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La noche loca de Marc Cardona

El delantero firma dos dianas, la primera tras una asistencia mágica de Moleiro y otra de pena máxima, en la fiesta del oficio | Álex Suárez, de lateral, se lleva la segunda ovación

El atacante tinerfeño de la UD Las Palmas Alberto Moleiro controla el esférico, rodeado de rivales del Andorra, ayer, en la disputa de la tercera jornada. | | JUAN CASTRO

Con tres dianas en 269 minutos de competición, el ariete leridano se toma su particular venganza. Con Sandro en el palco, escenifica la reivindicación perfecta. Se suma al recital de Valles, invicto, y a la mano bendita de Pimienta. El estratega barcelonés alzó el puño al término de pulso con la mirada puesta en la Naciente. Dueño y señor de un bloque de múltiples registros, que entregó el balón y encontró el paraíso. 

El puño de Pimienta. Por aplastamiento, la UD más pragmática escenifica un inicio perfecto con el estratega barcelonés elevado a los altares –tres partidos, seis goles, siete puntos y cero tantos en contra–. Le dio una lección a Eder Sarabia, que sigue abrazado a la pelota, abrazado a la estupidez. Fue un ejercicio de autor con el bigoleador Marc Cardona como rey.

El partenón ovacionó a Suárez (retirado en el 83’), que no es un invento, y se rindió a la pegada atómica del ariete leridano en esta escalada hacia la perfección fundamentada en lo inesperado. El repertorio futbolístico de la UD se multiplica con el paso de las jornadas con una madurez deliciosa. Ya no cautiva desde el toque y la posesión estéril, ahora aplasta al enemigo desde el catenaccio. Pimienta, Marc, Suárez y lo bello.

Tres tantos en tres duelos para sepultar la figura galáctica de Jesé. Un viejo recuerdo. Exhibición de Valles y un segundo puesto en la tabla que invita al debate con un 34% de posesión. La UD, con Viera, Sandro y Vitolo en el palco, dominó el arte del oficio y la precisión. Le dio el esférico al Andorra para luego machacarlo a la contra. Una jugada maestra, hasta la cara de Eder de estupefacción venía en el lote. Pecó de principiante.

Pimienta alzó el puño y lo festejó con la Naciente. El plan había salido a la perfección y explotó el éxtasis

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La explicación del éxito de la nueva UD se fundamenta en el orden. En la variedad táctica. El penalti sobre Benito llegó gracias a un balón largo. Un pelotazo. La gloria no es para kamikazes. Marc conquistó su lado más salvaje y fue el héroe inesperado. La lesión de Álvaro Jiménez fue el único borrón en una exhibición de oficio. Sobre todo de personalidad. El instinto del nueve que fue maltratado en el verano de las dudas. Aprovechó una asistencia de chocolate de Moleiro y luego asumió la responsabilidad para lanzar desde los once metros. Fe y determinación. Su noche loca.

Cuando se alza el telón, el ariete leridano responde con tres tantos en tres apariciones. Eric Curbelo coqueteó con el gol pero estrelló el esférico en el travesaño. Verticalidad, robos, velocidad y la inspiración del ‘10’. El rostro angelical que convierte a la UD en una maquinaria perversa. Viva Moleiro.

Cóctel de alto voltaje. Las concesiones de un Andorra de cartón en la zaga fueron aprovechadas a la perfección para dominar el primer acto. Y luego parapetarse en la fórmula italiana. La contienda setienista fue para el nueve que fue vilipendiado.Venganza de oro.

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