Fortalecido por la toma del Heliodoro, José Mel Pérez (Madrid, 58 años) tiene urticaria a la euforia. También al reconocimiento. «Solo pienso en el entreno de mañana y en la fórmula para batir al Almería». El timbre del funambulista en el corazón de la guarida chicharrera tras el (0-1) del ‘Kirianazo’, que dinamitó veinte años de dictadura. Cifras, registros, fronteras y un ascenso como broche de oro. La hoja de ruta de un infatigable de los banquillos, con 22 años de trayectoria y 736 duelos en la élite.
El intelectual del Centenariazo y azote del Tenerife dio una lección táctica a Ramis. Lo dejó desconcertado -la apuesta por Moleiro cuando lo normal era recurrir e Nuke Mfulu en el 45’ ante la lesión en el hombro de Enzo- escenificó el jaque mate del 2-E. El toque se apropió del músculo y Jesé, de falso nueve, hizo el resto. Cabalgadas con balón y sin balón para elevar su cuota de gloria. Una labor tan silenciosa como capital.
Mel provocó el silencio en el infierno tinerfeño. 1.041 días en la silla eléctrica de Las Palmas y la capacidad de aniquilar a los herejes. 126 duelos con la UD y tres victorias ligueras ante el ogro del Teide, hito inalcanzable en la historia de los clásicos canarios. Es míster kryptonita, el demonio para los tinerfeños y un enviado de Dios para el partenón de Siete Palmas.
Vicente Dauder también se midió en tres ocasiones al ‘Tete’, pero dos fueron en Copa. Canonicen al novelista Mel. El estratega amarillo ocupa la cuarta plaza en el ranking histórico de los preparadores de mayor recorrido (126) y tiene a tiro al mito Molowny (130).
Este domingo en el Gran Canaria (20.30 horas, Movistar #) , la UD de Mel desafía al líder Almería en el duelo 127 del gran embajador del sentimiento amarillo. En febrero, ya lucirá la posición de bronce tras desbancar al exseleccionador nacional y extécnico del Madrid con los pulsos ante el primer clasificado, Fuenlabrada, Real B, Cartagena y Burgos (duelo 131, el 13 de febrero). Ya solo le quedaría pulverizar las marca de Roque Olsen (145) y Sinibaldi (166).
Con 44 victorias, 40 empates y 42 derrotas, la travesía de Mel comenzó el 3 de marzo con su presentación. Alzó el telón en Riazor (0-1) y acabó en la 12ª plaza en el aquel curso 2018-19. Fue el ciclo del despilfarro con Toni Otero como director deportivo y los 19,2 millones del tope salarial -el segundo más alto de la categoría-. En la 19-20, con la competición frenada por el virus, alcanzó la novena posición, un estatus que repitió en la 2020-21. El techo de Mel fue la tercera plaza de la pasada primera vuelta.
Desde el 10 de marzo del 2019 al 9 de junio -catorce partidos para echar el cierre-, Mel solo pudo sumar cuatro triunfos. Desechada la opción de promoción de ascenso, en la siguiente (19-20), con Viera y Pedri, permanecieron durante tres fechas en la zona de privilegio. Fue el primer paso. Estalló la pandemia tras el (4-0) ante el Sporting de Gijón en El Molinón. El parón de dos meses, cambió para siempre la fisionomía de la profesión. Ya con Rubén Castro, la UD ganó cinco de once -fue el segundo mejor equipo en ese tramo y solo superado por el Huesca, que lograría el ascenso a Primera-.
En la 20-21, el 29 de noviembre del 2020, perdía 0-2 ante el Sporting. Con un Kirian portentoso, se completaba una remontada de cine. Rober (2) y Espiau evitaron el final del ciclo del novelista.
En los días previos al Tenerife-UD, el presidente de la entidad grancanaria, Miguel Ángel Ramírez, volvió a lucir su fe ciega en Mel. «Cuenta con todo nuestro apoyo». Llegó el 0-1, en el clásico de las restricciones. La derrota ante los de Ramis hubiese firmado una secuencia diabólica: un triunfo en ocho jornadas y con el ogro del Teide a diez puntos. El escapista lo volvió a hacer, con la elegancia de la sociedad del Lamborghini: Viera, Moleiro, Jesé Rodríguez y Kirian. El tanto del de Candelaria dignifica la labor silenciosa del novelista. Siempre en un segundo plano, ocurrente con su humor castizo - «el fútbol es como una peluquería de señoras»-, el destino parece aliarse con Mel.
Líder en pases y regates
Con Loiodice y luego con Moleiro, desde la versión más solidaria de Jesé a terminar con Sadiku de nueve. Variantes y registros bajo un denominador común: la elegancia. «No vamos a cambiar ahora nuestra forma de jugar; eso sería un error», advirtió Viera, unos días antes del clásico del aforo.
Mel ratificó la oratoria del ‘21’, para una UD que se siente cómoda con el esférico -lidera la posesión con 58%-, es primera en regates (443) y pases (10.920). Un ecosistema para el deleite del seguidor que lleva 16 fechas en el playoff.
