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La UD, obtusa ante los muros

El equipo amarillo, segundo e invicto, tiene el reto de encontrar la manera de atacar las defensas cerradas de los rivales | La lentitud y el exceso de confianza de Santander, lastres

Jonathan Viera maneja el balón junto a Mboula –izquierda– y Mantilla en una acción de la segunda parte del Racing-UD del domingo pasado. | | LOF

La UD Las Palmas pudo comprobar en los Campos de Sport de El Sardinero que el camino a la Primera División está lleno de piedras que precisan de una concentración extrema y de ningún exceso de confianza para no tropezar en ellas. El Real Racing Club fue un claro ejemplo de esos obstáculos. Venía de ganar en Gijón, pero estaba en puestos de descenso por las cuatro derrotas anteriores. El cuadro amarillo, por contra, llegaba líder a la cita y debía vencer para mantener tal condición, pues el Alavés acababa de ganar su partido al Huesca. Era, por tanto, favorito, sin embargo, pecó de relajación antes y después de la expulsión de Pombo y lo pagó con un empate en un campo donde todo se le había puesto a favor para llevarse los tres puntos.

De alguna manera, la UD revivió algunos de su pecados del pasado tales como la fragilidad defensiva en el tramo inicial del encuentro fundamentalmente por la falta de intensidad, o la parsimonia a la hora de mover el balón, lo que facilita la tarea al rival. Al final no encajó, pero pudo haber recibido tres en la primera parte, y optó a la victoria en los últimos compases del choque sobre todo porque tenía un jugador más, pero habría sido demasiado injusto. La sensación que dejó, en cualquier caso, fue de un equipo por debajo del nivel que había mostrado en las cinco jornadas anteriores.

La peor UD del curso coincidió con las primeras apuestas fallidas de Xavi García Pimienta, que hasta la visita a Santander había acertado todas salvo la de Marvin en Mendizorroza. Dejó en el banquillo a Nuke Mfulu por miedo a que se rompiera el isquiotibial en el que arrastraba molestias desde hacía semanas y le salió mal: Las Palmas fue más vulnerable; y más llamativo todavía, sentó a Moleiro en vez de a Óscar Clemente para dar entrada a Jonathan Viera. Tampoco tuvo fortuna, porque el tinerfeño fue el mejor del equipo en la segunda parte y el que dinamizó el ataque amarillo –suyas fueron las mejores ocasiones, con un disparo al poste incluido–.

La explicación que dio el técnico a la suplencia de Moleiro fue un plan establecido para que sustituyera a Viera, aún sin estar al 100%, aproximadamente en el minuto 60 con el objetivo de que un talento supliera al otro sin que apenas se notase, pero como la UD se fue al descanso con un futbolista más entendió que el ‘21’ no tendría que correr demasiado hacia atrás y, por tanto, podría convivir con el ‘10’.

Lo cierto es que por unas cuestiones u otras Viera y Moleiro sólo han coincidido en el campo en el segundo acto ante el Racing, aunque la idea era que no lo hicieran, y en la primera jornada, frente al Zaragoza, hasta que el tinerfeño fue sustituido en el minuto 71. Cabe recordar que el capitán estuvo lesionado durante tres jornadas y cuando reapareció, ante el Leganés, lo hizo en sustitución de su socio. Y en El Sardinero el plan era que tampoco estuvieran juntos, tal y como sucedió en la mayoría de los partidos de la pretemporada. No es que García Pimienta considere que su equipo es mejor si no coinciden, pero ya ha demostrado que sí contempla una UD sin uno de los dos genios.

El domingo que viene ante el Granada (20.00 horas) Moleiro causará baja por estar concentrado con la selección española sub 21 y sumará un partido más sin jugar junto a Viera. Su ausencia significará un arma menos para tratar de derribar el muro que se supone que instalará el cuadro nazarí en su defensa para tratar de salir airoso de Siete Palmas.

Ante esos equipos la UD no ha sabido manejarse, aunque tampoco perdió. Contra el Zaragoza, el Alavés y el Racing al menos sumó un punto, pero frente al Málaga, el Andorra y el Leganés, que se fueron alegremente arriba y dejaron espacios, Las Palmas fue letal. Demostró que sabe jugar sin la pelota y salir a la contra, sin embargo, en Santander repitió la lentitud de muchos de los partidos que no ganó la temporada pasada y no fue capaz de ganar.

Es el siguiente reto de los amarillos: aprender a derribar las murallas que muchos de sus rivales pondrán en su área sabedores de que se nublan ante él.

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