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El sostén de Peñaranda

Los padres del delantero, que vivirán con él la Isla, admiten que su hijo «es más maduro» y que está listo para relanzar su carrera | «Nos ha dicho que se siente como en familia»

Adalberto Peñaranda y Sandra Maestre, en Puerto Banús (Marbella) la semana pasada. | | LP/DLP

Cuando Adalberto Peñaranda fue presentado como nuevo jugador de la UD Las Palmas el pasado 12 de julio repitió varias veces que había madurado. De alguna manera vino a decir que estaba listo para reencontrarse con el fútbol después de cinco años estancado tras su irrupción fulgurante en el mundo del fútbol, con el Granada CF, a la edad de 19. Un cúmulo de errores y de malas decisiones, y también de lesiones, le frenaron en seco, y ahora busca relanzar su carrera. Para ello estableció como parte fundamental la presencia de sus padres en la Isla.

Adalberto Peñaranda y Sandra Milena Maestre tienen previsto llegar a Gran Canaria mañana para instalarse junto a su hijo. Pero ya estuvieron cerca de él en Marbella, donde la UD realizó un stage de pretemporada entre el 20 y el 28 de julio pasados. Le vieron «muy bien», en líneas generales. En ese periodo Peñaranda demostró que tiene cualidades para realizar una gran temporada y destacar en la categoría. La movilidad y la potencia que le caracterizan quedaron reflejadas en el gol que marco al Wolverhampton Wanderers de la Premier League, pero en los otros tres encuentros también dejó cosas.

«Nos ha dicho que se siente como en familia», comenta la madre. «Nosotros notamos que él es más maduro y él nos lo dice también. Los errores ya pasaron y está enfocado en su carrera, en especial con el club que ha apostado por él, que es Las Palmas. Nos dice a cada rato que se siente muy contento, como en familia, y que desea que estemos allí lo más rápido posible», agrega el padre. Esa cuestión quedará resuelta en pocas horas.

Cuando Adalberto y Sandra han estado cerca, el nuevo delantero de Las Palmas ha rendido. «Estuvimos un tiempo con él en Italia –en Udine– y vimos que no era igual que cuando estaba en el Granada. Todo era diferente. Por eso volvió a España, al Málaga, pero ahí aparecieron las lesiones», recuerda el progenitor.

Marcharse al Udinese sin consultar con sus padres fue el mayor error que cometió Adalberto Peñaranda. Lo reconoció él mismo en una entrevista publicada por este medio durante la concentración de Marbella. Era el verano de 2016. Había destacado en los 23 partidos que jugó con el Granada y creyó que aquello se le había quedado demasiado pequeño.

«Los errores ya pasaron», señala el padre; «Le encanta el arroz con pollo», comenta la madre

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El Watford le había fichado meses antes, en enero, aunque le había dejado cedido en el club nazarí. El siguiente préstamo fue al Udinese porque el propio jugador así lo quiso, y la experiencia no fue buena. En un fútbol tan diferente, más físico, sólo acumuló cinco participaciones. Quiso resolver el entuerto ese mismo curso y en enero de 2017 recaló en el Málaga, pero en el año y medio que estuvo ahí las lesiones le machacaron: sólo jugó 16 encuentros.

Toda la campaña 2018-19 la pasó en blanco. En la siguiente, jugó cinco partidos con el Eupen de Bélgica y acabó la cesión antes de tiempo. La pasada, participó el mismo número de veces con el CSKA de Sofía. El balance en cinco cursos: 32 partidos ligueros y cero goles, dramático para un jugador que apuntaba mucho más alto.

Pero ahora ha empezado desde cero, con aires renovados y con la presencia de sus padres como mejor medicina. «Él es un niño muy amoroso con su familia, principalmente con nosotros. Siempre hemos querido estar al lado de él, apoyándolo en lo que más le gusta. Yo siempre digo que desde que estaba en la barriga mía ya jugaba al fútbol. Pegaba unas patadas...», apunta Sandra Maestre.

Los tres vivirán juntos en Gran Canaria y la madre será quien cocine habitualmente, algo que Peñaranda considera fundamental y que echó de menos cuando no lo tuvo. «Le encanta el arroz con pollo y muchas cositas más como las arepas, que le gusta cómo se las hago. Va a ser importante ayudarle en eso», admite.

Adalberto padre y Sandra reparten habitualmente su tiempo entre sus tres hijos, pero ahora dedicarán más al hijo menor. Una de las hembras mayores vive en Madrid; la otra, en Colombia. «Ahora mismo estamos más tiempo en Colombia que en Venezuela por la situación que está pasando el país. En Colombia también tenemos muchos familiares. Y ahora estamos aquí, con ganas ya de hacerle barra –animarle– en el Estadio y hacerle fuerza a Las Palmas», concluye Sandra.

Tanto ella como su marido son el sostén de Peñaranda. Al venezolano, ya con 24 años, se le ve feliz. Está motivado y agrada tanto al vestuario como al cuerpo técnico. Tiene un año por delante para volver a ser quien era.

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