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Cuando todo sale de cara

Lo que era nada acaba por ser gol de la UD y roja para Yuri gracias al VAR, y todo cambia

El amarillo Eric Curbelo lucha un balón por alto con Edu Espiau. | | LOF

Todo sale bien a la UD, desde las apuestas de García Pimienta hasta los avatares que le sonríen; ayer, una jugada que había acabado en nada terminó en gol amarillo y expulsión de un rival.

Una jugada que en principio había acabado en gol anulado a la UD Las Palmas terminó por significar tanto legal, a la postre el de la victoria, y expulsión de un rival. El VAR, esta vez, sonrió a los amarillos, y aunque la SD Ponferradina emitió un comunicado oficial en el que mostró una queja airada por lo que consideró un agravio por parte de los árbitros, lo único que hizo fue impartir justicia. Porque el pisotón de Yuri a Jonathan Viera, aunque sin intención, fue como para mostrar la tarjeta roja al brasileño y porque Andone estaba por detrás del balón cuando Álvaro Jiménez le buscó.

Pero la corrección del videoarbitraje no fue el único golpe de suerte para lo amarillos, sino que el gol en sí ya supuso otro, porque el remate del delantero rumano no fue ni eso: un mal despeje del portero Amir acabó con el balón en el talón del atacante, que no había llegado a tiempo a cabecear y ya se encontraba en el suelo, y de ahí se fue a la red. De alguna manera, el meta iraní revivió una jugada de peligro que había terminado producto de un error suyo.

Como el viejo proverbio dice que la suerte sonríe a los más audaces, la UD podría encontrar en ese axioma el argumento a su fortuna porque siempre propone más que su rival, sin embargo, hasta ese minuto 27 el partido de El Toralín estaba atascado, y si bien había tenido el control del choque bajo la batuta de un Jonathan Viera más que sobrado, apenas se había acercado a la portería contraria.

La UD ganó, puede decirse sin que nadie se lleve las manos a la cabeza, por varios golpes de fortuna en una acción concreta, sin brillo y con un juego más tosco de lo habitual, pero este equipo se ha acostumbrado a ganar de cualquier manera. Lo ha hecho con la posesión de la pelota, al contraataque, con el control y también con la suerte. Todo ello, además, sin apenas sufrir.

Porque el cuadro amarillo, si bien vio en El Toralín los fantasmas de dos semanas antes en Anduva, donde se dejó dos puntos en los minutos finales cuando tenía dos goles de ventaja, apenas sufrió. La sensación final, tal y como transmitieron los jugadores y el entrenador, fue de sufrimiento, pero la realidad es que la Ponferradina no tiró: Valles se fue del partido con una sola parada, en los primeros minutos, y sumó su novena portería a cero del curso. Sólo encajó en dos de los 11 encuentros. Y así la suerte luce más, con trabajo para que llegue sola.

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