va a poner a jugar. Si es por mí, jugaría hasta de portero. [se ríe]

¿Siente que se le va a mirar con lupa, o algún tipo de presión porque lleva muchos años sin rendir como se esperaba de usted?

Yo no tengo ninguna presión. Vine aquí sin presión alguna, a hacer mi trabajo. Desde que llegué dije que no iba a prometer goles porque llevo temporadas –cinco– sin marcar un gol en Liga, que me lo dijo un periodista y lo tengo presente. Vengo a ayudar al equipo y los goles vienen solos. El trabajo que estamos haciendo día a día tendrá su recompensa. Tengo la seguridad de que los goles van a llegar.

Decía que su objetivo se lo guardaba para usted. ¿Me da una pista?

[se ríe] No, no te puedo dar una pista. Me lo guardo para mí porque desde que estoy en un club es la primera vez que me marco un objetivo.

¿Pero está relacionado con el número de goles?

Me lo guardo para mí. [se ríe]

Hábleme de su selección, Venezuela. Llegó a la absoluta tras su irrupción en el Granada y luego desapareció. ¿Es un reto volver a la vinotinto?

Sí. Lo que más quiere un jugador es estar con su selección y jugar las eliminatorias, la Copa América... Es demasiado bonito. Tengo mucho tiempo de ausencia, pero bueno, vine aquí a Las Palmas para dar lo mejor de mí y tener un llamado de la selección.

El acceso al primer equipo del Granada, la llamada de Venezuela... ¿Todo aquello le sucedió demasiado rápido y pudo perjudicarle?

No, eso no fue casualidad. Todo pasó porque tenía que pasar. Yo venía jugando de profesional desde los 16 años en Venezuela. Ya jugaba Copas Sudamericanas y tenía mucho rodaje a nivel profesional. Llegué a Europa, al Granada, jugué unos siete u ocho partidos y marqué cuatro o cinco goles, y me subieron al primer equipo. Ahí vino mi debut. No me sorprendí por haber debutado en Primera División porque ya lo había hecho en Venezuela. Obviamente no es lo mismo jugar en Venezuela que en la mejor Liga del mundo, pero yo tenía ese rodaje y llegué con la intención de jugar con el primer equipo, y así fue.

En resumen, ¿que fue lo que pasó en las últimas cinco temporadas para que ese Adalberto Peñaranda al que algunos compararon con Ronaldo Nazario desapareciera?

Todo el altibajo que he tenido en mi corta carrera futbolística creo que ha sido por las malas decisiones. Yo tomé la decisión de salir del Granada sin consultar con mis padres y creo que ese fue el peor error que pude haber cometido. Si me hubiera quedado un año más en el Granada todo habría sido diferente, pero bueno, tenía 18 años, había jugado en la mejor Liga del mundo, tenía los humos alto y no tenía los pies sobre la tierra y me pasó factura.

Pero claro, si le llega una oferta económica como la del Watford es difícil decir que no...

No me refiero al Watford, que me compró a mitad de temporada –enero de 2016–, sino a la decisión de irme a jugar a Italia –al Udinese–. Yo hablé con mi representante y le dije que quería cambiar de aires y jugar en Italia, y a lo mejor si me hubiera quedado un año más todo habría sido diferente. Pero bueno, si las cosas pasan es por algo. Yo no me arrepiento de nada. De los errores se aprende y en estos momentos estoy muy contento y me siento feliz con el equipo, con el grupo... Tenía tiempo sin sentirme así tan acogido por un club. Prometo a la afición de Las Palmas que aquí van a ver al mejor Peñaranda.

Hacía referencia a sus padres anteriormente y lo hizo también en su presentación. ¿Entiendo que tenerlos cerca es muy importante para usted?

Cuando tú estás con tu familia todo es diferente. Te sientes cómodo. Tienes a tu mamá, a tu papá, a tu mamá que te cocina comida saludable... Obviamente todo eso influye. Las veces que mis padres han vivido conmigo, en Málaga y en Granada, me fue bien gracias a Dios.

A Bulgaria –donde jugó cedido en el CSKA de Sofía– prefirieron no ir...

[se ríe] A Bulgaria solamente fueron al final cuando me lesioné. Cuando uno tiene a sus padres al lado se siente cómodo y es un punto a favor para un futbolista joven, porque no se desvía y siempre tiene los pies sobre la tierra.

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