Por fin Sandro. Fin al culebrón del verano. Su llegada era una evidencia casi desde que terminara la temporada pasada, pero se alargó más de lo previsto en el tiempo por el acuerdo al que debían llegar la SD Huesca y la UD Las Palmas, que mantuvieron un tira y afloja durante meses hasta que el fin de semana pasado encontraron la vía para que el delantero cumpla su deseo y juegue el curso 2022-23 como amarillo. De momento lo hará como cedido, porque pese a que la intención de la UD era que aterrizara en la Isla con la carta de libertad, al final tuvo que pagar.
Ninguna de las partes ha dado a conocer las cifras de la operación, pero difieren según la fuente. Desde Pío XII aseguran a este medio que el préstamo es por una cantidad inferior a los 250.000 euros, sin embargo, varios medios de Huesca publican que esta ascendería a los 500.000 y, además, añaden que la opción de compra que se guarda Las Palmas es de 350.000 y que los amarillos deberán pagar un millón si asciende y el 10% de una futura venta. Los dirigentes amarillos, cuestionados por estas supuestas cláusulas, guardan silencio.
En cualquier caso, Sandro Ramírez se convierte en el sexto refuerzo de la UD tras los de Marc Cardona, Sidney, Álvaro Jiménez, Vitolo y Marvin. El grancanario aterrizó ayer por la tarde en Gran Canaria –en la imagen que ilustra esta información, posa con la bufanda del club en el aeropuerto– y esta mañana pasará el reconocimiento médica en las instalaciones del Hospital Perpetuo Socorro. Luego, a las 15.30 horas, será presentado en Barranco Seco, donde el equipo realizará una sesión de trabajo tras llegar desde Málaga. Será la primera vez que el isleño pose con el ‘9’.
«Volver después de 13 años a mi isla, a mi equipo, a mi ciudad, a mi casa, es algo muy especial, difícil de explicar. Todos saben lo que es la UD Las Palmas para mí. Orgulloso de tener la oportunidad de jugar y defender este escudo. Deseando empezar a trabajar y sumar», escribió el atacante en sus redes sociales. También recibió la bienvenida del que fuera compañero suyo la temporada pasada en el Getafe, Vitolo. «Ahora sí, ya estamos todos», publicó el extremo. Ambos vuelven a coincidir.
Aunque ya entrenaron juntos prácticamente desde que terminó el curso anterior con la eliminación en el playoff a manos del CD Tenerife. Días después tanto Sandro como Vitolo entrenaron en las instalaciones de la UD bajo la supervisión de Andrés Pérez, el readaptador, y lo hicieron varias veces. Querían ponerse a tono antes que nadie. En ese momento, los dos tenían claro que, de una u otra forma jugarían juntos como amarillos este curso.
El del ‘7’ es su segundo regreso; el del ‘9’, el primero. Sandro se fue de la entidad en edad de cadete y ahora vuelve con 29 años después de nueve campañas como profesional y con la meta de jugar con el equipo de su tierra en Primera División. Su carrera, que parecía fulgurante tras su irrupción con el filial FC Barcelona en 2013, no ha ido por el camino que esperaba, sobre todo después de que marcara 14 goles con el Málaga CF en la temporada 2016-17.
Su buen hacer llevó al Everton a pagar 6 millones por él, sin embargo, nunca cuajó en Inglaterra: salió cedido sucesivamente al Sevilla, a la Real Sociedad y al Valladolid hasta que llegó libre al Huesca, con el que descendió en la 2020-21. El año pasado, encontró cobijo en el Getafe, con el que marcó tres goles en 29 partidos.
Ahora regresa para ser la referencia ofensiva de la UD. Se reencontrará con Xavi García Pimienta, que le entrenó en las categorías inferiores del Barça, como a Marc Cardona. Ambos, ante la rareza de la llegada de otro atacante, y con el permiso de Ale García, están llamados a poner nombre al gol.
