El desembarco de los 800 Navy Seals del imperio pío pío. Fuerzas especiales del aliento indomable en el infierno de El Teide. El derbi del playoff fue una lección de desenfreno e ingenio. Tortilla, chocolatinas Tirma, papas con mojo y una imagen de la Virgen del Pino. Directos a la tierra de lo prohibido con la pancarta ‘Por todos con todos’. Cerca de un millar de fieles de la UD Las Palmas acudieron ayer al Heliodoro Rodríguez por tierra, mar y aire. Del Fred Olsen al Binter.

La marea amarilla llega a Tenerife

La marea amarilla llega a Tenerife LP / DLP

Eugenio González, panadero de profesión en el barrio capitalino de La Feria, debutó en una cita de la pasión. Lo hizo con su hijo Artemi. Bufandas, la camisa de Juan Carlos Socorro y la advertencia de que es una travesía para toda la vida. «Es mi regalo de cumpleaños para mi pequeño que solo tiene siete años. Una ocasión histórica para el disfrute en máxima resolución. Ni final de París de Champions ni viaje a Eurodisney, en La Feria solo tenemos ojos para Manolo Vieira y la UD», recetan nada más pisar el puerto de Santa Cruz de Tenerife. Les aguarda el larguerazo de Enric Gallego y la ocasión sacada bajo palos por Moore. La presencia policial en el Heliodoro se reduce a una decena de porrazos. La entrada de los seguidores amarillos transcurre de forma pausada.

Ascenso a Primera: Tensión antes del derbi canario en Tenerife

Ascenso a Primera: Tensión antes del derbi canario en Tenerife La Provincia

En la otra orilla, comienza el vacilón. Gritos de ¡’canarión el que no bote!’ y ‘¡derbi canario: la UD Las Palmas-Vecindario!’. Para Ernesto Galván, abonado grancanario del Tenerife, la vida es un derbi. «No existe el mañana, a Ramis le pondremos una avenida si nos colamos en la final».

En un clásico sin Suso, la grada es un volcán. Folclore eterno. No se llenó el templo chicharrero, tampoco hizo falta. La marea amarilla puso la nota picante. El Tete recuperó la autoestima. ‘Adelante sin temor a la meta final’.