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La herida que aún duele

UD y Oviedo rememoran el sábado la promoción de 1998 en la que los carbayones salieron victoriosos pese a caer en el Estadio Insular

Vinny Samways realiza una entrada sobre Peter Dubovsky, fallecido hace unos años, en el partido de vuelta de la promoción entre la UD y el Oviedo, el lunes 25 de mayo de 1998. La Provincia

La UD y el Oviedo se miden el sábado en el Gran Canaria en la que es una final en la lucha por el playoff. Hace 24 años vivieron una situación parecida, pero aquella vez en una promoción a ida y vuelta. Esta última se jugó en el extinto Estadio Insular, donde los amarillos ganaron pero no lograron su objetivo.

Lunes, 25 de mayo de 1998. Era una misión imposible. La UD Las Palmas tenía que remontar un 3-0 en contra al Real Oviedo para subir a Primera. Debía hacerlo en el extinto Estadio Insular, donde aquella noche se vivió algo especial. Así lo corroboran algunos de los protagonistas de la eliminatoria que había decidir si era más fuerte el que luchaba por salvarse o el que aspiraba a ascender, como también lo ratifica la memoria colectiva de los aficionados que se dieron cita en Ciudad Jardín, porque el equipo amarillo estuvo cerca de obrar la machada. Finalmente no lo consiguió, sobre todo porque a las primeras de cambió recibió un gol en contra y debía, entonces, marcar cinco, poco menos que un milagro, pero el esfuerzo será recordado para siempre.

«Esa noche fue mágica, más allá de que el 3-1 no nos alcanzó, pero nosotros tratamos una y otra vez de atacar. En mi cabeza siempre estuvo la posibilidad de dar la vuelta y la mayoría pensó eso a medida que el partido transcurría, por calidad de juego, por situaciones, por llegadas...». Es uno de los recuerdos de Walter Reinaldo Pico, en la actualidad felizmente en Argentina y hace 24 años protagonista sobre el césped.

La crónica del periodista José Hernández.

La crónica del periodista José Hernández. Pablo Fuentes

El centrocampista marcó el segundo gol de la UD, el que significaba la remontada parcial, en el minuto 65, lo que dio alas al conjunto que entonces dirigía Mariano García Remón, hoy «apartado de todo», tanto como para no querer rememorar lo que sucedió en aquella promoción.

En la jugada siguiente, en el 66’, Paquito Ortiz logró el tercer tanto de los amarillos y sembró de esperanza tanto al equipo como a la afición, aunque finalmente el duelo acabaría con ese 3-1. «No tengo una espina clavada, lo que tengo es la pena de no haber podido culminar una temporada que creo que hicimos muy buena. Con García Remón jugamos buen fútbol», comenta.

Pero para el que fuera interior derecho del cuadro amarillo el cruce se había torcido drásticamente en Oviedo días antes. «Nos condicionó la expulsión de Paqui en la ida y jugar con 10 toda la segunda parte. Nos costó. Aquí pudimos remontar el 0-1 y hasta tuvimos la esperanza de poder darle la vuelta a la eliminatoria. Era muy difícil, pero también vivimos aquí un ambiente muy bonito».

La portada de LA PROVINCIA el 26 de mayo del 98

La portada de LA PROVINCIA el 26 de mayo del 98 Pablo Fuentes

22.000 fieles en el Insular

El apoyo de la afición es, precisamente, lo que más destacan todos. Aquel lunes alrededor de 22.000 personas alentaron a los suyos en la lucha por un sueño que finalmente no se cumplió, y ahora, más de dos décadas después, ambos equipos vuelven a enfrentarse en la que prácticamente es una final, esta vez con más de 30.000 espectadores y en otro recinto, el Gran Canaria.

«Hacíamos vibrar a la gente, que te llevaba en bolandas. El ambiente, encima de noche, fue uno de los mejores que recuerdo. Viví lindas tardes en la Bombonera –el estadio de Boca Juniors– y en Vélez Sarsfield, pero esa noche fue increíble. La gente no paró de alentar un segundo. El Estadio Insular tenía esa mística que era espectacular, con la acústica cercana al jugador», relata Pico.

Pero la realidad más allá de todo era que la cosa se había puesto negra para la UD demasiado pronto, a los 20 minutos. «A Gamboa le dije que nunca había marcado un gol en su vida y vino a meternos a nosotros. Me quería morir», revela el centrocampista argentino. Del otro lado, el gol del central argentino supuso la tranquilidad absoluta para la mayoría de ovetenses.

Lo confiesa Iván Ania, excentrocampista del cuadro carbayón: «En el momento del gol de Gamboa pensamos que era muy difícil que se nos fuera la eliminatoria. Cuando ellos metieron el empate seguimos con esa sensación. Nos fuimos al descanso y en las segunda parte hubo dos goles muy seguidos, pero les hacían falta dos goles y fuimos capaces de resistir y aguantar el resultado».

Julio César Dely Valdés, por contra, no lo veía tan claro. «¡Vaya recuerdos! De ninguna manera pudimos pensar que se nos fuera a complicar tanto en el partido de vuelta en Las Palmas, más todavía después del gol de Gamboa a los pocos minutos», reconoce.

Sebastián Herrera –derecha– y Paqui saltan con César en un balón aéreo. Pablo Fuentes

Y añade: «Se podía decir que el partido estaba prácticamente resuelto, sin embargo, recuerdo a un público totalmente volcado con su equipo pese a la situación, a un equipo que se lo creyó más allá de las adversidades que tenía y que pudo marcar tres goles. En algún momento se me pasó por la cabeza que la cosa podía ir a peor y que Las Palmas podía marcar dos goles más, pero al final pudimos aguantar y mantener al Oviedo en Primera División».

En 1998 el conjunto asturiano ganó la partida. El sábado, 24 años después, se presenta una nueva final, esta vez por acceder al playoff en el intento de ambos de ascender. «Será una buena revancha después de tanto tiempo. Ojalá que el equipo salga victorioso y encuentre la motivación y el buen juego que está teniendo ahora para poder dar una alegría de las buenas a la afición». Es el deseo de Walter Pico.

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