¡Eureka! Diez jornadas, treinta puntos y el más difícil todavía. Bajo la mirada de asombro de Ronaldo Nazario, propietario del Valladolid, y la frustración de Roque Mesa, el semblante de Xavi García Pimienta permanecía imperturbable en las entrañas de Zorrilla. Como el que va a comprar el pan. El mismo que lucía tras sucumbir en La Romareda tras el fallo surrealista de Hernani o tras llevarse el batacazo del año con un Girona (1-3) que parecía el AC Milan de Sacchi, solo unos días antes.
El estratega barcelonés había diseñado su obra maestra, un lienzo victoriano que ya luce en el Museo del Prado de la UD. Hermosa, pero sin efectos pragmáticos en la tabla clasificatoria -se suben cuatro puestos y se recorta uno con el playoff de ascenso-.
«Confío en mi trabajo», dedicó a su club de fans con una leve sonrisa. Cero venganzas. Álvaro Valles sí pasó ‘facturitas’ en zona mixta: «Algunos nos daban por muertos». En la 32ª jornada, la UD, made in Pimienta, jugó mejor que la UD, made in Pepe Mel. Fue el mejor partido de la temporada 21-22, dando una lección de fútbol y mostrando un notorio rigor defensivo ante un plantel con 30 millones de tope salarial, que no sucumbía en su estadio desde el pasado septiembre ante el Tenerife.
El debate está servido, pero en la prensa vallisoletana no dudan en catalogar que pasó un terremoto tropical. ‘Fue un sonoro repaso’, tituló una de las cabeceras. Otro de los titulares es ‘Preocupante viaje al pasado de la Pacheneta’, así como ‘Zorrilla dobló la rodilla seis meses después’.
Ejecutor de hielo
El gol de Sadiku, al más puro estilo Julio Salinas, la arrancada de Alberto Moleiro,que dejó atrás a cuatro rivales en un eslalon prodigioso, los reflejos de Álvaro Valles, la serenidad de Eric Curbelo, la elegancia de Kirian, la inteligencia de Viera para darle el punto atmosférico preciso a cada minuto.
A pesar de las ausencias -Enzo, Fabio, Mujica, Navas y Pejiño-, la UD encontró en Saúl Coco ese central prometedor, que puede fulminar el debate de las ‘hermanitas de la Caridad’. Por encima de la calidad del plantel, confeccionado por Helguera con más sombras que luces, lo que faltaban era jugar a otra velocidad y no conceder en el jardín de Valles como si de una comparsa de carnaval se fuese. Se dieron todas las condiciones, sumado a una presión asfixiante. Y eso que Jesé pasó de puntillas -malgastó una clara ocasión y estuvo lejos de su nivel-. Pimienta aprendió la lección.
El ‘Centenariazo’ con el misil de Kirian Rodríguez disparó las credenciales en el primer duelo de 2022. Bailar al ‘Tete’ en el Heliodoro elevó al novelista Mel a los cielos. El técnico madrileño ganó dos partidos de visitante ante la Real Sociedad B y el bloque chicharrero. A esa cosecha, hasta siete alegrías de local (9 victorias, 24 duelos). En el Heliodoro, con una propuesta de toque, contundencia y Jesé de nueve, los amarillos presentaron su candidatura al ascenso. Luego saltó por los aires en Fuenlabrada. Con Pimienta, ocho duelos y dos victorias, las dos de visitante, se detecta una evolución. Clonó el toque, pero añade los saques en largo de Valles y un trabajo más sucio sin balón. El barcelonés busca su estreno en el Gran Canaria ante el Leganés el próximo lunes. Con un millar de debates en el verde: Sadiku o Mujica, Navas o Saúl Coco, Alberto Moleiro o Fabio González...
Con Luis Helguera planificando la plantilla de la próxima temporada, tomar Pucela deja a la UD pendiente de una remontada imposible. De seis a siete victorias son necesarias para el triple salto mortal. Leganés, Ponferradina y Amorebieta bailan en el horizonte.
Viera demostró su condición de director de orquesta. Se alejó del área para fabricar toneladas de magia. Generador infinito de arte. El tanto de Sadiku activó la reconciliación con la afición. El ‘21’ presenció en el Bernabéu el (0-4) del Barça del que fuese su socio Pedri en la 2019. El cerebro del genio de La Feria es la única garantía. Así como la cintura de Pimienta.
