Probablemente el Estadio Municipal de Cartagonova sea el único campo de fútbol en el que Raúl Navas sabe de antemano que le van a pitar sin que medie lance del juego alguno. El motivo tiene que ver con algo que sucedió el pasado mes de julio, en plena pretemporada, cuando el sevillano, hoy jugador de la UD Las Palmas y entonces del FC Cartagena, rompió supuestamente el acuerdo de palabra que tenía con la entidad murciana para renovar hasta 2023, pagó su cláusula de rescisión de 15.000 y firmó por el club amarillo.
Cada uno defiende una versión de lo sucedido. El Efesé, por su parte, asegura que el central cambió de opinión de buenas a primeras y les dejó tirados; el futbolista, de su lado, niega que eso hay sido así. Sea como fuere, el pago de una cantidad de dinero irrisoria en el mundo del fútbol acrecentó el malestar de los dirigentes de su antiguo equipo, que acababan de regalar prácticamente a un efectivo que consideraban fundamental de cara a la presente temporada, y que de hecho lo fue la pasada desde que llegó en el mercado de invierno para lograr la salvación.
Firmado por una temporada con opción a otra, es un fijo en el equipo y seguirá un curso más
Pero Pepe Mel ya había convencido a Raúl Navas, tal y como reconoció el propio jugador en su presentación, y Luis Helguera, que mantiene una gran relación con su representante, que también lo es de Rober y Pejiño, puso en marcha el operativo que acabó con 15.000 euros en la sede de LaLiga para que el futbolista obtuviera la carta de libertad y pusiera rumbo a la Isla.
No lo hizo, porque Raúl Navas se sumó a la concentración del equipo en Marbella. De hecho, estaba ya preparado para entrenar la misma tarde en que la expedición aterrizó en Andalucía. Sólo dos días después, jugó sus primeros minutos como amarillo en un amistoso frente al Espanyol que la UD ganó –1-0, con gol de Rafa Mujica–.
Fue la demostración de que Mel le quería como el nuevo jerarca de la defensa de Las Palmas, como el hombre que debía poner fin a los desastres en la retaguardia que habían lastrado al equipo el curso anterior –fue el segundo más goleado–. Además, también estaba llamado a iniciar el juego por su buena salida de balón, cuestión que el exentrenador también consideró fundamental para querer incorporarle al plantel.
Firmó por una sólo temporada con opción a una más, seguramente en función de un número determinado de partidos jugados que cumplirá sin problemas, por lo que se vislumbra un curso más de Raúl Navas en el UD.
Si está cerca de ello es porque sólo se ha perdido cuatro partidos hasta el momento, los que se disputaron desde que se lesionó en Anduva y regresó en los Juegos del Mediterráneo: Ibiza, Burgos, Ponferradina y Cartagena.
Fue un fijo para Mel, que pese a que Ferigra y Curbelo habían formado una gran pareja en su ausencia, le introdujo unos minutos desde que pudo para al partido siguiente, el derbi de la primera vuelta frente al Tenerife, devolverle la titularidad en sustitución del ecuatoriano.
El domingo pasado, en el debut de García Pimienta como técnico, su rol fue el mismo. Ha completado todos los encuentros desde el 24 de octubre –contra el Alcorcón– y suma ya 1.771 minutos. Aún no ha marcado, pero si ha dado una asistencia, a Jonathan Viera en Almería para el empate final (1-1).
Ahora vivirá algo que no le pasó ni en Ipurua ni en Anoeta, los otros campos que fueron su casa y a los que luego volvió, porque su marcha del Cartagena se produjo por la puerta de atrás. El Cartagonova no lo olvida.
Los 23 convocados de la UD Las Palmas para la cita de Cartagena entrenaron ayer en La Manga –en la imagen, García Pimienta y algunos jugadores al entrar en el campo–, localidad situada a pocos kilómetros del lugar del partido. |
