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Sorpresa, sorpresa

Pepe Mel, tras reivindicar la manera de jugar de su equipo pese a las dos derrotas consecutivas, cambia el sistema dos veces, sin éxito

Borja Garcés marca desde el punto de penalti el segundo gol del Leganés, mientras Raúl Fernández se lanza hacia el otro lado. | | LOF

Dos días después de que el entrenador de la UD asegurara que su equipo ya no sorprendía a nadie, sucedió todo lo contrario en Leganés. Cambió el sistema inicial de un 4-2-3-1 a un 4-1-4-1 letal para el equipo. En la segunda parte, con tres centrales, el equipo tampoco funcionó. Sus cambios salieron rana. 

«No vamos a sorprender a nadie, pero eso no quiere decir que seamos previsibles». La incongruencia la pronunció Pepe Mel dos días antes de que su equipo visitara Butarque para medirse con el CD Leganés, el último verdugo de la UD, el tercero consecutivo, porque de alguna manera perder también ha dejado de sorprender, sobre todo si es fuera de casa, donde desde hace mucho nadie se escandaliza si el equipo se lleva un varapalo.

Lo que vino a decir el técnico, envuelto en un aura de seguridad y confianza por dos derrotas –ante el Zaragoza y el Málaga– que consideraba injustas, es que la manera de jugar no iba a cambiar en el fracaso. Se corrigió a sí mismo al instante porque quedaba muy mal reconocer que el cuadro amarillo no tiene la capacidad de coger despistado al rival, pero quiso dejarlo claro en todo caso: la idea es innegociable.

En cierta forma, el discurso debía haber dotado de tranquilidad al gran público y también a los jugadores, de no haber sido porque el madrileño sí que sorprendió, pero a todos, para hacer exactamente lo contrario a lo que había pregonado y contribuir directamente a un nuevo fiasco peninsular.

Porque Mel, con sus decisiones, favoreció la caída de la UD. Primero, cambió el dibujo con el que mejor ha jugado Las Palmas a lo largo del curso, el 4-2-3-1, para pasar al 4-1-4-1 que dejó demasiado solo a Fabio en el centro del campo. Un jugador el de Ingenio, precisamente, que necesita de alguien a su lado. Así es como mejor ha rendido en su carrera.

Por ahí el Leganés encontró una vía de agua por la que colarse una y otra vez, al mismo tiempo que en la UD supuso un estancamiento en la salida de balón, lo que obligó a Jonathan Viera, posicionado en el interior junto a Kirian, a bajar demasiado. En ausencia de Loiodice, sancionado, no fue la mejor opción.

Como tampoco elegir a Saúl Coco por delante de Ferigra o a Clemente por delante de Moleiro, justo cuando reclama un equipo con forma de jugar y nombres reconocibles. Butarque era una plaza demasiado exigente como para hacer debutar como titular al lanzaroteño. Cuando lo hizo como suplente, en Oviedo, sufrió. Ayer, el duelo le pasó por encima.

Cuando le tocó sacar el balón, siempre optó por la opción más sencilla, la del pase horizontal, lo que facilitó la labor al Lega; cuando le tocó defender, estuvo como un flan. Por si fuera poco, tuvo una incidencia directa en los dos primeros goles. En el primero, el balón tocó en su espalda antes de entrar; en el segundo, cometió penalti por una mano que tenía demasiado despegada del cuerpo.

Lo que salva a Mel es que Ferigra, que entró justo tras el descanso, estuvo igual o peor. Lo del ecuatoriano es un misterio. Comenzó como un tiro y se ha desinflado como una sopladera.

Lo de Moleiro resultó todavía más inexplicable, porque mejoró a la UD cuando entró en Oviedo y en Málaga y su premio volvió a ser la suplencia. Con Viera necesitado de un socio con el que pudiera tocar el balón e intercambiar la posición entre la izquierda y el centro, resultó una temeridad rodearle de Benito y Clemente, cuya titularidad nadie entiende. Una vez más, fue cambiado en el descanso.

Por sorprender, sorprendió Mel también con el cambio de sistema al 3-4-3 en el intermedio. Tampoco le dio resultado. Si el equipo mejoró fue porque Moleiro aportó ritmo, pero la defensa volvió a hacer aguas. El remedio de tres centrales fracasó.

También, ya con el foco ampliado, es una sorpresa que Las Palmas, desde que volvió el capitán Viera, sume tres derrotas consecutivas cuando venía de 10 puntos de 12 sin él. Y no menos es que, después de todo, si el Girona no gana por dos goles o más, siga una semana más en el playoff. Sí, esta UD es tan sorprendente como imprevisible.

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