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Jonathan Viera: "Las sensaciones no son buenas y ese es el principal problema"

"Intento buscar soluciones un poco a mi manera y quizá en muchos aspectos me equivoco", reconoce el capitán, que al mismo tiempo llama al optimismo

Jonathan Viera, en acción contra el Zaragoza Lof

Ni resultados ni sensaciones. Cuando los primeros no acompañan, y es el caso de la UD Las Palmas, las segundas sirven como sustento, como argumento para creer que la tendencia puede cambiar. Pero cuando ni siquiera estas aparecen, el fracaso es irremediable. Así está ahora el cuadro amarillo, o por lo menos es el diagnóstico que da Jonathan Viera, capitán y líder indiscutible del vestuario. De alguna manera vino a decir que el cambio de García Pimienta por Pepe Mel de nada ha servido por ahora, y aunque luego avaló el método del técnico barcelonés, porque también cumplió su misión de lanzar el mensaje de optimismo que todos esperaban, no ocultó que hay muchas cosas que desde el presidente hasta los jugadores, con él a la bandera, han hecho mal.

Tras confesar que "ha sido una de las semanas más complicadas en lo que llevamos de temporada" porque tras las últimas derrotas ante el Burgos y el Zaragoza "el equipo no está donde todos queríamos a estas alturas", Viera, sentado a solas frente a una cámara y un dispositivo con el que aún se comunica la familia de la UD con el exterior, comunicó el peor de los síntomas del equipo cuando fue cuestionado por qué había supuesto el cambio de entrenador.

"Diferencias hay; los entrenadores son diferentes. Pepe trabajaba de una manera y el míster ahora trabaja de otra. En cuanto a sensaciones, la verdad que no son buenas. Lógicamente, no son buenas las sensaciones que tenemos y ese está siendo el principal problema, porque tú puedes no estar consiguiendo el objetivo pero que las sensaciones sean otras. Contra el Burgos quizás las sensaciones sí fueron otras, tuvimos mala suerte, pero el otro día en Zaragoza hicimos una primera parte que no fue nada buena y te va condicionando. Es lo único que veo", comentó el '21'.

El diagnóstico, pesimista a corto plazo, contrastó luego con sus intentos por mantener a la afición enganchada mediante el mensaje de que el ascenso todavía es posible, a pesar de que el quinto puesto está a seis puntos y el sexto, a tres, lo ven muy de cerca hasta nueve equipos. Entre los motivos del fiasco de la UD hasta el momento destacó la poca producción fuera de casa, la pérdida de solvencia en el Gran Canaria, la fragilidad en las acciones a balón parado o la falta de puntería en el ataque, pero también su poca aportación. El Viera más crítico consigo mismo salió a la luz.

"Está claro que llevo un año un poco apático. Estuve cinco meses parado por la rodilla y cuando empezaba a coger el ritmo me pasó lo del dedo -fractura en el pie que le tuvo fuera durante cuatro partidos-, luego el covid -se perdió el partido de Fuenlabrada-... Ahora estoy empezando a arrancar un poco. Estas últimas semanas empiezo a encontrarme otra vez un poquito mejor de forma. El fútbol va evolucionando y yo me tengo que adaptar también a los nuevos tiempos. ¿Si cada vez disfruto menos en el campo? Pues posiblemente sí. ¿Y cada vez hay más presión? Pues posiblemente sí. Yo nunca he sentido la presión como una obligación. Yo juego al fútbol porque me lo paso bien. El día que ya no lo sienta así, levantaré la mano, cogeré mi maleta y me iré a mi casa, porque yo no estoy en el fútbol para sufrir. Cuando la situación no está bien es más complicado disfrutar, eso está claro", explicó.

Luego, en referencia a si pretende hacer en el campo más de lo que le corresponde, lo que podría perjudicar al equipo, reconoció un cierto ansia en momentos determinados. "Seguramente, cuando la cosa no va bien intento buscar soluciones un poco a mi manera para intentar que la cosa cambie y quizá sí, en muchos aspectos me equivoco porque voy a zonas donde no tengo que ir. Lo hago para ayudar a mis compañeros, para que la dinámica cambie, siempre teniendo esa personalidad de cambiar las cosas cuando van mal, y ahora no estoy pudiendo. Lo voy a seguir intentado, eso que no le quepa duda a nadie", confesó el capitán.

Viera no quiso responder a la cuestión de si no defiende lo que debería y, en consecuencia, tal circunstancia perjudica al equipo, tal y como aseguró JIM, técnico del Zaragoza, el domingo pasado tras la victoria de los suyos. En cualquier caso, sí entonó el mea culpa del vestuario, aunque con un dardo a los responsables de la entidad. "Culpables ahora mismo somos los jugadores, que somos los que salimos a jugar. Está claro que cuando la situación no va bien hay muchas cosas que no se han hecho bien, eso está claro y no hay que obviarlo, pero los jugadores somo los que jugamos los partidos. Buscar otros culpables es buscar excusas donde no las hay; eso es de gente mediocre y yo creo que aquí no hay gente mediocre. Al final de año se valorará lo que el club ha hecho, lo que ha hecho el entrenador, lo que han hecho los jugadores y lo que ha hecho el presidente y los que mandan", sentenció.

En ese sentido, se refirió a la vista de Miguel Ángel Ramírez el miércoles: "El presidente vino ayer para dar ánimos a la plantilla, para decir que tiene mucha confianza en nosotros. Le conozco desde hace muchos años y es la vez que más positivo le he visto y eso es bueno para los chavales. Si se crea una tensión con el club no beneficia a nadie".

Había reaparecido ya el Jonathan Viera más oficialista, el del discurso optimista. "Hay que seguir. Quedan 14 partidos y yo tengo la confianza de que lo podemos hacer. Ya lo hicimos una vez donde pasamos una situación muy parecida -en el ascenso de 2015-. Para la gente de la calle no será lo mismo, pero para mí, que estaba aquí dentro y sé lo que se vivió en el vestuario, fue muy similar. Estoy convencido de que lo podemos solucionar. Eso sí, hay que creer, porque si no creemos nosotros, por mucho que la gente crea o el club crea, no lo vamos a lograr", señaló.

"El partido del sábado para nosotros es vital porque no se nos pueden escapar más puntos sobre todo en casa, donde hace mucho tiempo que no ganamos. Si ganamos nos enganchamos otra vez a esa parte de arriba que es donde todos queremos estar y sobre todo le damos una alegría a nuestra gente, que en estos últimos tiempos está sufriendo un poquito. La idea es ganar y enganchar, que crean, que quedan 14 partidos y todo es muy posible", agregó en el mismo sentido.

Para ello, y pese a que primero había dicho que las sensaciones no son buenas, consideró que el sistema 4-3-3 del nuevo técnico es el ideal. "Si nosotros vamos al Gran Canaria y metemos dos líneas de cuatro y dos por delante, y nos replegamos en nuestro campo, al minuto 20 la pitada es criminal. Porque no sabemos jugar así, porque la gente de aquí no entiende el fútbol de esa manera. Está claro que como no estamos ganando se quieren buscar soluciones por todos lados, pero yo creo que estamos haciendo las cosas bien. Esto es un proceso. Creo que lo que propone el cuerpo técnico le viene espectacular al equipo", dijo. Una incongruencia, pero palabra de capitán.

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