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Guiñote para olvidar

Seguidores de la SD Huesca recuerdan el paso de Sandro por el club con indiferencia | «Él estuvo a disgusto; tenía la sensación de que venía a un equipo pequeño», sostienen

Cuatro aficionados de la SD Huesca sostienen una de las camisetas de su equipo en el bar Reinols, lugar que frecuentan para jugar a las cartas. La Provincia

Sandro Ramírez jugó 20 partidos con la SD Huesca en la temporada 2020-21 y nunca volvió a hacerlo pese a que tiene contrato con el club. De hecho, está cedido en la UD, que deberá pagar una indemnización si García Pimienta decido alinearle en cualquier momento. Su paso por la entidad azulgrana no dejó buen recuerdo, sino más bien indiferencia. Varios seguidores del equipo dan su opinión sobre el grancanario.

Cae la tarde en Huesca y muchos se recogen. Aquí, como en otros tantos puntos de España, la siesta es sagrada, más todavía cuando un calor incluso sofocante por momentos gobierna el Alto Aragón para sorpresa de sus habitantes, habituados a tiempos más fríos a estas alturas del año. Otros, en cambio, se dejan caer por los bares, algunos de los cuales enseñan banderas, bufandas y escudos de la SD Huesca, el equipo representativo de la ciudad. Es viernes, la tarde también está para tomar algo. Y también para jugar a las cartas, en este caso al guiñote, variedad del tute autóctona de la localidad y que entretiene a un grupo de seguidores del equipo.

Acaban de ver en las noticias de la televisión local que Sandro Ramírez va convocado con la UD Las Palmas para el partido de esta tarde (15.15 horas) y están informados de que la entidad amarilla deberá pagar «200.000 euros» –según el mismo medio– al Huesca si García Pimienta decide que entre en el campo un sólo segundo. El nombre del grancanario les suena lejano, como el de alguien que pasó por allí pero no dejó huella alguna. No le tienen simpatía, pero tampoco odio por lo que aconteció el verano pasado.

«Sandro ahora mismo en el Huesca sería el mejor porque los delanteros no valen para nada», sentencian

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«A mí no me gustó cómo jugó. Este jugador no acabó de cuajar aquí», sentencia José Luis Callén, socio de la entidad azulgrana desde hace muchos años. «No sé exactamente lo que pasaría, pero algo habría porque se comentaba por aquí. Cuando lo trajeron, los periodistas de Huesca le dieron basta cancha. Nos lo vendieron como a un muy buen jugador, pero la verdad que no lo demostró», asegura sobre el futbolistas que jugó 20 partidos en la temporada 2020-21, la del descenso a Segunda División.

José Antonio Subirías, amigo suyo, interrumpe para añadir: «En ningún sitio de los que ha estado ha hecho nada». Cuando el colega le pide que no exagere y le recuerda que militó en el FC Barcelona con cierto protagonismo y destacó en el Málaga CF, apostilla: «Se lo querían quitar porque cobraba mucho. Sandro dejó poco de bueno aquí porque jugó poco. Estuvo lesionado varias veces por problemas musculares, aunque también te digo, Sandro ahora mismo en el Huesca sería el mejor porque los delanteros del Huesca no valen para nada. Y los que tenía el año pasado, tampoco. Luchador es, pero efectivo de cara a la puerta... No es goleador».

De alguna manera, el isleño, que llegó a la UD cedido por el Huesca después de semanas de negociaciones turbulentas que acabaron con el pago de 500.000 euros por parte de la entidad de Pío XII por un curso de cesión –más 350.000 para tenerlo en propiedad si no sube, o de un millón si asciende–, despierta una cierta indiferencia que también demuestra Enrique Barbuzano, un aficionado más joven. «Aquí estuvo a disgusto. Yo creo que él tenía la sensación de que venía a un equipo pequeño. De hecho, alguien escuchó a otro alguien decir el día de su presentación en el hotel Abba –donde se hospeda la UD en Huesca–: ‘Qué haces aquí en el Huesca si podrías estar en cualquier otro equipo mejor’. Y él respondió: ‘A ver si hago un buen año y ya salgo al siguiente», recuerda.

Ahora Sandro regresa a El Alcoraz, pero con la camiseta de la UD, aunque no jugará salvo hecatombe. Mientras, en Huesca sólo quieren olvidar.

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