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Al son de Benito y Viera

La UD, con un solitario tanto del aldeano, que tocó en Berrocal, dinamita la muralla del Sporting

y acaba con una racha de 32 días sin triunfos (1-0) | El capitán lideró el vendaval de los 16 remates

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Victoria de la UD Las Palmas ante el Sporting

La sociedad del placer. Un cohete y un genio para agitar la contienda de la urgencia extrema. Viera y Benito para alcanzar la Luna. La conquista del Álamo de la fabada fue una cuestión de velocidad. Desborde y sorpresa bajo el asedio. La UD Las Palmas recupera la sonrisa con un tanto del aldeano -que tocó en Berrocal en última instancia-, a pase del Mesías Jonathan Viera, y sepulta la depresión del noviembre negro (1-0) ante un Sporting conservador. Es el final a 32 días bajo las tinieblas.

Entre la rabia y la impotencia, finalmente el tanto llegó en una acción de fantasía. Con toques de suspense. Pase abierto a Benito, con la participación previa de Viera y Fabio, y disparo preciso al palo del aldeano. Jesé arrastró a dos defensas para dejar el camino despejado. Cuestión de orfebrería.

La sinfonía de la perfección y que dignifica el trabajo del novelista José Mel Pérez. Apostó por Benito de agitador y le vuelve a dar resultado. ¿Y si jugase de inicio? La UD alcanzó el ecuador con el 0-0 inicial y la sensación de que le habían robado el 1-0 de Enzo Loiodice. Para colmo, una nueva fatalidad se tradujo en el lanzamiento de falta de Jonathan Viera, que fue sacado de forma prodigiosa por Mariño y tras tocar en el larguero. Gafados hasta la eternidad: palos, VAR, desaciertos...Solo la medicina del ‘21’ y el rigor de Navas podían revertir el latido de la historia. Era la noche para el cambio. El cuadro de José Mel Pérez completó méritos para gobernar el marcador de forma amplia, con un Viera entonado, y en plena sintonía con Moleiro y Jesé Rodríguez. Con 16 tiros -cuatro a puerta- y un 60% del control de la posesión, el reinado fue amarillo. Régimen sin un gramo de puntería.

Fotograma para la polémica

A los cuatro minutos, un proyectil de Gaspar, a pase del ‘Puma’ Rodríguez y que fue desbaratado por el meta Raúl Fernández, resultó un espejismo. Primer aviso y penúltimo, porque hasta la llegada de Djuka y su vaselina, no hubo noticias en el plano ofensivo de un rival desquiciado. Marcado por las bajas y la baja autoestima.

Control de Jesé Rodríguez de quilates y una colección de pases interiores de Viera sin recompensa. Las dos líneas de cuatro del bloque de Gallego no dejaba un centímetro hábil. Rosas veía la amarilla en una acción cómica y segundo aviso de ‘Jey M’. El balón rozó el larguero y llegó la acción más controvertida. Un tiro desde la frontal de Enzo Loiodice acabó en la red, tras un error clamoroso de Mariño. El árbitro Arcediano Monescillo anuló el tanto tras la intervención del VAR por la posición de Viera en posición ilegal. El ‘21’ se desentendió y no hubo manera lógica de metabolizar este expediente ‘X’. Un enigma.

Álvaro Lemos y el palo

Clemente desperdició un remate franco desde el área pequeña (55’), que fue despejado por Mariño con la rodilla. Gragera derriba a Viera que ya enfilaba la autopista hacia el cielo y llegó otra opción de oro. El golpeo del ‘21’ se marchó rozando el poste. Tiro de Álvaro Lemos y el esférico se estrella en la madera (60’). Viera tomó la responsabilidad de derribar la muralla de sidra. Por la izquierda, resultó una pesadilla para un rival que rezaba por mantener un punto de orgullo. El capitán dejó el cuero para Moleiro, que sin oposición y desde la frontal, se equivoca y manda el cuero al Hipercor.

Un pase genial a Benito acabó en la acción del 1-0. El envío cruzado lo toca Juan Berrocal en su empeño por despejar y acaba en la red. En el 77’, Djuka se planta solo ante Raúl Fernández y la vaselina acaba en los guantes del meta amarillo. Las concesiones amarillas siempre hacen acto de presencia. La última ocasión que la UD había dejado su portería a cero fue ante la Real Sociedad en el Reale Arena -29 de octubre- en un (0-1).

El cuadro de Mel bajó al barro y puso fin a la sangría de once goles encajados en las últimas cinco contiendas. En ese empeño, la aportación de Navas es imperial. Cortó y desbarató cada iniciativa sportinguista. En el último suspiro, tocó un balón que se estrelló en el larguero de Raúl Fernández.

Alivio y entrada de Pinchi, por un Moleiro que se llevó la gran ovación de la noche. Había que tener el balón y mantener a raya a un Sporting que acabó desquiciado. Devorado por su cobardía. Adiós a la depresión del noviembre negro y minutos para Pol, en otro mensaje al banquillo. Con Viera, la UD es un vendaval.

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